Con diferente tinte del que impusieron los últimos gobernadores priistas, que tenían al Poder Judicial como su propio Torquemada, sea para defender a amigos delincuentes de la hoguera inquisitorial o para mandar al infierno a aquel que les frunciera el ceño, lo cierto es que el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares ha mostrado muy rápidamente el cobre respecto a su relación no solo con el poder judicial sino también con el legislativo, y no es precisamente de respeto como él lo anda vociferando en cuanto foro público se presenta.

Lo más grave es que los pocos funcionarios que tienen su permiso para hablar con la prensa, como el caso del modelo de modas, que no de modales, Jorge Winckler Ortiz, Fiscal General del Estado, han copiado el grosero vocabulario para calificar a los miembros de otros poderes; tanto diputados federales como locales son, según su parecer, “una bola de corruptos, que hacen lo que quieren, y le dan vergüenza”.

Y no es que estemos en desacuerdo con él. Podemos agregar otros epítetos, como que son unos huevones, prepotentes, que cobran demasiado, apenas y saben el abecedario; agarran sus curules para dormir la mona y solo despiertan para levantar la mano y aprobar lo que les manden.

El problema es que Jorge Winckler forma parte del poder Ejecutivo y, aunque busque con ello ocultar sus deficientes expedientes con que ha querido, por ejemplo, lograr que se le quite el fuero al diputado federal Tarek Abdalá, lo cierto es que debe actuar con mesura con ese su despatarrado lenguaje con que fácilmente se comunica en los antros de Boca del Río.

Cuando los reporteros le preguntaron a Winckler si pediría el desafuero de la diputada local Eva Cadena, implicada en hasta el momento tres videos comprometedores en que recibe dinero de supuestos empresarios para apoyar la campaña de Morena (bajo cuyo manto llegó al Congreso local), ahora se fue contra los diputados locales: “Si hay condiciones, sí, pero para qué, si todos votan en contra, son una bola de corruptos los del Congreso”. Y mire que arrasó hasta con los de su partido, el PAN, y sus aliados perredistas.

Flavino, su fianza y el enojo de Miyuli

El joven e inexperto abogado (quien llegó al puesto por ser sumiso con su jefe) ha estado también implicado en el caso de la aprehensión del exgobernador Flavino Ríos Alvarado, primero enviado al penal de Pacho Viejo, posteriormente a un hospital porque supuestamente le aquejaba un problema cardíaco, luego beneficiado con prisión domiciliaria dado su estado de salud y, finalmente, libre luego de pagar una fianza.

El propio Presidente del Tribunal Superior de Justicia, Edel Álvarez Peña, reconoció el lunes que Flavino Ríos Alvarado enfrentaría en libertad el proceso judicial en su contra luego de pagar una fianza de 5 millones de pesos, entregar su pasaporte y no abandonar el territorio del distrito judicial de Xalapa, y confirmó que se echó abajo la prisión domiciliaria tras la determinación de un juez que consideró que el exfuncionario puede seguir el proceso en libertad.

Al siguiente día, el martes 2 de mayo en Boca del Río, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares rechazó que haya cesado la prisión domiciliaria para el exgobernador interino para enfrentar en libertad el proceso penal que se inició en su contra por los delitos de encubrimiento, tráfico de influencias e incumplimiento de un deber legal, y aseguró que Flavino Ríos Alvarado no fue beneficiado con una resolución judicial que le otorgara la posibilidad de obtener su libertad.

“Flavino Ríos no está libre, Flavino Ríos está sometido a prisión preventiva, está en prisión preventiva en su domicilio como se informó desde un principio, no se le ha dictado ninguna resolución de libertad”, dijo, y explicó que el pago de cinco millones de pesos que depositó Flavino ante la autoridad judicial fue para obtener la prisión preventiva domiciliaria, la cual es una figura que contempla la ley.

Eso dijo Yunes, a lo mejor presionado por la prensa porque casi todos los casos ordenados a su Fiscal General han terminado o en libertad o en la negativa de quitar el fuero a diputados a quienes se les sigue investigación por diversos delitos de funcionarios públicos. Lo que no quiere decir que sea la verdad verdadera.

