En esta segunda parte de la conversación, la baterista Gabriela Escobar habla de los dos proyectos en los que milita actualmente: La Marta Cecilia y su cumbiamba, banda de cumbia en la que toca el timbal, y La Huipa, el proyecto que creó y que ha ido consolidando.

La Marta Cecilia

Cuando tenía poco de haber entrado a la escuela, vi un anuncio que decía: Audiciones para el ensamble femenil Ejazz, y como yo era la única baterista, dije pues a fuerza me van a llamar a mí, pero decidí ir por mi cuenta en vez de esperar a que me llamaran. El ensamble lo dirigía la maestra Jelena [Ćirić], me metí, tuvimos una presentación en el Ágora pero después ya no le dieron seguimiento, no sé por qué. Después de que se fue Jelena, ya las chicas no se volvieron a reunir ni nada, yo sí me me quedé con ganas de seguir tocando con ellas, pero como la mayoría ya estaba en licenciatura, supongo que su plan de estudios o lo que llevaban ya no les permitía
Fuera de ese ensamble, los dos primeros años no tuve ningún proyecto, nada más me centré a estudiar lo de la escuela, a mi instrumento y a encerrarme, sí iba a jams y cosas así, pero no estaba tocando.
Este año se empezaron a dar más las cosas, en enero me contactaron de una banda de una banda de cumbia que se llama La Marta Cecilia y su cumbiamba, me dijeron:
—¿Tocas cumbia?
—No, la verdad no
—¿Tocas el timbal?
—No, tampoco (risas), lo puedo pasar a la batería, que es lo que yo sé, pero así como tal, timbal no toco
Luego me hablaron por teléfono:
—Oye, tengo un amigo que te puede prestar un timbal, ¿cómo ves?, ¿te avientas?
—Bueno
Me prestaron el timbal y le he estado dando a la cumbia. Estoy tocando con ellos desde finales de enero y también he aprendido un buen. Cada estilo tiene su lenguaje, tiene su historia, tiene muchas cosas que te puede aportar y tú también puedes aportar, cuando estaba más morrita, pensaba ¿cumbia?, ay, no. No me gustaba mucho, pero con el tiempo ya la veo distinto.
Mi maestro Renato [Domínguez] me dice que hay que abrir la mente a otro tipo de música, no clavarse nada más con una sola, eso te enriquece mucho musicalmente, te da otras vivencias y si uno quiere trabajar de músico, no puede dedicarse a un solo género, sí se hace y es respetable, pero a mí sí me gustaría abarcar más cosas para tener un área más grande de trabajo y porque eso te aporta mucho también en otras cosas. Yo siento que con la cumbia aprendí cosas que, incluso, también me sirven en el jazz, no es que una cosa la uses para un género y otra para el otro, a fin de cuentas, todo está unido.
Nunca había tocado el timbal, es similar a la batería porque también se toca con baquetas, pero la pegada es distinta, la baqueta es distinta y acoplarme a eso me ha llevado mi tiempecito, pero sí me ha gustado bastante y en un futuro también me gustaría tocar salsa, mi mamá nos ponía mucha salsa y me gusta muchísimo la música latina, creo que es lo que más, porque como me gusta bailar, soy más de tocar música que se pueda bailar.

