En esta parte final de la conversación, Ik’Balam hace una serie de reflexiones en torno al son jarocho, al jazz y el encuentro de ambos en su música, también habla del desarrollo de su trío, desde su nacimiento como un proyecto de son jarocho, hasta su versión actual: una agrupación jazzística con elementos de la música tradicional.

Aquí, causal

En la licenciatura cree en forma mi proyecto actual que es el Ik’Balam Trío, en sus inicios estaban Christian Cano en la jarana y el requinto, Mariano Salem en el bajo eléctrico, y un ratito estuvo yendo y viniendo Aníbal García, en las percusiones. Ahí estábamos haciendo puro son jarocho instrumental, arreglábamos los sones de tal manera que tuvieran variedad como si hubiera versos.
Con las herramientas de JazzUV, en específico de composición, empecé a escribir y terminó en el trío actual, que es de música original que tiene elementos de son jarocho y de jazz, o de toda la música que he visto en JazzUV porque tienes que tocar algunas cosas de latin jazz o las partitas, o sea, un sinfín de posibilidades musicales.
Ahorita en el Trío están Juan Carlos Márquez Flores en el bajo eléctrico fretless, él está en Guacamole, en un grupo de rock que se llama No Wrong Numbers y en otro trío de jazz que se llama Partners In Time, y Amir Isaac Moreno, que es maestro en JazzUV y también está en la Xalli [Big Band]. En diciembre grabamos un EP con Norberto Cuevas, en Azul Estudios, y está próximo a salir. Me pasé toda la licenciatura estudiando y componiendo y definiendo qué podía hacer con este trío y ahorita estamos en el proceso de consolidar el material.
El material que compongo en este trío, en particular esta primera tanda de composiciones las hice para desarrollar problemas musicales: tocar en tiempos compuestos, utilizar formas de jazz pero en ritmo de son jarocho, y a la hora de nombrar las piezas les di un título de una sola palabra para que quedara abierto a la interpretación de cada quien, por ejemplo, tengo una pieza que se llama Expectativas, uno siempre tiene expectativas, pero para cada quien pueden ser buenas o malas o lo que quiera. Hay otra pieza que se llama Causalidad, porque no es la casualidad, son las causas las que te llevan a cualquier circunstancia de la vida.
Después, investigando me di cuenta de que algunos compositores que me gustan, a veces también piensan en ese tipo de títulos. No solo es importante la música sino que el título también tiene que reflejar algo personal, un caso en particular es el de Daniel Samid, un saxofonista de Israel cuyos títulos son números, en lugar de dejar las piezas sin título les dio ese tipo de nombres para dejarlas a la interpretación de las personas.
Y ya que comenté esto de la causalidad, a veces bromeo con ciertos amigos sobre que si por el hecho de que mi papá sea melómano y mi mamá se llame Cecilia, como la Santa Cecilia, y mi hermano haya nacido un 2 de febrero, con lo que significa el Día de la Candelaria en el son jarocho, esas cosas hayan determinado que terminara dedicándome a la música, porque nadie en mi familia se dedica formalmente a tocar instrumentos, a ser maestro de música, a ser compositor o a escribir letras, son ingenieros, arquitectos, administradores o maestros pero a todos les gusta la música, tengo primos que son rockeros y tocan un poco de bajo, de guitarra o de batería, tengo otro primo más grande que está en orquestas sinfónicas y el único primo que tengo de mi edad es pianista de la [Escuela] Superior de Música, él y yo somos los únicos que nos dedicamos de lleno a la música desde jóvenes.

Ay, cómo rezumba y suena…

Venir del son jarocho -ya van a ser 11 años desde que agarré la primera jarana-, estar en contacto con una tradición tan ancestral de nuestro país y de Latinoamérica me ha dado muchas realizaciones y me da gusto que muchos compañeros y colegas ya se fijen en ello porque ahí es donde está todo nuestro potencial, siento que es de ahí de donde podemos crear.
Yo no solo estuve aprendiendo las escalas y los acordes en JazzUV sino que me la pasé leyendo un sinfín de biografías, de Monk, de Coltrane, de Miles, de Parker, de Duke Ellington, de Jaco Pastorius, y me di cuenta de que ellos no veían su trabajo como jazz sino como la música que querían hacer, entonces, si nosotros también la entendemos como la música que queremos hacer, eso nos dará identidad.
A mí me ha pegado mucho saber que una figura que admiro tanto como Coltrane, nunca mencionaba la palabra arte cuando se refería a lo que hacía, eso me hace pensar muchísimas cosas como en qué estaba pensando, cuál era su concepción sobre lo que nosotros llamamos arte, o Miles, que cambió tanto la música y hablaba de no mirar hacia atrás o mirar atrás solo para saber qué se puede hacer después, eso es lo que más me ha pegado, a la par de descubrir las escalas, los modos, las extenciones y todas esas cosas que puedes usar.

