Saúl Cosme es uno de los muchos músicos mexicanos que están abriéndose un camino en Nueva York, empresa titánica pero posible. ¿Cómo lograrlo en la capital mundial de jazz?, la apuesta del guitarrista ha sido valerse de un lenguaje que forma parte de su biografía y de su identidad, la música mexicana; valiéndose de ella —ya en versiones jazzísticas de piezas tradicionales como La Martiniana, ya como fundamento de su hacer composicional—, ha logrado construir un lenguaje propio que empieza a obtener frutos.
El jazz —como la vida— es un juego infinito de azares, en uno de ellos nos conocimos y gracias a la maravilla de la tecnología actual, pudo enviarme su testimonio desde la ciudad de los rascacielos.

Chinampa en un lago escondido

Yo nací en la Ciudad de México, soy de la colonia Tláhuac, entre Tláhuac e Iztapalapa. En mi familia no había músicos, mi papá es ingeniero y mi mamá es ama de casa. Mi mamá canta, es muy afinada y tiene un tono de voz muy bonito pero nunca hizo nada profesional, y a mi papá le gusta mucho la música pero no toca nada ni puede cantar. Un dato curioso: Lucha Villa es mi tía abuela pero no podría decir que es una influencia en mí o que viví alrededor de su música porque no la conozco, ella vive en Chihuahua, mi mamá es de allá pero en realidad nosotros nunca tuvimos contacto con ella. Su nombre es María Elena Ruiz Bejarano, Bejarano es el apellido de mi mamá.
Como en casi todas las casas mexicanas, en la mía siempre había música, pero nada de música clásica o de jazz, mi papá siempre escuchaba a los Beatles, The Doors, Creedence, entonces estaba esa influencia del rock, a mí siempre me gustó mucho. Mi mamá escuchaba boleros, escuchaba a Rocío Dúrcal, a Marisela y ese tipo de cantantes. Mi papá también escuchaba al grupo Los Askis, aún no me gusta nada pero como en todas las casas mexicanas, había cumbia. También escuchábamos salsa y boleros, recuerdo mucho a Los Panchos, al Trío Calaveras. Siempre hubo música en mi casa, buena o mala, pero siempre hubo ese gusto.

You’re Gonna Go Far, Kid

A mí me tocó mucho la influencia de las bandas de rock de los Estados Unidos e Inglaterra, supongo que por lo que escuchaba mi papá. En la secundaria, dos amigos y yo decidimos hacer una banda de rock-punk, en ese entonces, 1999, estaba The Offspring y ese tipo de bandas, y queríamos sonar como ellos. Teníamos diez años. Todos queríamos ser bateristas, pero uno de los amigos ya tenía batería, entonces hacían falta bajo y guitarra, otro amigo dijo yo quiero ser bajista, y la idea de la guitarra me pareció buena porque tengo un primo que tocaba la guitarra y dije él me puede empezar a enseñar a tocar la guitarra. Lo comenté con mis padres y a los once años, en navidad me regalaron una guitarra.
Empezamos a tocar rock, nos gustaba mucho pero en realidad todo era de oído, nos juntábamos a tocar casi del diario. Varios amigos tocaban y algunos tocaban muy bien, empezaron a transmitirnos su música, la escuchábamos y preguntábamos cómo se hacían los acordes, y buscábamos las tablaturas en Internet; así fue como empecé a aprender.
En esa misma época fui a clases a la Academia de Música Yamaha —de hecho, de tenido mucha curiosidad de contactar a mi maestro de guitarra de ese entonces pero no he podido—, estuve estudiando un tiempo ahí y después seguí por mi lado.
Siempre tuve el apoyo de mis padres, recuerdo a mi mamá yendo desde mi casa en Tláhuac hasta Coapa —una hora de camino en camión— para llevarme a mi clase de cuarenta minutos o una hora, y luego de regreso; eso, de verdad, lo valoro muchísimo.
Seguí tocando, por la influencia de mi primo me gustaba muchísimo Metálica, entonces aprendí todo ese tipo de metal y eso me dio buena técnica, me acuerdo que desde los once o doce años ya estaba tocando ese tipo de solos.
En la prepa me distraje un poco, desafortunadamente, ahora que soy más grande digo me hubiera encantado haber seguido siendo tan serio en la prepa como lo fui en la secundaria, pero me distraje un poco, aunque sí seguíamos haciendo música.
Siempre fui muy bueno para las matemáticas, entonces estaba entre estudiar Física Comunicación o Música. Comunicación porque podía ser mi vínculo para poder seguir estando cerca de la música pero con algo que fuera un poco más seguro, porque tenía un amigo —el bajista de la primera banda— que nos decía nos vamos a morir de hambre en la música. Un amigo cercano terminó la preparatoria un semestre antes que yo y me dijo yo sí voy directo a la música, no quiero estar haciendo algo que no me guste el resto de mi vida, eso me marcó y dije creo que tengo la capacidad y voy a intentarlo.