Hueso, banda, descubrimiento

Un poco antes de entrar con La Marta Cecilia, ya estaba pensando hacer mi propio proyecto porque decía no me han llamado a tocar, ¿cómo le hago? Una vez que vino Magos Herrera dio una charla sobre género y lo que más me resonó fue que nos dijo una, como mujer no puede estarse esperando a que le den su espacio, a que le den su lugar, a que le digan mira, es por aquí, o participa, muchas veces es así pero la mayoría de las veces no, entonces una no puede estar con una actitud pasiva, tiene que crearse las oportunidades, los espacios; y dije sí es cierto, no voy a estar esperando a que me llamen, yo tengo que hacer algo, y como en un ensamble en el que estaba en la escuela conocí a una chica que es bajista, a una chica que es saxofonista y a una cantante, dije pues me las voy a jalar al proyecto.
Las invité y sí les gustó; la vocalista, a final de cuentas ya no pudo seguir con nosotros porque iba a ingresar a la licenciatura, estaba preparando su examen y nos dijo ¿saben qué?, ahorita no tengo tiempo. Entonces contacté a esta chica que ahorita es nuestra vocalista, se llama Thalía, la escuché en un concierto de cantantes en El Ágora y me gustó muchísimo porque tiene un estilo muy bonito, y su presencia escénica también me gustó mucho porque puede haber gente que canta muy bonito, pero todavía no tiene muy desarrollado eso de expresarse, de comunicar, de realmente sentir lo que está cantando, y siento que ella sí lo tiene, eso me gustó mucho y por eso la llamé, le dije oye, tengo este proyecto, ¿cómo ves?, ¿le entras?, me dijo que sí, que encantada, que a ella también le gustaba. El proyecto está chido porque todas coincidimos en el estilo de música que queremos hacer.
Le pusimos La Huipa, es una palabra que tiene muchos significados: al norte del país, se aplica a los músicos que salen a buscar la vida, es como a lo que aquí llaman «el hueso». Más al sur del continente, se usa como la plebe, la bandita, la raza. En el diccionario de la Real Academia Española, el verbo guipar significa ver, percibir, descubrir.
Al principio, el proyecto era con puras mujeres pero yo digo que esta onda debe ser inclusiva, a mí también me gusta tocar con amigos, no es que diga puras morras, porque siento que cuando trabajamos juntos entre hombres y mujeres, se crea algo bien bonito, a eso le estoy apostando. Es cierto que la mayoría somos mujeres, pero porque somos amigas, es normal que queramos tocar juntas. Hay muchas bandas de hombres y no les preguntan ¿por qué puros hombres?, ¿acaso son machistas?, pero a mí sí me han dicho oye, ¿puras mujeres?, ¿acaso son feministas?, y les respondo no precisamente, güey, somos amigas y estudiamos música, pues tocamos.
Nuestro debut fue el Día Internacional de la Mujer en un evento que hubo en El Ágora, era una bandototota, parecía un colectivo porque eran tres cantantes y de esas, una tocaba flauta y otra timbal, aparte estaba una pianista, nosotras cuatro, un chavo de percusión y el trompetista que todavía toca con nosotros, se llama Irepan. Ese día vino la baterista mexicana Karina Colis, le abrimos el concierto y tocó una canción con nosotros, fue un momento muy bonito para nosotros.

