Aunque durante su campaña electoral, Andrés Manuel López Obrador se cuidó demasiado en temas álgidos que podrían ponerle en contra amplios sectores conservadores, en especial las iglesias, todo parece indicar que tomará medidas legales que permitirán cambiar radicalmente el tratamiento de temas urgentes como la legalización del aborto y, sobre todo, despenalizar la producción y consumo de marihuana.

No solo ha opinado positivamente al respecto el próximo Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo Montaño. Quien más ha abierto esta posibilidad ha sido la próxima Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien este miércoles dijo que la nueva administración acudirá a la ONU para modificar los tratados internacionales antidrogas, como parte de una nueva estrategia para la pacificación del país.

Al participar en el foro Estrategia Banorte 2018, la exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) explicó que en primera instancia se buscaría despenalizar, no legalizar, la marihuana y, en un futuro, la amapola para fines medicinales.

En lo que se consideró como una línea definida del próximo gobierno federal, Olga Sánchez Cordero dijo que el crimen organizado sigue traspasando fronteras y tiene rutas muy claras para la distribución de la droga desde Sudamérica y hasta Estados Unidos, de la que solo se logra confiscar entre el 3 y el 8 por ciento.

Los jóvenes y mujeres detenidas por posesión y trasiego de drogas serán los principales beneficiados si se llega a aprobar una despenalización o una ley de amnistía, promovida por AMLO.

Y dio a conocer otra pauta en materia de seguridad pública: el retiro de las Fuerzas Armadas de la lucha contra el crimen organizado. Según la próxima responsable de la política interior dijo que tanto el Ejército como la Marina deben ser paulatinamente retirados de las calles, para ser sustituidos por policías profesionales.

Las benditas redes sociales

“Comprendo el cariño y la admiración que mis colegas de la fuente de @lopezobrador_ le tienen el Presidente electo. Es carismático, cálido. Entrañable. Pero no deja de darme pena ver cómo aplauden, echan porras e ignoran el riesgo de sustituir a la prensa por la propaganda” Ivonne Melgar. Periodista @ivonnemelgar

Peña Nieto: Compromisos incumplidos

En Tapachula, Chiapas, el pasado 17 de agosto, frente a quien fue vínculo entre su gobierno y el que viene, el gobernador Manuel Velasco, que parece tener un pie cerca de Andrés Manuel López Obrador a pesar de haber dejado una deuda histórica en el estado del sureste, el presidente Enrique Peña Nieto se jactó de haber cumplido “con la gran totalidad de los compromisos” asumidos en su campaña hace seis años.

Se dijo el gran creador de empleos, al generarse en su sexenio 3 millones 600 mil puestos de trabajo; el gestor de la mayor inversión extranjera directa, el que colocó a México como un mejor destino turístico, el que creó Zonas Económicas Especiales que habrían permitido la atracción de empresas en el sureste del país, además de millonarios apoyos para la reconstrucción tras el sismo del 7 de septiembre, en la zona del Istmo y Chiapas.

Una revisión rápida de los compromisos, sin embargo, permiten descubrir muchas obras prometidas que solo quedaron en los documentos de varios notarios públicos a los que contrató para hacer una firmeza que nunca recordó.

Al menos en el caso de Veracruz, las cosas no marcharon como él lo asumió. Cerca de Xalapa, el aeropuerto de El Lencero sigue estando en iguales condiciones, pese a haberse comprometido a remodelarlo, ampliarlo, modernizarlo y hacerlo capaz de recibir vuelos comerciales con aviones grandes. El libramiento de Coatepec apenas alcanzó para unos cuantos kilómetros, que no evitaron al centro del Pueblo Mágico del tránsito que va a Xico y Teocelo, y apenas libra de los que van hacia el rumbo de Jalcomulco y Córdoba.

Aunque es de las obras más importantes, no podrá inaugurar la ampliación del Puerto de Veracruz; la autopista Cardel-Poza Rica sigue sin ser terminada y los tramos que están en funcionamiento, a un alto costo de peaje, presentan serias deficiencias en su construcción; las carreteras estatales en la región de Los Tuxtlas siguen presentando un verdadero paisaje lunar.

Para colmo, sus grandes obras de infraestructura no tienen avances ni de 50 por ciento, mientras otras han debido ser canceladas o han sido puestas a “consulta” por el presidente electo, como el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM).

Para colmo, como el propio Enrique Peña Nieto reconoció en entrevista con el Grupo Imagen, no podrá inaugurar el tren México-Toluca: «Tuvimos contratiempos en la realización de esta obra, observé mucho coyotaje, mucho advenedizo, mucho oportunista que frenó la obra». Si López Obrador continúa su construcción, podrá estar listo en 2020 o 2021. Es decir, las grandes obras se le escurrieron.

Y en lo político, los fracasos se han agigantado. Apenas ahora reconoce que José Antonio Meade no funcionó como candidato del PRI, y negó que los secretarios Miguel Ángel Osorio Chong y José Narro traicionaran al candidato y al partido tricolor.

Vaya desastre, el sexenio del mexiquense, y eso que no hablamos de la enorme corrupción que lo caracterizó.

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