Dime que son te acomoda, para írtelo a jazzear…

Mis composiciones, no sé si porque tienen elementos del ride y porque sí hay swing, ya por eso se puede decir que son jazz, porque además del swing están confluyendo, también, elementos del son jarocho mismo, pero yo sí diría que este proyecto actual, la concepción de las piezas que tengo en este momento, sí van más encaminadas a ese vocabulario, porque sí tienen mucho del jazz modal, del hard bop o del be-bop. Esos elementos se usan, a veces, más que el vocabulario del son jarocho, sí tiene elementos del son jarocho porque estoy yo y cuando puedo meto esos elementos, pero a grandes rasgos está pensado más como un trío de jazz.
He recibido muchos comentarios, muy variados, del trío: que suena muy fresco, que suena muy distinto porque al no ser ni una guitarra eléctrica ni un requinto completamente acústico, mi instrumento tiene unas posibilidades que no se escuchan en otro lado, incluso me han dicho que tiene colores como de la música de Pat Metheny, aunque yo, honestamente, lo que menos escucho conscientemente es a los guitarristas.
También me han comentado que han notado que hay cosas como de Coltrane, y sí, algunos han notado que está esa parte del son jarocho y ha habido comentarios de que les gustan más las piezas que tienden hacia esa exploración. Hay comentarios de gente que escucha jazz que dice que está bien aterrizada la improvisación, que no se va a lo totalmente libre como cuando los jazzistas tocan la melodía, luego improvisan y nunca regresan al tema o regresan de una manera muy rara para el oyente.
Son comentarios que me gustan porque demuestran que las ideas que he tenido se ven reflejadas de alguna manera, por ejemplo, no quise tener una batería porque me gusta el aire que da tener menos cosas, el cajón set le da esa conexión con la tarima, con la madera, con los acentos del son jarocho, y con la batería se podrían esconder un poco más. Juan Carlos está tocando otra vez el bajo eléctrico, porque en el ínter hubo un contrabajo, y me gusta cómo se está mezclando con mi requinto, porque para mí fue como aprender otro instrumento porque ya tengo el control de volumen, el control del tono y es más evidente cómo ataco y cómo digito.
Me gusta el sonido que ya está teniendo, en este momento es con Juan Carlos y con Amir, después no sé con quién vaya a ser, pero me llena de emoción que se pueda materializar lo que escucho, porque luego uno está mucho tiempo encerrado escribiendo y se lo imagina y llega al ensayo y la primera vez que se lee y escucha todo a la vez, es increíble. Yo me acuerdo que la primera vez que fui a montar la primera pieza de mi trío, hace dos años, cuando escuché el cajón con el contrabajo y el requinto tocando la melodía fue así de wow, así es como lo estaba escuchando, hasta dejé de tocar y paramos y dije a ver otra vez, me fui porque estaba clavado escuchando todo. Me llena mucho de alegría y emoción poder escuchar la música que estoy creando.
Decidí hacer un trío porque, a excepción del disco que se grabó en la Xalitic, que era un ensamble grande, como de 10, he tocado en grupos pequeños la mayor parte del tiempo, en cuartetos, quintetos a lo mucho y mucho tiempo a trío. Me gusta mucho la interacción que se puede dar entre pocas personas, porque cuando hay más integrantes, tienes que planear y concebir la música de otra manera, por eso me gustan mucho los trabajos de Bill Evans y de Avishai Cohen en trío y grupos pequeños como el cuarteto de Coltrane, que a veces se volvía duetos o tríos. Son de Madera, aunque empezó como un ensamble grande, ahora es un cuarteto.

