Ana Miriam Ferráez Centeno, la candidata oficialista a la alcaldía de Xalapa, hace esfuerzos extraordinarios por llamar la atención mediática con acciones que parecieran repercutir en su robustecimiento en el ánimo de organizaciones sociales y políticas e, incluso, de dirigentes de otros partidos.

Estas acciones efectistas, como la que en apariencia le han permitido agenciarse la simpatía de los trabajadores del ayuntamiento, agremiados en sindicatos adheridos a organizaciones priistas, lo que golpeó al candidato tricolor Alejandro Montano Guzmán, no tendrán efecto real el próximo 4 de junio, porque en sentido estricto pertenecen al ámbito de las declaraciones.

Lo más reciente ha sido la supuesta renuncia de la candidata a la alcaldía por el Partido Encuentro Social (PES) para sumarse a su campaña, lo que fue anunciado como la declinación de la fórmula de ese partido por considerar que Ferráez era una mejor opción. Todo ello ha sido desmentido por el dirigente estatal del PES, el expriista sureño Gonzalo Guízar Valladares.

En efecto, Guízar dijo a la prensa que era lamentable que su candidata por Xalapa, Brenda Blanco Aguilar, hubiese declinado, en una decisión que él definió como estrictamente personal, y que lo hubiese hecho a nombre del partido y su planilla.

En una nota de la reportera Claudia Montero, publicada en el portal Al Calor Político, Guízar Valladares aclaró: “Fue a título personal, sólo es ella, la planilla sigue firme, así como todos los candidatos del PES en el estado, porque nuestra única alianza es con los ciudadanos, no tenemos compromiso con ninguna fuerza política ajena a nuestro proyecto”.

Brenda, dijo, será sustituida de inmediato ante el órgano electoral y el PES seguirá su trabajo proselitista en pos de unos cuantos votos que le permitan conservar su registro, porque la verdad es que  no hay mucha fuerza en Xalapa ni de la que fue su candidata ni del propio partido.

¿Qué efecto electoral puede tener la incorporación de una persona en apoyo de Ana Miriam Ferráez? Pecaré de incisivo pero la verdad es que absolutamente ninguna. Incluso si el PES hubiera desistido de sus intenciones de participar en la contienda por la capital del estado para brindar su respaldo a la fórmula yunista, el aporte de votos hubiera sido meramente anecdótico.

En general, el PES no logra cosechar más del 2 por ciento de los votos y, en esta contienda, seguramente muy pocos electores decidirán desperdiciar su viaje a las urnas para otorgarle su sufragio a un partido prácticamente sin ninguna presencia en el firmamento político local.  Si a ello agregamos que no fue apoyo del PES, como el equipo de prensa de Ana Miriam Ferráez lo quiso aparentar, pues ya podemos imaginar qué repercusión tendrá al momento de la jornada electoral del domingo 4 de junio.

La desesperación del equipo gobernante porque su candidata no levanta ni el polvo está obligando a acciones de aparente impacto mediático pero sin ningún efecto a nivel de urnas.

Xalapa: entre Morena y Moreira

La incorporación de Ana Miriam a la fórmula oficialista significó dejar en el camino a dos candidatos con más arrastre que el que ella ha podido mostrar.

El último en ser derrotado, en los intríngulis partidistas del sol azteca, fue el exalcalde priista David Velasco Chedraui, quien era sostenido, según se ha dicho y escrito, no solo por el PAN (que con ello buscaba meter las manos en una decisión que correspondía a su coaligante) sino incluso por el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Es más, por la mismísima familia Chedraui, que anda urgida de llevarse terrenos y permisos para abrir nuevas plazas comerciales y supermercados.

El primero en salirse de la fila, pese a que ya había avanzado en las preliminares perredistas fue el empresario Nicanor Moreira, quien vio que la cosa no sería tan democrática como se había afirmado.

En efecto, lo primero que vio fue el impulso inescrupuloso en favor de David Velasco Chedraui por parte del perredismo local aliado con Yunes Linares, que finalmente lo designó candidato, aunque después sería vencido por la dirigencia nacional que encabeza Alejandra Barrales. Ana Miriam Ferráez fue ungida candidata luego de haber vencido con su impugnación contra el famoso Tontín.

Mientras David y Ana Miriam dirimían sus ansias de poder, Nicanor Moreira fue postulado por el Partido Nueva Alianza, que decidió ir solo a la elección municipal.

