En los primeros meses del presente año se dio una confrontación sin precedentes en el perredismo nacional. El tema central era la disyuntiva de ir, o no ir, en alianza con el PAN en Veracruz, habida cuenta de que el candidato sería Miguel Ángel Yunes Linares.

Un fuerte sector del perredismo, no sólo veracruzano, sino de todo el país, recordó la etapa de terror que vivió la militancia de ese partido entre 1992 y 1995, período gobernado por Patricio Chirinos, pero en el que se impuso la mano dura, desde la Secretaría de Gobierno, del hoy panista Miguel Ángel Yunes Linares.

Municipios como Benito Juárez, Chalma, Chicontepec, Huayacocotla, Ilamatlán, Ixhuatlán de Madero y Texcatepec, sufrieron en carne propia los actos de represión ordenados desde el gobierno estatal y que dejaron como saldo indígenas levantados, torturados y asesinados.

Habrá perredistas que recuerden lo sucedido en septiembre de 1993, cuando Yunes Linares organizó una serie de actos de provocación contra Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, entonces precandidato del PRD a la Presidencia de la República, durante su visita al estado de Veracruz. Fueron contratados travestis y vagabundos para insultar y hacer mofa del precandidato perredista.

En San Andrés Tuxtla aún hay perredistas que recuerdan lo sucedido el 31 de diciembre de 1995. Cientos de militantes que habían tomado el palacio municipal fueron desalojados por la fuerza por órdenes de Yunes Linares. En la trifulca murió de varios balazos Marcelino Seba Catemaxca, vecino de la congregación de Buenos Aires.

En 1997, durante un acto de apoyo al PRD en Xalapa, Porfirio Muñoz Ledo se refirió en los siguientes términos a Miguel Ángel Yunes: “Es un hombre que siempre ha practicado las artes más sucias de la política”.

Este año, cuando se tenía que decidir si el PRD apoyaría a Miguel Ángel Yunes, se dio una confrontación tan fuerte al interior del Sol Azteca, que Agustín Basave -en ese entonces dirigente nacional de ese partido y principal promotor de la coalición con los panistas- puso su renuncia en la mesa, en caso de que su propuesta fuera rechazada.

Al final, luego de prolongadas y acaloradas discusiones, Basave consiguió el respaldo de «las tribus» perredistas y ese partido se sumó a la campaña de Yunes Linares. Hace unas pocas semanas, Jesús Mancha, el dirigente del PAN en Veracruz, admitió que sin los votos que aportó el Partido de la Revolución Democrática, no habrían podido ganar la elección del pasado 5 de junio.

Hoy, sin embargo, los perredistas empiezan a ver las consecuencias de su decisión. La columna «Confidencial» del periódico El Financiero publicó el miércoles el siguiente comentario:

«Ante los ataques del gobernador veracruzano, Javier Duarte, al mandatario electo Miguel Ángel Yunes, a quien llama ‘presunto gobernador’, en el PRD deshojaban la margarita sobre si salir en su defensa o dejar pasar. Finalmente se adelantaron los Galileos, quienes dieron la cara a favor de Yunes y aseguraron que Duarte debe serenarse y hacer pacífica y civilizadamente la entrega del poder».

Hoy los perredistas han entendido que el costo de aliarse con quien fuera su verdugo, será que tendrán que salir a defenderlo.

Aunque hay quienes consideran la decisión del PRD de aliarse con Yunes Linares como una verdadera «lección de sobrevivencia», lo cierto es que muchos comparan esa medida con la historia de aquel sujeto desesperado, arruinado, que al no encontrar salida para sus problemas terminó vendiendo su alma al Diablo.

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