De donde son los cantantes,
de aquella remota loma
nos llegan: marino aroma,
notas y acordes vibrantes;
nos llegan ritmos galantes
que, ardientes y seductores,
incitan a los amores
a que inicien su ritual
y que exorcizan al mal
con claves y con tambores.

Con claves y con tambores,
maracas y chequerés,
el ensamble de Valdés
amalgama los sabores,
los sonidos, los olores.
Toda piel se desinhibe
con el deseo que vive
en el ritmo y el compás,
que le da sabor al jazz
del huracán del Caribe

Irakere de Cuba



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