“Más rápido cae un hablador que un cojo” o el “pez por la boca muere” son frases o consejos populares muy ciertos que en estos días de vorágine política bien se podrían aplicar al ex contralor Iván López Fernández, quien anda en abierta campaña para ser el auditor general de Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz.

El reconocido Contador Público, maestro en el arte de la elusión fiscal y doctor en fontanería financiera, que fue el que le cuadró las cuentas a Javier Duarte de Ochoa en campaña y luego como su Contralor General del Estado durante tres años, contó recientemente que él ya sabía de las “empresas fantasmas” del cordobés y que incluso las denunció ante la Auditoría Superior de la Federación.

Todo eso, añadió, generó “malestar” en el propio Duarte y entre su equipo cercano, muchos de los cuales fueron los verdaderos culpables del saqueo y no han sido castigados. Por ese “malestar” es que un día, Duarte de Ochoa “le aceptó la renuncia” y López Fernández salió del gabinete.

Quienes hemos seguido de cerca la vida pública de Veracruz y conocemos los entretelones de la política y las decisiones de mandatarios, sabemos que a Iván López no le aceptaron la renuncia, se la pidieron; y fue de la peor manera; de hecho, así lo contó en muchas ocasiones Javier Duarte a un grupo cercano de colaboradores.

Desde el Reclusorio Norte, Javier Duarte, quien ha tomado recientemente un papel protagónico en los medios de comunicación, locales y nacionales, reveló, para defenderse de las acusaciones de Iván López, que decidió despedir al ex contralor del gabinete porque tenía problemas relacionados con un excesivo consumo de alcohol.

Si bien Duarte reconoció la capacidad y el talento de Iván López, dijo que era un “alcohólico” y que así no podía seguir trabajando en el gobierno. Lo de las empresas fantasmas, con respeto de los lectores, dijo que era una reverenda “mamada”, es decir, algo irreal, ficticio.

Pero bueno, lo que no es irreal ni ficticio es que Iván López cuenta a quien le quiere escuchar que él y solo él será el titular del ORFIS de Veracruz; que ya tiene el consenso de los diputados de Morena; el apoyo del delegado del Gobierno Federal en Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara; y hasta la alianza con el ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, a quien le habría acercado supuesta información del actual auditor, Lorenzo Antonio Portilla, para desprestigiarlo y que el hombre de El Estero, dueño de la franquicia del PAN en la entidad, se defienda de las acusaciones que le ha enderezado Portilla; es decir, para quitar del camino a quien ubica como el adversario más complicado en la lucha por el ORFIS.

Ya veremos qué sucede con esta historia. Todos los aspirantes tienen derecho a hacer su lucha. Las y los diputados tendrán que reflexionar bien su voto y su decisión, porque lo que está en juego no es un asunto menor; es el nombramiento de quien habrá de fiscalizar las cuentas públicas de las instancias del gobierno estatal, de los ayuntamientos veracruzanos y de los organismos autónomos.

@luisromero85