La operación gubernamental contra los desvíos millonarios cometidos en la pasada administración yunista y que fueron detectados por el Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) de Veracruz, está por vivir una nueva etapa en medio de una coyuntura especial, tras haberse desmantelado el sistema de protección que desde la Fiscalía General del Estado cobijaba la impunidad del exmandatario estatal y sus intereses de grupo.

Al separar a Jorge Winckler como fiscal general, bajo una estrategia quirúrgica y de alto voltaje ejecutor del Estado, se destraba la posibilidad de que ahora sí, prosperen las denuncias presentadas por el Orfis y que le valieron a su titular, Lorenzo Antonio Portilla Vásquez, soportar la embestida verbal del exgobernador Yunes Linares.

En esa ocasión, a principios de junio pasado, el titular del Orfis presentó tres denuncias ante la Fiscalía General de la República contra quien resulte responsable de la comisión de varios delitos y violaciones a las leyes en el año 2017 durante la administración de Miguel Ángel Yunes Linares, daño que implica más de 36 mil millones de pesos.

A partir de ahí, puede decirse que el Auditor Portilla Vásquez dio un paso al frente en la estrategia que lo podría llevar a la reelección pues fue quien pudo trascender la denuncia a nivel federal y de paso enfrentó la respuesta iracunda del exgobernador, al mantenerse con clase e institucionalidad, postura que reflejó que el actual auditor veracruzano sabe enfrentar a uno de los más energúmenos personajes de la política mexicana.

Ese es un factor positivo que potencializa las aspiraciones de Portilla Vásquez para continuar un nuevo período en el Orfis, pues ha sido bien valorada su congruencia e imbatibilidad frente al “enemigo” en común.

Más allá de las entrevistas y de que el proceso de selección del Legislativo local siga su curso, habrá visto bueno a nivel federal, de eso no hay duda e, incluso, se confirma que hay un paquete conjunto en que el Fiscal General del Estado y el Auditor General habrán de estar alineados para enfrentar con puntualidad y celeridad las acciones jurídicas que correspondan para dar cumplimiento al actuar del Ente Fiscalizador.

Por fortuna para Veracruz, Portilla no es Winckler.

Pese a campañas negras, AMLO sigue arriba en Veracruz

Las constantes visitas del presidente Andrés Manuel López Obrador a Veracruz, estado considerado la tercera cantera de votos a nivel nacional, luego del Estado de México y la Ciudad de México, han logrado que casi el 80 por ciento de los veracruzanos le brinden su apoyo, lo que representa una de las cifras de popularidad más altas para un mandatario mexicano.

Este dato, pese a una actuación política poco exitosa del gobernador Cuitláhuac García Jiménez y de varios alcaldes que llevan la marca del mismo partido que encumbró al tabasqueño, ponen en perspectiva el rotundo fracaso de las campañas negativas llevadas a cabo, en el caso de Veracruz, por los “genios” de la mercadotecnia política que acaban de ser derrotados en la batalla por mantener la presidencia del PAN, y anticipan la mantención del poder en las intermedias de 2021.

La encuesta publicada por el periódico El Financiero solo ubica en desventaja a López Obrador extrañamente en la Ciudad de México, algo que debe preocuparle por ser la segunda entidad en número de votantes y donde solo lo aprueba el 50 por ciento de los encuestados, y Guanajuato, tradicionalmente un bastión de la derecha, donde solo el 48 por ciento considera que va bien en su gestión.

Veracruz, sin embargo, está en el cuarto sitio. El mayor apoyo popular lo tiene AMLO en su estado natal, Tabasco, donde le aprueba el 86 por ciento de la población (con apenas 13 por ciento de desaprobación), seguido de Nayarit (84%) y Oaxaca (81%) para, finalmente, llegar a Veracruz, donde el 79 por ciento le manifiesta su respaldo. Hay que considerar que el promedio nacional es del 69 por ciento, según este ejercicio demoscópico, y Veracruz está 10 puntos porcentuales arriba.

La encuesta fue levantada estado por estado para evaluar la labor de los gobiernos de los estados y del presidente Andrés Manuel López Obrador. “La encuesta muestra que la popularidad del Presidente es mayor o igual a 60 por ciento en 27 de las 32 entidades federativas, y es por lo menos 50 por ciento en cuatro más. Solamente Guanajuato registra una aprobación minoritaria, con 48 por ciento. En ninguna entidad se registra una proporción mayoritaria de desaprobación al trabajo del Ejecutivo federal, siendo la Ciudad de México la más crítica, con 49 por ciento.”

Este sondeo indagó sobre el principal problema que, desde la óptica de cada entrevistado,  hay en sus respectivas entidades. La inseguridad pública se lleva la mayoría de las menciones, con 66 por ciento. Los estados con mayor percepción de inseguridad son Guanajuato y Morelos, con 85 y 82 por ciento. Yucatán destaca como el menos inseguro, con una respuesta de apenas 29 por ciento que señala a la inseguridad como el problema más grave en su entidad.

La inseguridad coloca en segundo plano a la economía: solo algunos estados destacan como principales los problemas económicos; entre ellos, Durango (con 34 por ciento de menciones), Campeche (29%), Hidalgo (24%) y Chiapas (20%).

Para el caso de Veracruz, según la encuesta de El Financiero, el 70 por ciento considera a la inseguridad como el principal problema, mientras que quienes piensan que es la economía solo representan el 17 por ciento. En contrapartida, los encuestados en los estados de Guanajuato, Morelos, Puebla, Tamaulipas y México consideran que ese problema es más crucial; en ellos, quienes consideran que la inseguridad pública es el principal problema representan entre el 80 y 85 por ciento.

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