Tú, hipócrita que te muestras
humilde ante el extranjero,
pero te vuelves soberbio
con tus hermanos del pueblo.
Oh, maldición de Malinche,
enfermedad del presente
¿cuándo dejarás mi tierra?,
¿cuándo harás libre a mi gente?
(La maldición de Malinche.
Gabino Palomares)

Históricamente, la Malinche ha sido uno de los personajes más abominados de nuestra historia; en contraposición con Cuauhtémoc, cuya imagen se asocia con la resistencia heroica, la Malinche es considerada como aliada de los invasores. En pleno siglo XXI, el adjetivo malinchista sigue usándose para calificar a los traidores más indeseables, pero la maldición de la Malinche parece comenzar a derrumbarse ante análisis más objetivos y próximos a la realidad histórica del personaje.

Bajo el título Las decisiones de Malintzin, Rodrigo Martínez Baracs reseña el libro Malintzin. Una mujer indígena en la Conquista de México, de Camilla Townsend. En un lugar del texto afirma:

«Respecto a su decisión fundamental de mantenerse al lado de Cortés y apoyarlo de manera definitiva en la Conquista, Townsend destaca una realidad que ella entendió muy pronto: la absoluta superioridad tecnológica de los españoles (y particularmente su superioridad militar, que Malintzin vio desplegada en la batalla de Centla) y que le hizo entender que la victoria de los conquistadores españoles no solo era inevitable, sino que traería un gran cambio en todos los aspectos de la vida. Malintzin no pudo tener conciencia de las causas de este drástico desfase tecnológico entre el Nuevo y el Viejo Mundo (debido a los milenios de retraso del inicio de la vida agrícola y civilizada en América, por su poblamiento tardío y la larga transformación del pequeño teocintle en maíz), pero sus elecciones tuvieron que partir de ese hecho fundamental. De esta forma, la participación de Malintzin también puede verse como una negociación que facilitó la situación de los indios, evitando sangrientas confrontaciones innecesarias, puesto que Malintzin sabía bien cuál sería su desenlace. Esta voluntad de ayudar a la ‹gente de acá› (nican titlacah) por parte de Malintzin congenió con la voluntad negociadora de Cortés, heredada de la reconquista ibérica, que le permitió ganarse como aliados a una gran cantidad de reinos indígenas, dispuestos a luchar contra los tiránicos y abusivos mexicas».

Margo Glantz, la reivindica a partir de la óptica del feminismo:

«El cuerpo del conquistador ha sufrido una transformación radical, ha sido transferido al cuerpo de Malinche o se ha confundido con él […] Marina, la intérprete por antonomasia, acorta las distancias, esas distancias irreductibles que separan -a partir de sus funciones sociales- a las mujeres de los hombres […] Para los indígenas ella es definitivamente la dueña del discurso, y él, Cortés, el Capitán Malinche, jefe de los españoles, un hombre despojado de repente de su virilidad; carece de lengua porque sus palabras carecen de fuerza, es decir, de inteligibilidad, solo las palabras que emite una mujer que cumple con excelencia su oficio de lengua […] alcanzan a su destinatario».

La maestra y extraordinaria cantante Cecilia Ladrón de Guevara ha llevado esta nueva visión de la historia al escenario a través del espectáculo musical La Conquista, obra que escribió y musicalizó en 1999 y con la que obtuvo, ese año, el estímulo del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (FECA) en la categoría de Difusión del patrimonio cultural. Actualmente ha retomado el libreto para llevarlo a escena con un elenco en el que destacan la actriz Brisei Guerrero y el cantante Persi Vignola.

Malinalli, Malinaltzin o doña Marina, afirma la maestra Ladrón de Guevara, «es un personaje muy importante, tenía 17 años cuando llegó Hernán Cortés e hizo que la conquista fuera menos cruel. Ella era muy diplomática y cuando hablaba con Moctezuma, de alguna manera suavizaba el discurso de Cortés, eso ayudó a que se consolidara la conquista pero, como bien dicen los historiadores, la conquista surgió de la lucha del pueblo mexicano contra el pueblo mexicano».

Brisei Guerrero, la actriz que encarna a la Malinche, afirma: «es importante darle voz a este personaje que ha sido tan señalado, tan criticado por falta de información, porque cuando lees cualquier libro básico de la historia de México, enseguida te das cuenta quién fue doña Marina y la importancia que tuvo su interlocución para que lo que sí fue sanguinario, no fuera aún peor.

«Es un personaje muy complejo, es una mujer que fue esclavizada desde niña, que fue regalada por su madre, que fue exiliada de su seno familiar, de sus propiedades, y que fue abrazada por los españoles, quienes le dieron un lugar en la sociedad y un nivel de empoderamiento».

La puesta en escena de La Conquista cuenta con 25 artistas, entre actores, cantantes y bailarines. La dirección escénica es de Fernando Yralda, la dirección coreográfica, de Oscar García; Laura Moss funge como asesora. El sábado 10 de marzo ofrecerán dos únicas funciones, a las 17:00 y a las 20:30 horas, en la Sala Emilio Carballido del Teatro del Estado.

Los boletos pueden conseguirse en la taquilla del Teatro del Estado, en todas las sucursales del Café Don Justo o en línea, a través de la plataforma deboleto.mx. Pese a estar financiada con recursos de la productora, todo lo que se recabe en la taquilla será donado a la Casa Hogar del Niño Xalapeño A.C.

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