En el comité nacional del Partido de la Revolución Democrática prevalece un ambiente de optimismo tras el registro del llamado Frente Ciudadano con México, que también integran Acción Nacional y Movimiento Ciudadano.

El domingo pasado, el consejo nacional del Sol Azteca aprobó la política de alianzas de ese alicaído partido, muy mermado tras la desbandada de militantes que emprendieron el éxodo hacia el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena.

Podríamos decir que los cuadros más importantes del perredismo nacional ya abandonaron a esa fuerza política para sumarse al partido que lidera López Obrador.

En ese contexto, lo que queda del PRD determinó sumarse al Partido Acción Nacional para dar vida a un engendro político llamado Frente Ciudadano por México, suma de fuerzas que ideológicamente no tienen casi nada en común.

Dos días después, la Comisión Permanente el blanquiazul aprobó también dicha alianza, así como su registro ante el Instituto Nacional Electoral.

De acuerdo con los términos del acuerdo entre PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, esa alianza dio inicio este martes 5 y concluirá hasta que 2024.

Por supuesto, en un proceso electoral, una alianza de partidos no es una simple operación aritmética; si lo fuera, la suma de PAN, PRD y MC bastaría para derrotar a Morena y al PRI, dado que los tres partidos que integran el Frente Ciudadano por México son gobierno actualmente en 15 de los 32 estados del país: Acción Nacional es gobierno en Aguascalientes, Baja California Sur, Chihuahua, Guanajuato, Querétaro y Puebla; el PRD lo es en Ciudad de México, Michoacán, Morelos y Tabasco; en tanto que la alianza entre ambos cuenta con los poderes ejecutivos de Baja California, Durango, Quintana Roo y Veracruz. Por si fuera poco, el partido de Dante Delgado tiene una de las zonas metropolitanas más importantes y pobladas del país, la de Guadalajara, Jalisco.

Si únicamente se considerara el factor de los recientes resultados electorales, de los partidos por separado y en alianzas, el Frente registrado ante el INE sería prácticamente invencible en la elección presidencial.

El problema es que esas fuerzas políticas no parecen contar con cuadros competitivos para buscar la Presidencia de la República; porque aún con esa alianza, ni Margarita Zavala ni Ricardo Anaya garantizan un resultado favorable frente a López Obrador, al menos hasta hoy.

Si algo así se hubiera concretado hace una década, el resultado predecible sería una victoria tranquila en las urnas; sin embargo, hoy el PRD significa electoralmente muy poco; es más un membrete que una fuerza real, sobre todo porque Morena ha basado su crecimiento y su alimentación en muchos antiguos cuadros y militantes del PRD y en algunos casos, también del PRI y del PAN, aunque son los menos.

Así las cosas, todo parece indicar que el próximo año observaremos otra elección de tercios: Morena-PT, aunque el del Trabajo poco aporta y casi nada significa; la alianza PAN-PRD-MC, a la que se podría sumar algo de cascajo político, por ejemplo uno de los llamados partidos bonsái; y el PRI con el Verde.

Lo que todavía no queda claro, porque no se han dado a conocer los términos del acuerdo entre las cúpulas, es si ese frente será total, en las 32 entidades; o parcial; en todo caso, será interesante saber cómo entraría Veracruz en las negociaciones que realizan los partidos y grupos desde el Altiplano.

Podríamos ver, por ejemplo, a Dante Delgado Rannauro haciendo campaña a favor de Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del actual gobernador, con quien el cordobés tiene viejas rencillas políticas; o bien, podría darse el caso, aunque menos probable, de que en los términos del acuerdo nacional, Veracruz sea una de las condiciones de Dante para prestar su franquicia. @luisromero85