Lo dijo Juan Carlos Molina, dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias en Veracruz: «La gente ya está cansada de guerra sucia. Quieren propuestas, ideas para mejorar sus condiciones de vida, para sacar a Veracruz adelante».

Y sin embargo, la mayoría de las opiniones sobre el debate realizado la tarde del lunes entre los candidatos a la diputación local por el Distrito X, en Xalapa, coincidieron en que fue «insípido», pues cada uno de los contendientes se dedicó a plantear, en líneas generales, lo que a su parecer se debe hacer desde el Congreso local para mejorar en los rubros de economía, educación y salud.

No hubo insultos, no hubo indirectas, no hubo referencias personales… En pocas palabras, no hubo sangre, y por eso no gustó.

Y es que los debates han sido tomados como parte de la parafernalia de un deplorable espectáculo de guerra de lodo disfrazada de contienda electoral.

Sentencia de los romanos: «Al pueblo, pan y circo». Para como están las cosas en Veracruz, ya no alcanza para el pan, por lo que se ha optado por duplicar la ración de circo.

Para muestra, ahí está el candidato de la alianza PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, quien se hizo merecedor de una posición preponderante en el portal del periódico El País por las acusaciones de pederastia en su contra.

Hubo temas en los que los candidatos fueron coincidentes. Todos se pronunciaron por defender la autonomía financiera de la Universidad Veracruzana, por mejorar la calidad de la educación, por combatir la corrupción y por brindar mejores servicios de salud a los veracruzanos.

Ante el micrófono, la candidata priista Corintia Cruz Oregón lució con temple y dominio de su discurso. Al hablar sobre economía propuso un mayor impulso para los emprendedores, simplificando los trámites para la apertura de empresas. Se pronunció por impulsar la Ley de Mejora Regulatoria y la Ley de Crédito a la Palabra para Mujeres Empresarias y, curiosamente, propuso dar marcha atrás a la iniciativa enviada por Javier Duarte -y aprobada por el actual Congreso local- de aumentar el Impuesto a la Nómina del 2 al 3 por ciento.

Esta es, además, una de las banderas que ha enarbolado el candidato al gobierno estatal Héctor Yunes Landa.

En educación y cultura, Corintia planteó impulsar una política dual, para que los universitarios estudien y trabajen en los últimos semestres; anunció su intención de gestionar más becas para que más niños y jóvenes puedan concluir sus estudios.

Al tocar el tema de salud, la abanderada priista propuso revisar y hacer una reingeniería en los servicios de salud; crear comedores para ampliar la cobertura y combatir la desnutrición, además de verificar que los recursos lleguen a donde más se necesiten.

En efecto, el esquema diseñado por el OPLE para la realización de estos debates ayuda muy poco para comparar posturas y confrontar propuestas. La mayoría de los candidatos se limitaron a dar lectura a tarjetas previamente preparadas y se cuidaron de no salirse de su guión.

Lucieron por su desenvoltura, además de la joven Corintia Cruz, el candidato de la alianza PAN-PRD, Uriel Flores Aguayo (de larga trayectoria en las lides políticas) y el empresario Alberto Onofre, de Alternativa Veracruzana, con una agenda específica, para representar al sector privado de la capital del estado.

No hubo sangre, y en la comparación de las propuestas, «La güerita que ayuda» fue claramente vencedora.

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