Casi inmediatamente su Fiscal General debió corregirlo, salir a señalar ante la prensa que su jefe, bueno, estaba faltando a la verdad; señaló que el Poder Judicial Federal, a través de una defensa y por recomendación médica, ordenó modificar la medida cautelar de prisión preventiva, para que el exgobernador de Veracruz, Flavino Ríos Alvarado, saliera libre bajo fianza, si bien ya la FGE impugnó la decisión y está a la espera de la resolución.

Es decir, por más corajes públicos que hizo Yunes Linares, faltando a lo señalado tanto por el titular del Poder Judicial en el estado como por el juez federal que modificó la situación jurídica de Flavino, la verdad es que este goza de libertad, una libertad restringida ciertamente que solo le permite circular por la ciudad, pero que le quita el estigma de estar detenido, ya sea en el penal de Pacho Viejo o en prisión domiciliaria.

Renato Alarcón ya compró los clavos para el ataúd

Ya hemos visto cómo en buena parte de los municipios veracruzanos no hubo la proverbial batalla entre militantes del PRI que trataran de agenciarse las candidaturas a las alcaldías, y que en varios casos, los dirigentes estatales del tricolor tuvieron que recurrir a la invitación directa, no sin mucha puja de convencimiento, para tener opciones en todos los municipios. Eso ocurrió, por ejemplo, en Xalapa, donde su candidato Alejandro Montano reconoció que fue a la contienda por invitación, porque nadie quiso agarrar el estandarte tricolor.

Todo parece indicar que la insana dupla del dirigente estatal Renato Alarcón, sin la más mínima experiencia en esas lides, y la delegada del CEN priista, Lorena Martínez, impuesta por el dirigente nacional Enrique Ochoa Reza en enero pasado, hizo de las suyas con tal de quedar bien con todos los grupos, y al final, prácticamente nadie quedó contento, ni siquiera los propios candidatos.

Y es que el mayor negocio fueron, ahora, no las candidaturas a alcaldes sino a las regidurías, pues son más fáciles de ganar justamente en la derrota. El problema es que se hizo un verdadero guatape cuando quisieron quedar bien con los dirigentes, grupos, sectores y organizaciones e, incluso, con el bolsillo, y de pronto los convidados y convidadas a pasar la vergüenza de ostentar el sello tricolor tan desprestigiado en calles y caminos de sus municipios, descubrieron que ni eso les sirvió para al menos participar en la selección de los candidatos a regidores.

Dos han sido los candidatos a alcaldes que, una vez iniciada la campaña, decidieron renunciar a ese “honor” porque simplemente no están de acuerdo con la imposición hecha desde el comité estatal priista.

Los primeros fueron los candidatos del PRI a la Presidencia y Sindicatura de Coatepec, Victoria Isabel Servín Baizabal y Víctor Hugo Alarcón Limón, quienes presentaron su renuncia con carácter de irrevocable al proceso electoral y, en un oficio dirigido a Renato Alarcón Guevara, Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, le informan de su decisión “con gran decepción” y anticipan la derrota del partido en su municipio. La inconformidad, dice el documento, es “debido a la falta de seriedad y compromiso a los acuerdos que con antelación se tomaron” en la conformación de la planilla.

El siguiente en renunciar ha sido el candidato priista a la alcaldía de Minatitlán, doctor Norberto Luna López, quien en una carta abierta aclaró que su decisión irrevocable obedeció al incumplimiento en los acuerdos y propuestas originales para la conformación de la planilla. “Un servidor nunca buscó inicialmente ser candidato, pero acepté el ofrecimiento por lealtad al partido y en atención a las personas y grupos políticos que me brindaron su confianza y adhesión. Y con ello me expuse y toleré un sinfín de insultos y agresiones, todas ellas injustas, solo por pertenecer al PRI”, se lamentó el galeno.

De esta manera, Renato Alarcón se está perfilando como el dirigente estatal priista con un mayor número de derrotas en elecciones municipales, lo que puede significar no solo irse al segundo lugar sino incluso hundirse en el cuarto o quinto sitio. Y no solo será el desprestigio legado por el ladrón Javier Duarte de Ochoa, sino por la inexperiencia y desmedida ambición de quienes dirigieron este proceso selectivo.

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