Estudiantes y colaboradores del Herpetario “Staku-Luhua” de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV) acudieron como voluntarios a la zona afectada de la Reserva Natural “San Juan del Monte”, en el municipio de Las Vigas de Ramírez.

Como se recordará, el pasado lunes 11 de marzo, hubo un fuerte incendio que afectó a 500 hectáreas de esta área protegida (https://www.uv.mx/prensa/relevantes/incendio-en-san-juan-del-monte-devasto-500-hectareas/), los jóvenes aseguraron que hubo una importante pérdida de la herpetofauna. 

Genaro Sánchez Rodríguez, voluntario en el herpetario desde hace cuatro años; Karla Espinoza Jiménez, estudiante de sexto semestre; Mariana Sánchez, estudiante de cuarto semestre, y Aarón Arias Hernández, quien cursa los últimos semestres, fueron quienes acudieron a apoyar en la zona afectada. 

Consideraron que el daño a la reserva natural representa no sólo una pérdida en vegetación y fauna, también de conocimiento, ya que era un sitio que visitaban de manera recurrente para realizar prácticas e identificación de plantas y animales. 

Trabajaron en el rescate de fauna silvestre en Las Vigas de Ramírez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Para nosotros esta pérdida es muy lamentable, me deja con una tristeza y nostalgia por las especies endémicas y otras que llegamos a encontrar en la zona”, expresó Karla Espinoza.

Comentaron que al enterarse del incendio de inmediato quisieron ir ayudar, pero tuvieron que esperar un día más, algunos se pusieron en contacto con organizaciones ambientales y otros fueron al lugar con recursos propios. 

Karla dijo que con sus compañeros acudieron al lugar del siniestro a prestar ayuda en el rescate de diversas especies, sobre todo de herpetofauna, lo que más les sorprendió fue la participación de los habitantes de San Juan del Monte y de los poblados aledaños, que trabajaron para combatir el incendio. 

Genaro recordó que al llegar a la zona afectada fue una situación complicada para ellos ver San Juan del Monte devastado, ya que saben y conocen la riqueza en flora y fauna del lugar.

Mariana comentó que tenían planeado ir a la reserva natural con los voluntarios de nuevo ingreso al herpetario, como lo hacían cada año, para hacer muestreo y observación (de día y de noche) de la herpetofauna. 

Genaro dijo: “Al ser un bosque de montaña y de alta montaña, encontramos diversas especies como el falso escorpión, lagartija espinosa, algunos anfibios, serpientes (dos especies de cascabel y no venenosas), entre otras”. 

Aarón dijo que la gente rescataba perros y gatos, pero se necesitaban personas dedicadas especialmente a la búsqueda y salvamento de fauna silvestre. 

“Buscamos en el área más afectada, entre las cenizas y las piedras, los que encontramos heridos los llevamos con especialistas para su atención y los colocábamos en un área no afectada.”

Karla mencionó que no encontraron especies heridas, pero sí entre las cenizas, así que tienen la teoría de que la mayoría de la herpetofauna que vivía en el área murió calcinada. 

“Hemos apoyado en diferentes situaciones; por ejemplo, hemos rescatado fauna de bosques que han sido destruidos para construir carreteras, pero en este caso nos sorprendió ver que no había fauna en la zona baja del bosque. 

”Creemos que mucha de la herpetofauna se perdió en el incendio, muchas de las lagartijas y serpientes no pueden escapar tan fácilmente como los mamíferos o las aves, en el caso de los anfibios son muy sensibles a las altas temperaturas y se secan”, reiteró Genaro.

Aarón opinó que con este incendio se pierde la esperanza de recuperar aquella herpetofauna de San Juan del Monte que se había extinguido, como el escorpión verde o dragón de montaña. La situación de la fauna silvestre se complica debido a que mucha del área forestal se perdió. 

Con respecto a la recuperación de la zona, los universitarios señalaron que la mayoría de los árboles siguen vivos, sólo se quemó la corteza; sin embargo, el verdadero problema es que la mayoría del pastizal se perdió dejando al descubierto el suelo, haciéndolo propenso a la erosión. 

Paola Cortés Pérez / Prensa UV