La nueva Huipa

Después de eso, hubo algunos cambios en la banda, realmente vemos el proyecto a largo plazo, no nada más decimos vamos a juntarnos y a tocar. Yo me iba dando cuenta de que hay gente que está más interesada que otra, gente que de repente no va a los ensayos, que llega tarde o que no estudia, y decía no vamos a estar correteando a la gente, quien quiera estar y apostar por el proyecto, va a estar ahí, y qué mejor manera de saber quién no quiere estar que ver que no llega y no está cumpliendo. Esa gente se fue yendo solita o de plano hubo que decirle ¿sabes qué?, muchas gracias, pero no.
Ya quedó más compacto el grupo pero siento que los que quedamos, estamos ahí porque realmente creemos en el proyecto y estamos comprometidos y le dedicamos tiempo, no nada más a lo musical sino a la logística y a lo que implica desarrollar una banda, que después de todo es como una empresa que se tiene que ir formando. Las personas que estamos ahorita nos llevamos muy bien, tenemos una comunicación fluida, queremos echarle ganas al proyecto y creemos en él, por eso es que se está dando.
El proyecto lo cree yo, primero le hablé a una chica bajista que se llama Karen Alfonseca, tiene 17 años pero es una morrita que empezó desde los 12 años a tocar y ha tocado en big bands, ha tocado en orquestas, entonces, como dijo Thalía en el radio, es nuestra niña prodigio; toca súper bien, tiene una seguridad muy chida, sabe lo que está haciendo y también tiene muy buena actitud, porque hay gente a la que le dices oye, ¿qué tal si lo haces de esta manera?, y dice no, es a mi manera y a ver cómo le hacen; y no es así, es importante que, a la hora de trabajar en equipo, la gente pueda reconocer sus errores y tener la humildad para decir bueno, tal vez no lo sé hacer pero ustedes díganme cómo lo quieren o cómo es.
Lo que más estoy buscando para los nuevos integrantes es que estén comprometidos con el proyecto, que quieran crecer con el proyecto y que tengan esa humildad; por lo mismo, estuvimos batallando para encontrar pianista, me decían tal persona es el mejor pianista de la escuela, y yo contestaba sí, no dudo que saque la chamba y lo haga a la perfección, pero yo necesito alguien que esté militando en la banda, alguien con el que todos podamos conectar y que haya esa relación más personal que musical.
También está Claudia Bello, es de Tlapacoyan, toca el sax soprano y también ya tiene algo de experiencia, está en cursos preparatorios pero ya había tocado antes en marching bands, incluso se fue de gira a Europa en dos ocasiones con una marching band de Teziutlán. Ella también tiene mucha creatividad, es la que escribe los arreglos y todo lo que hace la sección de metales, que está formada por ella y el trompetista Irepan Barrera, él tendrá como 20 años, está bastante joven pero también toca muy chido y le gusta el mismo tipo de música; al principio, entre que estaba y no estaba, de repente tocaba y luego no, pero ahorita ya está militando de lleno en la banda.
En el piano está Miguel López, es de aquí, de Xalapa, también está en cursos preparatorios, creo que el año que viene ya va para la licenciatura. También tiene muchísima experiencia, él es, como dicen aquí, muy «huesero», está tocando continuamente y tiene muchísimo repertorio, tiene bastante experiencia y sabe acompañar. Entró, más o menos, hace como tres o cuatro meses y hay mucha diferencia en la manera en que trabajamos con él en comparación con la manera en que lo hicimos con otras personas con las que en un ensayo de dos horas apenas alcanzábamos a ver una canción, con él vemos como tres canciones y todo es muy fluido; es lo que estábamos buscando, poder a avanzar todos.
En la voz está Thalía Santa Rosa, es de Culiacán, estudió Canto en Bellas Artes, en el DF, y de ahí se vino a estudiar a JazzUV, está en cursos preparatorios, en canto. Ella también estudió Letras, escribe poemas y es la que se encarga de ponerle letra a nuestras canciones originales. También es muy creativa, llega con una maqueta muy sencilla y nos dice tengo pensada esta canción, estos son los acordes, esta es la forma y esta es la letra, y todos empezamos a opinar: podemos ponerle un ritmo así, y aquí hacer estos obligados, y aquí podemos hacer esto, entre todos vamos formando la canción. Todo el proceso creativo, tratamos de hacerlo entre todos.
Lo que queremos es preservar la música latinoamericana y la música mexicana, y darle un tinte de jazz, no tan específico como para decir que es jazz mexicano, porque no lo hemos hecho así, tratamos de actualizar repertorio que escuchábamos de niños o que nuestros papás o nuestros abuelitos escuchan, porque son composiciones muy bonitas y luego se pierden, y es música que nos da identidad y nos gusta mucho. Tratamos de ponerle nuestro sello, por ejemplo, a un bolerito, de repente le ponemos un chachachá o un ritmo afrocubano, es como actualizarlo un poquito, como refrescarlo. Aparte de eso, tenemos nuestras propias rolas.

(CONTINÚA)

PRIMERA PARTE: Tlatelolco, Teotihuacán, Atenas
TERCERA PARTE: El arte de hacer mi propia historia

https://youtu.be/7jhOAN-gPGI
https://youtu.be/RixLNr9padg
https://youtu.be/Hfrib53G6Vc
https://youtu.be/A6RHbxiv9NE

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