La relación entre el cantante y trompetista Olson Joseph y la música es peculiar, llegó a ella sorteando imposiciones y vocaciones. Primero pensó que su misión era ejercer la abogacía, después se interesó, genuinamente, en la lingüística, su padre quería un médico en la familia, la búsqueda lo llevó, además, a incursionar en campos tan disímiles como la agronomía y la administración de empresas. Finalmente supo, y sus padres asumieron, que su llamado estaba en el ejercicio de las notas.

Por las libélulas y los crisantemos

amo esta tierra por el hambre
y las golosinas de niño]
compartidas en el cuidado
de nuestros miembros]
amo esta tierra por su nombre
inscrito en la piedra rajada
de las libertades]
amo esta tierra por el olor del mijo
de la cosecha esperada]
amo esta tierra por las playas
a arena el agua de los amados
al solsticio de nuestros abrazos]
amo esta tierra por las libélulas
y los crisantemos
en el estrave de nuestra infancia]
(Lugar de mi nacimiento.
Saint-John Kauss)

Soy Olson Joseph, mi nombre completo es Jean Olson Joseph, pero casi no uso la primera parte, Olson se me hace más fácil, además, desde niño todos mis amigos me han llamado Olson, también es por eso que me he quedado solo con ese nombre. Nací en Puerto Príncipe, Haití -eso dicen (risas)-, en el 80. Crecí en una familia cristiana evangélica y en la iglesia a la que íbamos, la música era una parte importante, integral, en los cultos. Esa congregación tenía un enfoque muy importante en crear cada año nuevas generaciones de músicos, pero, dado que los recursos eran escasos, no había instrumentos suficientes para todos, entonces se hacía primero una clase de solfeo, se aplicaba un examen y los que pasaban, eran los que tenían derecho a ir a las clases de práctica, era una forma muy inteligente para evitar el sobrecupo de personas que querían tocar instrumentos, porque la iglesia daba todo.
Además de esto, tenía dos tías que tocaban trompeta y cantaban, cuando las vi tocar también me entró esa locura y pedí que me metieran a las clases de solfeo, a lo cual accedieron. Desde los cinco años me ponían a cantar en la iglesia, pero mi entrada formal a estudiar música ya leyendo partituras, conociendo el solfeo, fue a los ocho años. Pasé el solfeo, pero mi mamá no aceptó que tocara la trompeta en aquella época porque, según ella, era demasiado chico y temía que me saliera una hernia, entonces tuve que parar por un tiempo y a los 12 años decidí que ya era tiempo de volver a la música y ya no puso objeción. Ya no tuve que pasar el proceso de las clases de solfeo, entré directo al instrumento.
En la iglesia, después del solfeo y del periodo de prácticas, había que pasar otro examen que te daba acceso a la banda de la iglesia, que era un grupo de alientos con teclado, bajo y batería. El examen consistía en tocar con la banda, algunas cosas eran lectura a primera vista y otras eran partituras ya estudiadas. Era música religiosa, no tenía nada de complejo, pero en este momento sí fue un reto hacerlo. Pasé el examen y empecé a tocar con la banda de la iglesia a los 13 años, pero con el propósito de la alabanza, de la oración, no como música secular.

Estrepitoso triunfo de cigarras

Me detengo a oír un estrepitoso
triunfo de cigarras]
ajustando el tono de la vida…
(Derek Walcott)

Cuando terminé el bachillerato, mi vida empezó a ser menos estable porque yo quería ser abogado, pero mis papás no veían la cuestión de la abogacía con buen ojo pues consideraban todos los peligros que implica defender a personas peligrosas y exponerse a que del otro lado quieran tener revancha, entonces me dijeron eso es un poco peligroso, mejor piensa otra carrera. Pensé en agronomía, pero como los papás siempre tienen una visión de cómo dirigir la vida de uno, mi papá me dijo yo quiero un médico en la familia. Yo sabía que no quería ser médico, pero quien paga manda, entonces hice el examen de medicina y el de agronomía. Tenía dudas en cuanto al examen de agronomía, pero en medicina yo sabía que no iba a entrar, eso sí lo tenía muy claro porque no era lo que me apasionaba y justo por no tener la pasión, no estudié lo suficiente como para poder acertar bien ese examen.
El examen se hacía en dos días, el primero pasé a pedir informes a la Escuela de Artes, que estaba bastante cerca de las dos facultades, y al segundo día me fui a inscribir sin avisar a mis papás. Poco después hice el examen de música, sí entré y no entré a medicina, tampoco entré agronomía. Eso pasó a finales de septiembre, las clases iniciaban en noviembre, entonces, en noviembre empecé a salir, pero sin decir a dónde iba, hasta que me armé de valor para decirle a mis papás: como ya saben, no entré a medicina ni pude entrar a agronomía -y culpé al sistema- porque el sistema es el que no me deja entrar, tal vez uno hace bien el examen, pero por cuestiones de corrupción, no te permiten la entrada. Fue mi coartada y finalmente dije: hice el examen en música y lo pasé, voy a usar esos conocimientos como herramienta para continuar sirviendo en la iglesia -lo cual, en mi mente, sí era el objetivo principal, en aquella época yo era el director musical de la iglesia, entonces, entrar a una escuela era lo más apropiado para tener muchísimas más herramientas para poder apoyar, no lo había visto del lado profesional.
Sí me lo aceptaron, pero con el compromiso de pasar ese año estudiando música y volver a presentar el examen de medicina y el de agronomía. Ese año me enfoqué muchísimo en la música y cuando ya estaban acercándose los exámenes de las facultades, hice un simulacro de preparación, pero dentro de mí ya sabía que eso no iba a funcionar porque, efectivamente, no era lo que quería, no era mi pasión. Esta vez hice cuatro exámenes en distintas facultades: Medicina, Agronomía, Gestión y Administración de Empresas y Lingüística, esta sí era otra cosa que me gustaba mucho, los idiomas; desde niño me había interesado en mejorar en el francés, aprender inglés, aprender español, eso me llamaba muchísimo la atención, entonces sí hice las lecturas de preparación necesarias para entrar a Lingüística, pero para Administración de Empresas, en realidad lo hice para poder cumplir con los que me daban el dinero para lograrlo. Hice los exámenes de Agronomía y Medicina, pero sabiendo que iba a esos exámenes para no entrar y, efectivamente, no entré, tampoco entré a Administración y sí entré a Lingüística, y le dije a mis papás: definitivamente no vuelvo a hacer el examen de Medicina porque me estoy dando cuenta que eso no es lo mío, entonces me voy a enfocar en la lingüística y seguiré con la carrera de música.
A regañadientes lo aceptaron, pero como no creían en la música como carrera, me estaban presionando para que le diera la prioridad a la lingüística, lo cual también acepté. En el primer año traté de llevar las dos carreras, pero la música cada vez tomaba más importancia. Sí hice las dos carreras, pero la carrera en la que me gradué fue Música, en Lingüística hay materias que todavía debo porque, aunque sí me gusta, mi pasión por la música no me dejó entregarme totalmente.
Siendo creyente, yo creo que cada persona nace con un propósito y para cumplir cierta misión en algún campo científico o artístico o de servicio, y siento que mi llamado está en el campo musical, y como esa es una base que ellos me inculcaron, finalmente aceptaron que ahí está mi camino, aunque no están totalmente satisfechos, pero es un hecho.

(CONTINÚA)

 

SEGUNDA PARTE: Olson y su circunstancia
TERCERA PARTE: Emergencias


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