La biografía de Chet Baker está repleta de infortunios y episodios oscuros. Uno de los más conocidos es aquel en el que, por un ajuste de cuentas con sus proveedores de drogas, recibió una golpiza en la que perdió la dentadura; esto es una tragedia para un trompetista, pues ahí está el apoyo del instrumento. Durante 3 años, Chet sobrevivió trabajando como despachador en una gasolinera y realizando trabajos de poca monta, hasta que llegó Dizzy Gillespie a rescatarlo. Un par de décadas después, el 13 de mayo de 1988, perdió la vida al caer de la ventana de un hotel de Ámsterdam. Su muerte, como tantos momentos de su vida, es un misterio; se habló de accidente, se habló de suicidio, se habló de ejecución; jamás sabremos la verdad.

 

Te amputaron, Chet, los dientes
y de tus labios hendidos
salieron nuevos sonidos
más profundos, más ingentes.
 Ni los años indigentes,
ni la droga, ni el desvelo
lograron cortar tu vuelo:
al caer de la ventana
una brisa tramontana
te condujo, Chet, al cielo.

Chet_Baker



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