Después del lechero con canillas que se tomaron Edel Álvarez Peña y el Secretario de Gobierno Eric Cisneros, la semana anterior en La Parroquia de Xalapa, se habló, se especuló, se rumoró y se dijo mucho. Y es que la reunión levantó el revuelo que levantan los encuentros entre dos personajes conocidos y poderosos, que aparentemente no se pueden ver.

Pero no hubo ni broncas ni descalificaciones; fue una charla entre dos personas que quieren llevar la fiesta en paz. Eso sí, mientras frente a los periodistas Eric despotricó en improperios y acusaciones contra el Fiscal General Jorge Winckler, el Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado mantuvo prudente distancia; ni se enganchó ni se embarcó. Dijo lo que tenía que decir y punto.

Hasta hace unos meses esta reunión era impensable pues desde diciembre anterior tanto el Ejecutivo estatal como el Legislativo local, hicieron causa común contra Jorge Winckler y se decía que en el paquete iba Edel Álvarez Peña.

En su contra se tejieron los peores augurios auspiciados por políticos que no lo quieren, y daban por hecho que junto con Winckler también se iría el magistrado. Pero sus pronósticos les fallaron. Mientras el Fiscal General se tambalea en una cuerda muy floja, Edel continúa como titular del Poder Judicial (cargo al que llegó por unanimidad de votos) y al parecer no tendrá problemas para terminar su mandato.

El primer indicio de que con Edel no es la bronca lo dio el propio gobernador Cuitláhuac García, cuando en entrevista radiofónica negó que tuvieran dificultades: “No tengo ningún problema con él” dijo.

Y por si quedaba alguna duda, a principios de abril se organizó una reunión entre del gobernador con Álvarez Peña (en la oficina del mandatario estatal), a la que asistió el presidente de la Mesa Directiva del Congreso, José Manuel Pozos, y el mensaje fue más que claro: ni desunión, ni distanciamiento, ni pleito entre los tres poderes.

Después vino el lechero con canillas en La Parroquia con Eric Cisneros.

Edel Álvarez puede tener muchos defectos, pero nadie lo puede acusar de intrigante o peleonero. Se dedica a trabajar donde lo pongan, es institucional y repelente a la grilla palaciega. Y una de sus virtudes es que no se engancha en pleitos, por el contrario, busca conciliar y generalmente lo logra.

Así sucedió cuando en diciembre Cuitláhuac dijo que no asistiría a un desayuno convocado por los magistrados del TSJE y su presidente, en tanto no se comprobara que Álvarez Peña era ajeno a la liberación de funcionarios duartistas, que en ese mes salieron de prisión por racimos.

A esto Edel contestó que por principio de cuentas no había rompimiento entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial y tendió la mano: “Las puertas del TSJE están abiertas para el gobernador y para cualquier ciudadano cuando así lo disponga. El motivo del desayuno era para saludarlo; tiene seis días de haber asumido el cargo, por ello queríamos desearle éxito y entendemos su prudencia de no agendar un encuentro”. Y con eso calmó las aguas procelosas y amenazantes.

Por aquel mes escribí: “El magistrado (EAP) es un político con mucho oficio; fue alcalde en su natal Coatzacoalcos y líder estatal del PRI entre otros cargos importantes. Es un hombre que respeta las atribuciones de cada uno de los poderes y ante todo es institucional.

“Sabe que una confrontación entre el Ejecutivo y el Legislativo con el Poder Judicial, desgastaría la vida política de Veracruz en estos tiempos donde lo que debe prevalecer es la unidad y la concordia.

“Si alguien espera que Edel se ponga los guantes quizá se lleve un chasco. El magistrado tratará por todos los medios de conciliar y unificar; no de confrontar ni dividir”.

Y así ha sido hasta ahora.

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