El lenguaje es la característica principal que nos hace ser humanos. No hay otro aspecto más estrechamente relacionado con nuestra humanidad que el lenguaje, como los han señalado Humberto Maturana y Rafael Echeverría, dos destacados científicos y filósofos latinoamericanos (Chile) de renombre internacional.

Con el lenguaje hacemos muchas cosas y una de las principales de ellas es hacer declaraciones. Las declaraciones son actos del lenguaje muy poderosos porque tienen la capacidad de transformar la realidad. Y una de las declaraciones más poderosas es decidir recordar a alguien.

El día de ayer, 4 de enero, día del periodista, el Gobernador del Estado, Cuitláhuac García, hizo dos declaraciones muy importantes y poderosas que la sociedad tenemos que escuchar con mucho cuidado. La primera fue nombrar a los periodistas que han sido asesinados en Veracruz, decir sus nombres, recordarlos y honrarlos con una marcha sinfónica y un minuto de silencio. La segunda fue proponer instaurar un premio en memoria de una periodista veracruzana, Regina Martínez, como acto de reparación.

El derecho a la reparación incluye el derecho a la verdad y a la memoria. Nombrar, recordar, rememorar los nombres es ya un acto de reparación. Poner los nombres en una placa es ya un acto de reparación.

Desde luego los familiares, los colegas periodistas, la sociedad en general, piden justicia, pero es muy importante recordar aquí que una manera de hacer justicia es también llevar a cabo actos de reparación.

El Gobernado quiso hacer ayer ese acto con el único propósito de usar el lenguaje con una de sus armas más poderosas que es la declaración. Pero no sólo hizo eso, también abrió el lenguaje, invitó a que otros lo usaran. En una muestra que me pareció muy valiente y hasta arriesgada, el Gobernador, ante familiares víctimas y ante decenas de periodistas, invitó a que se expresaran abiertamente. El Gobernador devolvió a los periodistas la palabra, el lenguaje.

Existe una Ley estatal de Premios, en los que hay varios de ellos como Medalla Veracruz, la Medalla Adolfo Ruiz Cortines, el Premio Veracruz, la Medalla General Ignacio de la Llave, las Medallas Carlos A. Carrillo y Enrique C. Rébsamen y el Premio Estatal a la Mujer, pero no está contemplado en ninguno de ellos las categorías o rubros del periodismo.

El Premio “Regina Martínez” al Periodismo que propuso el Gobernador pretende no solamente reconocer el trabajo de los periodistas, o la calidad de sus trabajos, sino visibilizar una forma de ejercer el lenguaje, el idioma español, las palabras, la voz y las imágenes. El premio es una devolución y una respuesta de la sociedad a las millones de palabras ejercidas por un gremio. El premio es una declaración de gratitud de la sociedad a miles de personas que todos los días nos regalan sus palabras, su opinión, su imagen y su voz. El premio es una declaración porque es decirles a los periodistas que son importantes para nosotros.

El premio pretende también reconocer las condiciones en las que se ejerce el periodismo en México y en Veracruz, desde la precariedad en las condiciones laborales de los periodistas hasta el contexto de riesgo en el que se ejerce en muchas ocasiones.

Sin embargo, algunos confundieron todo esto con otra cosa, y no se dieron cuenta de las palabras, sólo se fijaron en el contexto. Habría que explicarles que los nombres, las placas, los memoriales, los actos, son parte del derecho a la memoria, son parte del derecho a la verdad y son parte del derecho a la reparación. Un premio no es el acto de justicia en sí, pero un premio puede ser una declaración importante, poderosa y real para decir que nos importa. A cambio de eso, algunos prefieren seguir en el silencio, en el inefable callar.

Pero en particular, este premio también llevaba un acto de reparación y de memoria a una periodista veracruzana, Regina Martínez Pérez (1963-2012), quien estudió periodismo en la Universidad Veracruzana y fue corresponsal de varios medios nacionales y estatales, y quien enfrentó la censura política por sus reportajes sobre violaciones de derechos humanos y corrupción. Regina fue asesinada en 2012 en Xalapa.

El premio que propuso el Gobernador consideraba múltiples formas del lenguaje en las categorías de Noticia, Reportaje, Crónica, Fotografía, Caricatura, Video reportaje, Trabajo radiofónico, y Proyecto periodístico innovador. Para la organización y entrega del Premio se establecería un Comité y un Jurado calificador integrado por reconocidos periodistas y académicos del ámbito de la comunicación.

Quienes fueran merecedores del premio recibirían un Diploma y en un estímulo económico, y se proponía dos fechas en las que se entregaría en sus diferentes categorías, el 4 de enero, Día del Periodista, y el 7 de junio, Día de la Libertad de Expresión en México, con lo que se podría reconocer el trabajo de más periodistas durante el año.

La Libertad de Expresión es un derecho humano fundamental y es considerado uno de los elementos esenciales para la existencia de sociedades democráticas y libres. El ejercicio de un periodismo independiente, crítico y equilibrado es un elemento esencial para la consolidación de la democracia, la participación política informada y la rendición de cuentas. La libertad de expresión es un derecho para todos los ciudadanos y una herramienta esencial para que los periodistas puedan cumplir con su labor.

Resulta paradójico, por decir lo menos, que quienes ejercen la palabra y el lenguaje como profesión prefieran o elijan el callar, nieguen la inefabilidad de la memoria y del recuerdo, cuarten las declaraciones de una sociedad que también desea honrarlos.

En un Veracruz que es primer lugar en asesinatos de periodistas, en el que siguen desaparecidos ocho periodistas, en el que había un reclamo de la sociedad para que las autoridades se pronunciaran y salieran a decir que aquello les preocupa y ocupa, llega un nuevo gobierno y las tres primeras cosas que hace es declarar un programa emergente para el tema de personas desaparecidas y violaciones de derechos humanos, visitar a Las Patronas en Amatlán para decirles que los migrantes y las organizaciones como ellas le importan mucho, y hacer un acto de memoria a los periodistas asesinados y desaparecidos.

Si no se entiende que los actos, las declaraciones, las palabras importan, seguiremos atados a una idea de justicia como venganza, sin construir nada nuevo. Pero recordemos que las palabras también destruyen, que el lenguaje también puede construir realidades que no queremos, que las declaraciones también pueden lastimar, romper relaciones, y promover más violencia.

Somos responsables de nuestras palabras, de nuestro lenguaje, de nuestras declaraciones. Como sociedad también debemos aprender a construir con ellas, a construir una nueva sociedad. Con ellas, con las palabras, recordemos y honremos la memoria de los que ya no están, pero también con ellas honremos y agradezcamos a los que sí están, a los periodistas que todos los días nos regalan sus propias palabras.

El Gobernador preguntó si queremos el premio. Aquí le contesto: sí a ese premio Regina Martínez, sí a la memoria, sí a la reparación, sí a agradecer con más palabras, sí a reconocer el trabajo de calidad hecho con el lenguaje de las palabras, de las imágenes, del dibujo, de la voz.