Muy a su pesar, Juanelo se ha convertido en el personaje público más connotado, anotado y detonado desde el jueves pasado, cuando sorpresivamente fueron tomadas las instalaciones del Palacio Municipal de Coatepec por fuerzas estatales y, al día siguiente, en su ausencia, por la instalación del Mando Único policiaco por parte del gobernador Javier Duarte de Ochoa.

Roberto Pérez Moreno, quien hace años buscaba la alcaldía coatepecana por el PRI (y ya sabemos que más habría valido que nunca fuera el edil del Pueblo Mágico), hasta ayer por la mañana fungió oficialmente como alcalde, aunque no oficiaba misa y solo se mantenía en la procesión. Por la mañana presentó una solicitud de licencia por 59 días, por lo que pasará fuera de los reflectores durante todo el proceso electoral federal e, incluso, unos días más.

El popular Juanelo pasó de ser famoso por la leona que tenía como mascota en El Grande, a serlo por sus desplantes en la Legislatura local (cuyo cargo como diputado hizo un lado rápidamente para postularse para la Presidencia Municipal) y por la ola de violencia desatada justamente con su arribo.

No llegó a dos años, pero le bastaron 16 meses para convertir al municipio en un verdadero infierno para sus habitantes. ¿Fue causante de la ola de violencia, asaltos, enfrentamientos, secuestros y homicidios? Eso tendrían que elucidarlo autoridades judiciales que no atan ni desatan, ni en el solar veracruzano ni en el ámbito federal.

Lo cierto es que su figura incomodaba crecientemente a la clase política en el poder y ya empezaba a opacar la de por sí gris figura de Noemí Guzmán Lagunes, la débil candidata priista a la diputación federal por el distrito con cabecera en la ciudad cafetalera.

Va su cabeza en prenda

La sospecha creciente sobre su autoría intelectual del secuestro e inmediato homicidio de Guillermo Pozos Rivera, a la sazón tesorero municipal, había puesto en predicamentos al gobierno estatal priista.

La cercanía de los procesos electorales federales (hoy en marcha) hizo dudar a las autoridades ministeriales y al gobierno estatal. La situación era complicada: fincarle responsabilidad en ese caso notorio –sospechaban– haría caer sobre el PRI el descrédito de haber postulado a un potencial criminal, pero dejar pasar el tiempo (como ocurrió), sin llamarlo a cuentas, ha dejado pesadas sospechas de encubrimiento.

Si como se ha mencionado en medios, la Procuraduría General de la República tiene una larga investigación sobre los nexos de Juanelo con el crimen organizado, lo que muchos coatepecanos consideran como un hecho, tendrían sentido los hechos ocurridos la semana pasada.

Vea usted si no. Justo el día en que inauguró la reunión sureste de procuradores y fiscales, en presencia de la titular de la PGR, Arely Gómez, el gobernador Javier Duarte de Ochoa anuncia un hecho sorpresivo: la desaparición de la policía municipal y la instauración del Mando Único en Coatepec, para preservar la seguridad de los veracruzanos.

¿Por qué no antes? ¿Por qué se aplica el operativo sin conocimiento del alcalde Roberto Pérez Moreno y justo el día en que se reúnen los procuradores y fiscales del sureste del país? ¿Se tenía conocimiento en el equipo duartista de la investigación federal contra el priista y se buscó a toda costa no mostrarse indiferente a los hechos de violencia propiciados por el alcalde, como ocurrió en Guerrero, donde se dejó hacer al alcalde de Iguala José Luis Abarca, hasta que desapareció a los 43 normalistas de Ayotzinapa?

Y, luego, se monta un espectáculo para dar pie al Mando Único policial, en un acto al que fueron convocados todos los funcionarios del sector de seguridad pública y procuración de justicia, pero menos el alcalde de Coatepec que, a la misma hora, se entrevistaba en Palacio de Gobierno de Xalapa con el secretario de Gobierno, Gerardo Buganza.

¿Qué pasará con Juanelo?

Como recientemente señalé en un programa de radio conducido por Luis Baqueiro en Xalapa: en el caso de Coatepec, el gobierno del estado actuó, primero, con demasiada tardanza.

Muchos habitantes y visitantes habían sido víctimas ya de diversos delitos, desde las ilegales redadas contra jóvenes que eran liberados tras el pago de 500 pesos por persona; enfrentamientos armados, involucramiento de la policía municipal en el narcomenudeo (en cierta ocasión fueron detenidos in fraganti los integrantes de dos patrullas vendiendo droga), secuestros; asaltos violentos a negocios, casas-habitación, transeúntes y taxistas, y homicidios.

Segundo: aunque la medida de implantar el Mando Único fue recibida con el beneficio de la duda por los habitantes del municipio, lo cierto es que el Gobierno del Estado violó flagrantemente la autonomía municipal, consagrada en el artículo 115 Constitucional.

No fue sino hasta horas después de la toma del Palacio Municipal y del anuncio del gobernador Javier Duarte de Ochoa ante procuradores y fiscales, que se realizó sesión del Cabildo del Ayuntamiento de Coatepec, en que –con la orden del día ordenada desde Xalapa– se aprobó ‘solicitar’ al gobierno estatal la instauración del Mando Único y la desaparición de la policía municipal, cuyos 99 integrantes hacía varias horas que habían sido remitidos a las instalaciones de la Academia de Policía para su ‘evaluación’.

Por último, ¿qué pasará con Juanelo? Ayer se le vio de cachucha colorada en el Congreso local entregando su solicitud de licencia, y estaba muy molesto contra el abogado Diego Hernández Alonso, exalcalde panista de Coatepec, quien lo acusó de estar involucrado en el asesinato del extesorero municipal Guillermo Pozos Rivera. A la prensa aclaró que no estaba huyendo y que la licencia la solicitaba para enfrentar las acusaciones.

Muchos días más, el alcalde ahora con licencia ocupará la atención de los medios locales, estatales y nacionales. Ya tendremos oportunidad de calificar el efecto del Mando Único en la tranquilidad de los coatepecanos.

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