El que a hierro Fermatta…

Al salir de la prepa, decidí aplicar para la Academia de Música Fermatta y entré, ahí estudié casi tres años y conocí a varios maestros, pero vino una etapa negra de esta escuela: había buenos maestros, buenos músicos, pero cambiaron la dirección y corrieron a varios, y hubo mucho descontento por parte de los alumnos. Yo era un buen alumno, buen músico, y pedí una beca porque, desafortunadamente, la situación económica ya no estaba para pagar y terminar la carrera. No me dieron la beca y eso fue uno de los puntos decisivos para salirme de ahí y no terminé la carrera. Aprendí armonía y ese fue mi primer contacto con el jazz, no de manera seria porque mientras estudiábamos la armonía de Berklee, recuerdo muy bien que estábamos analizando una pieza y viendo las escalas y los acordes que se tenían que utilizar, todo era súper complejo y todo estaba en papel, y le pregunté al maestro ¿quién puede tocar esto?, y me dijo en México, yo creo que nada más ese señor, y señaló al otro lado de la ventana, ahí estaba el maestro Agustín Bernal que acababa de entrar a la escuela a dar clases de contrabajo. Yo todavía no conocía a Agustín y le dije maestro, ¿entonces cómo es que nos está enseñando esto si no lo puede tocar?

Caminemos, tal vez jazzearemos después

Me salí en el año 2009 y estuve estudiando por mi parte, entré a un proyecto en el que toqué con una cantante que se llama Antonia Loera, que me parece que ya no se dedica a la música. Su familia tenía un vínculo muy fuerte con las raíces mexicanas, entonces empecé a escuchar mucha música mexicana: boleros, música ranchera. Estuve en ese proyecto por un año o dos y en todo ese tiempo prácticamente no agarré la guitarra eléctrica, nada estuve tocando guitarra acústica. Estuve tocando huapangos, sones, sacando los solos de Los Panchos, y al sacar los requintos del Güero Gil —uno de los guitarristas de Los Panchos—, yo decía ¿por qué este solo lo toca diferente en esta grabación que en esta otra grabación?, ¿cómo le hace para tocar de esa manera?, entonces me puse a estudiar su vida y vi que había estudiado un poco de jazz en Nueva York y que su bagaje era un poco jazzístico.

Jazz on my mind

Yo ya sabía la parte teórica, ya sabía tocar las escalas, ya sabía tocar arpegios, ya sabía tocar distintos acordes, pero no sabía cómo aplicarlo de una manera musical y tenía mucho esa curiosidad. Cuando salí de Fermatta, seguí teniendo contacto con varios maestros y un día uno me dijo oye, ¿te acuerdas de Héctor Rodríguez? —un maestro que daba clases en Fermatta—, pues si quieres estudiar jazz, es con él.
Contacté a Héctor —esto fue por ahí de principios o mediados del 2011— y accedió a darme clases particulares de guitarra. Mi intención era prepararme para aplicar para la Escuela Superior de Música en la Ciudad de México y me puse a estudiar muchísimo. Yo no tenía ni idea de la tradición del jazz, de las canciones del jazz que hay que saberse, más o menos sabía improvisar pero lo hacía como muchos músicos que nada más tocan la escala pentatónica y ya creen que eso es improvisar, y Héctor cambió todo eso. Empecé a prepararme para el examen de la Superior, estuve haciendo bien todo lo teórico, pero en la Superior no hay tantos lugares y no me quedé porque no sabía tocar jazz. Estaba intentando aplicar para la licenciatura pero lo que menos me importaba era el papel, yo lo que quería era estudiar bajo un currículum, y Héctor me dijo mira, en la Superior hay buenos maestros pero no te recomiendo entrar ahí, ¿por qué no intentas en el Instituto LaFaro?, ahí tenemos ensambles y puedes aprender.

(CONTINÚA)

 

SEGUNDA PARTE: New York, New York
TERCERA PARTE: Mi voz en medio de la jungla


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