Ursulo Galván, Ver.- Las familias de ocho policías desaparecidos el 11 de enero del 2013 en Úrsulo Galván siguen esperando la reparación del daño, y la indemnización que la Comisión Estatal de Derechos Humanos ordenó a la Secretaría de Seguridad Pública.

Los ocho policías salieron a realizar rondines de rutina, sin embargo en la comunidad de “El Arenal”, fueron detenidos por elementos de la Policía Estatal del Grupo Tajín, y la patrulla en la que iban fue encontrada quemada al día siguiente, desde entonces nada se sabe de ellos.

Solo quieren encontrar el cuerpo de sus esposos.

La lucha no ha parado para Rosario Sayago, esposa de Juan Carlos Moreno Parra y las familias del comandante Agustín Rivera Bonastre y los policías Luis Alberto Valenzuela González, Samuel Montiel Perdomo, Alejandro Baéz Hernández, Javier Arau Molina y Guillermo Torres Perdomo, quienes acusan que búsqueda de los policías ha sido una simulación del propio gobierno. En marzo del 2017, Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), emitió la recomendación 03/2017 a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) por la desaparición forzada de ocho policías en el municipio de Úrsulo Galván en 2013, cuando se encontraba al frente de la dependencia, Arturo Bermúdez Zurita.

En una de las primeras recomendaciones en el estado por desaparición forzada, la comisión ordenó a la SSP indemnizar a las familias, para que les sean pagados a las madres y esposas, los gastos de traslado, médicos, y los demás que hayan realizado para localizar a los desaparecidos, además el pago de una justa indemnización.

También pidió investigar y determinar la responsabilidad administrativa, a través del correspondiente procedimiento administrativo y disciplinario, por las acciones y omisiones en las que incurrieron los servidores públicos involucrados en el caso. Nada de esto se cumplió.

La desaparición de los policías dejó a 13 niños en la orfandad, las madres tuvieron que hacerse cargo de familias completas “No hemos parado de buscar, ha sido difícil porque el núcleo familiar se rompe, las personas que hicieron eso no tienen idea del daño que ocasionaron, rompieron nuestra familia, nuestros sueños, nuestras emociones. Nuestros hijos han crecido con tristeza”, cuenta Rosario.

La identificación lenta y omisa  

Rosario piensa que quizá ya encontró a Juan Carlos, tal vez ya desenterró su cuerpo de Colinas de Santa Fe donde hace labores de búsqueda junto a madres del colectivo Solecito, pero no lo sabe con certeza porque la identificación de cuerpos ha sido lenta.

A seis años, dice que la búsqueda y la lucha por recuperar los cuerpos ha sido muy lenta por lo que exige a la autoridades acelerar los procesos.

No pierden las esperanzas de encontrar a los 8 policias desaparecidos.

Desde hace cuatro años, la información en carpetas de investigación indicó que los policías podrían haber sido llevados a un rancho, dieron la ubicación a las autoridades pero tampoco se investigó.  Las esposas de los policías son parte del colectivo Solecito que busca en el predio Colinas de Santa Fe, donde se han encontrada casi 300 cuerpos, pero ahí la identificación ha sido muy lenta.

“Ya no buscamos culpables, solo queremos saber dónde están nuestros esposos y darles sepultura digna, por lógica nosotros pensamos que pueden estar en Colinas de Santa Fe, quizá hasta ya los desenterramos , pero no sabemos, porque hay muchos cuerpos sin identificar. Ya queremos saber , que aceleren los procesos” , señaló.

Es como si te cortaran una mano 

Marisela Sánchez, esposa del policía cuarto Aureliano Sánchez Tonil, uno de los desaparecidos, resume en una metáfora la pérdida “es como si te cortaran una mano, uno se tiene que adaptar y capacitar para volver a empezar, en 6 años nos hemos dado cuenta de que no solo los funcionarios nos han engañados, también la sociedad ha sido indiferente, ven la violencia como algo normal”.

Las secuelas de la desaparición para ella y sus dos hijos han sido dolorosas, cuenta que  su hijo pequeño entonces y ahora adolescente fue el que más sufrió porque dejó de tener amigos, sufría depresión, cuando dormía gritaba, y fue una etapa difícil que tuvieron que superar con terapia.

“Hemos peleado la dignidad de nuestros desaparecidos, ya no preguntamos quién fue, que nos regresen los restos para dar sepultura digna”.

Cuenta que es difícil dar los buenos días a una foto, “es crear una autoengaño que me da vida, tengo 63 años, me siento enferma, cansada, pero no me voy a dejar vencer, tengo dos niños porque seguir”.

Como cada año, desde hace seis años, los familiares acudieron a la afueras del Palacio Municipal de Úrsulo Galván para exigir justicia por sus familiares desaparecidos.

AVC/Noticias