Saca ya tu requinto, cielito lindo, y siéntate acá

El requinto permite tocar melodía y armonía, la armonía en arpegios o en bloque, yo apliqué los recursos armónicos en bloque pero como no siempre estoy tocando la armonía, tenemos libertad, el bajo y el requinto, de cambiar los acordes o de improvisar melódicamente. Cuando está el bajo, sí toco el requinto con acordes en bloque pero también como los tocaría un requinto tradicional, o sea, no solamente las cuatro voces a la vez sino que una la uso más para hacer un tipo de tangueo -que es un término que se usa en el son jarocho- y, obviamente, con esas concepciones que aprendes estudiando jazz de elegir colores específicos, entonces, puede estar súper presente la armonía o no y además hay la libertad de tocar la pura melodía, inclusive, como aprendí jarana primero, también uso el requinto para rasguear los acordes, no dejo totalmente la plumilla pero hago ciertos rasgueos, en algunas piezas, que tienen esas reminiscencias de la jarana y los acentos de la tarima y de la leona.

…rezumba y va rezumbando…

Sigo tocando son jarocho, de hecho, uno de mis compañeros musicales con los que aprendí a tocar son jarocho en dueto, y que lo hicimos mucho tiempo, es Raymundo Pavón, ahora está en La Calandria con Arantxa Peláez y Alejandra Paniagua. Con él toco puro son jarocho a dueto de jarana y requinto, y como ya pasamos por muchas etapas porque ha sido un camino muy largo, salen cosas muy padres, porque ya no solo tocamos los sones de forma tradicional, sino que exploramos más la parte de la improvisación.
En el dueto, en general, tienes un poquito más de libertades porque no está el bajo, no hay alguien más haciendo otra melodía y puedes aventarte a buscarle. En el ensayo trato de estar intentando muchas cosas a la vez, le digo vamos a irnos súper afuera o me voy a meter aquí o voy a tratar de hacer esto para poder encontrar eso, porque puedes experimentar en tu cuarto, pero cuando escuchas lo que estuviste estudiando contra una jarana o contra una leona dices esto sí va por ahí o no, definitivamente esto no va por ahí.

…para írtelo a jazzear, dime que son te acomoda

He platicado con Paquito Cruz sobre cómo incluir, tanto en el jazz como en el son jarocho, los dos vocabularios sin que suene como que lo hiciste a la fuerza, porque uno tiene reflejos y a veces mete en un son una frase que es totalmente de be-bop. Cuando toco son, la manera en que improviso depende de con quién estoy tocando, a veces me voy a colores un poquito más brillantes en el sentido de que brincarían más al oído del espectador, a veces elaboro un poquito más con otro tipo de notas distintas a las que tocaría un sonero de Tlacotalpan, pero el aspecto rítmico se mantiene mucho y la parte de la armonía a veces la uso solo para hacer detalles, como una pincelada para darle variedad. Y en el jazz, a veces trato de incluir esa parte rítmica, las claves del tres contra dos y el «café con pan» y sus variantes o, incluso, luego se me sale más bien el ataque del requinto tradicional. La guitarra de jazz ya está muy refinada y a mí a veces me dan ganas de tocar todo para abajo y más enérgico, y a veces llega a distorsionar, ya no es el sonido limpio y cálido que conocemos de las guitarras y de los bajos del jazz.
He tratado de encontrar cómo puedo incluir un poquito de cada vocabulario en los dos lados. Esa ha sido una exploración constante y he tenido comentarios de que mi manera de tocar el requinto se mimetiza muy bien dependiendo de en qué grupo esté, por ejemplo, el jaranero que toca con Sara Robledo me decía lo que estás proponiendo se mimetiza muy bien porque ni es tan tradicional ni tan moderno, porque con Sara se toca un poquito más latinoamericano.

…rezumba y va rezumbando este proyecto en la Atenas

En junio se termina este ciclo de mucho aprendizaje en JazzUV y voy a terminar el disco que te decía y a empezar a mover el trío para tocar más en forma en otros lugares, porque todo este tiempo me enfoqué al estudio del instrumento, que no se acaba pero fue súper laborioso todo el proceso de adaptar un vocabulario que no es precisamente el del requinto y estoy muy contento de que esa idea que tuve en su momento, esté dando unos frutos que no me esperaba y que, en realidad, no veía en el momento en que se forjó la idea.

PRIMERA PARTE: Vuela, viento jaguar
SEGUNDA PARTE: Una poca de chamba y otra cosita


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