¿Qué ha pasado en tan solo un mes de campañas electorales? No solo se ha desinflado Ana Miriam, a la que le han estallado escándalos por su pasado personal y familiar; también ha caído el candidato del PRI-PVEM, Alejandro Montano Guzmán quien, a diferencia del Pípila, ha debido cargar la pesada losa que significa la enorme corrupción de los dos últimos gobernadores priistas (Duarte, por cierto, alcanzado por el fuego, mientras que Fidel anda calladito y operando con interpósitas personas), que le han desgastado enormemente mientras se arrastra con su débil antorcha de discursos que nadie cree.

Y, tanto por mérito propio y de los partidos que los postulan como por errores en la selección o fama de los demás, en la recta final rumbo al 4 de junio, si hemos de creer en los resultados de una encuesta levantada por Consultores de Mercado y Opinión Pública entre el 25 y 27 de mayo a 1 mil 200 personas, han quedado solos Hipólito Rodríguez Herrero, de Morena, y Nicanor Moreira, de Panal, en un empate técnico.

Según esta encuesta, que ya ha sido divulgada en algunos medios de comunicación, avanza en la cúspide Hipólito con el 21.7 por ciento de la preferencia electoral, seguido muy de cerca por Nicanor Moreira, con el 21 por ciento; más abajo, en el tercer sitio, se observa Ana Miriam Ferráez (PAN-PRD) con el 15.4 por ciento, y en el cuarto, Alejandro Montano Guzmán (PRI-PVEM), con el 6.8 por ciento. Movimiento Ciudadanos habría logrado el 2.3 %, mientras que el PT y el PES tendrían respaldos inofensivos (.3 y .2 por ciento, respectivamente). El 16 por ciento de los indecisos podría poner más difícil el pronóstico.

La mejor encuesta será aplicada este domingo 4 de junio, cuando los xalapeños acudan a depositar su sufragio en las urnas. Hasta entonces.

Y temblando, Pepe Mancha dijo…

“A Andrés Manuel López Obrador no le tenemos miedo”.

Con esta frase, dicha el jueves pasado en Córdoba, el presidente del CDE del PAN, José Mancha Alarcón, trataba de mostrar una valentía que los panistas están lejos de sentir.

Remató su envalentonado dicho con la amenaza de que si el dirigente nacional de Morena ataca, “le vamos a responder”, cuando ha sido desde el gobierno del estado que se han instrumentado los dardos más venenosos contra López Obrador cada vez que programa giras por la entidad. Y para muestras están los videítos de Eva Cadena que se han dado a conocer en El Universal.

Para nadie es un secreto el enorme miedo que le tiene el panismo veracruzano al avance de Morena. Del gobernador Miguel Ángel Yunes para abajo, la estrategia golpeadora del oficialismo se ha vuelto no solo persistente sino cada vez más agresiva.

Ha llegado ya al punto de invocar denuncias, no solo por parte del Fiscal Jorge Winckler por proteger a su hermana Ana María del señalamiento de que ella fue la que entregó el dinero a Eva Cadena, hecho por la diputada federal Rocío Nahle, hasta la denuncia penal que el mismísimo gobernador ya debió haber interpuesto contra la misma legisladora por supuestamente haber modificado una foto para que Yunes apareciera abrazando a la priista que le dio con huevazos a AMLO en HUatusco.

Luego de los dichos del dirigente nacional de Morena respecto de que la alianza PAN-PRD y el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares son responsables de los videos y del dinero entregado a quien fuera vicecoordinadora del grupo legislativo de Morena en el Congreso local para dárselo a López Obrador, el dirigente panista quiso sumarse a a la andanada solo para advertir que cada ataque tendrá respuesta.

Y confesó a la prensa sus miedos más profundos, la pesadilla que no le deja dormir: “el PRI en su desesperación y Morena en su hambre de poder pudieran aliarse” para ganar algunos municipios, pero no les va a resultar porque nadie puede ordenar a los ciudadanos ir a votar por un partido que no conocen.

Pero esos temores, él mismo los buscó esconder. Dijo que el PRI va en caída libre y Morena ya no avanza, está estancado, sus candidatos y simpatizantes se están yendo a otros partidos. “Morena está disperso”.

Si eso es cierto, por qué se preocupan, para qué invierten tanto dinero público en denostar a Morena y tantos recursos humanos en meter a la cárcel a priistas excolaboradores de Duarte en plena veda electoral, como si fueran verdaderos actos de justicia.

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