Estudiar cosas tan disímbolas como ciencias sociales y creación literaria es, además de infrecuente, integrarse a una mezcla tan variopinta que, quien ve desde fuera, no puede imaginar en qué parará quien se someta a tan contradictorios, al menos en la apariencia, rigores.

No sé cuál es el desempeño de Miguel Maldonado en las ciencias sociales, sé que es un poeta que —además de arriesgarse a tomar el lenguaje coloquial como materia prima de la creación y de atenerse a los lineamientos de las redes sociales para elaborar un discurso de plenaria contemporaneidad— ha sabido insertarse en su tiempo sin desatender los reclamos eternos de la materia poética, su poema Lobo de mí, lo demuestra:

Me soy por las tardes
sobre todo las tardes
un lobo
Me vuelven la mirada oblicua
la turbiedad que hay en los lugares de oficina
el despeinadero de banquetas
Me empecino en una blusa
en un misterio de las máquinas
Me vienen todos los olores a la cabeza
a limones los poetas

Me soy lobo
no el terror de los muchachos que juegan frisbee
no el que pone a temblar a las magnolias
Crecí en hocico para ocuparme de otra circunstancia
descifrar las intenciones del hijo de la mierda
del ilustre con sarna
¿Cuántos hijos de mierda tiene un hijo de mierda?
Como huelo doy

Soy lobo
por las tardes, sobre todo por las tardes
Ennoblezco a veces y acompaño al campo
Me río de las balas de plata:
cómo gasta la gente matando así a un lobo
que igual muere de mal golpe o de infección

La sensibilidad social, que no necesariamente emana de sus estudios doctorales, lo ha llevado a explorar los oficios que se mantienen soterrados como si menores fueran o, peor, como si vergüenza debieran causar. El Libro de los oficios tristes, que le valió el Premio de Poesía Joaquín Xirau Icaza 2016, es menos producto de su formación académica que de su circunstancia cuando era estudiante en Montreal: «Trabajé en oficios varios. Tuve la oportunidad, y la agradezco, de haber sido obrero, reparador de ventanas, recogedor de nieve, garrotero como le decimos nosotros. Y ahí, al haber conocido las distintas actividades me surgió por la vida misma y la experiencia misma, la intención de publicar un libro sobre los oficios, los distintos trabajos», le comentó a Irma Gallo, declaración que lleva al verso ataviada con un halo de nostalgia:

LOS OFICIOS TRISTES

Quienes profesan oficios tristes
tienen hijos que no saben responder
la incómoda pregunta que llega siempre
¿A qué se dedica tu padre?

Tienen también la certeza
que por la misma paga
cambiarán pronto aquel empleo

Se vuelven grandes sabios
y no culpan nunca a nadie
por no querer lo que han tenido

Y va más lejos, se inmiscuye en esos quehaceres que a fuerza de tanto desdén, parecieran vergonzantes:

LOS OFICIOS INCÓMODOS

A quienes desazolvaron cañerías
llevan perros a la hoguera
limpian excreciones en estatuas
atienden de noche los negocios
hacen algo útil sin ser vistos

Sepan
que cuando corren la tubería
o sostengo en las manos un frasco
pienso en ustedes
Y no sé
de qué va hacer este gesto

En su más reciente poemario, El vuelo de la rosa, el poeta poblano pasa de lo social a lo vegetal y se vale de los 140 caracteres que aceptaba Twitter en el momento en que empezó a escribirlo para dotar a la que le parece la flor más bella de la única virtud que le hace falta, la capacidad de volar. Si bien asume un reto, el resultado trasciende el simple juego del ingenio, en esos poemas —pese a su constricción a una cifra— reflexión y lirismo, imbricados sobrevuelan los territorios de la emoción. Basten como muestra algunos pétalos, o alas, de las volantes rosas de Maldonado:

Siempre estaremos inconformes porque las rosas
no vuelan. En un mundo más justo habría parvadas
de rosas atravesando el cielo. Adiós, rosas.

* * *

La rosa nunca podrá reponerse que ella no vuele,
y en cambio vuele su gemela la mariposa.
La misma zoología injusta que dio alas a la mosca.

* * *

La rosa sueña con volar —su más caro atributo—,
del mismo modo que las aves con ser frutos,
flores o remates en cornisas. Todos en un sueño.

* * *

Si la rosa volara, qué triste: la regalaríamos
en una jaula o atada a una piedra, y lloraría en
la casa de las novias su cárcel de floreros.

* * *

«Rose is a rose is a rose is a rose». Más tú
no me dijiste, madame Stein, que su sueño fuese
eterno: quiere volar quiere volar quiere volar.

El vuelo de la rosa será presentado por Mirna Valdés Viveros y el autor en la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil. La presentación será a las 18:00 horas del sábado 28 de julio en la Biblioteca Histórica del Colegio Preparatorio de Xalapa (prepa Juárez).

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