La prolongada crisis de la industria petrolera internacional terminó por obligar a Petróleos Mexicanos a implementar medidas para ajustar su presupuesto, reducir sus inversiones, bajar la producción de crudo y adelgazar la nómina.

El veracruzano José Antonio González Anaya, director de la empresa, anunció que las áreas de producción y refinación bajarán sus metas y también sus recursos estimados.

Habló de un 36 por ciento de ajuste presupuestario, lo que representa un recorte de 100 mil millones de pesos, y de una reducción en la producción de 100 mil barriles diarios.

Todo ello frenará los proyectos de inversión de Pemex, que deberá replantear sus metas.

La inversión que dejará de fluir equivale a recursos por 35 mil 400 millones de pesos, que se sumarán a una reducción en el gasto por 800 millones más. 36 por ciento de ese ajuste se aplicará en el área de refinación.

El problema para Pemex y, por consiguiente, para las finanzas nacionales radica en los bajos precios del crudo, situación que desde 2014 ha obligado a la empresa no sólo a reducir su presupuesto sino también a constantes recortes en el número de plazas.

En 2008, la mezcla mexicana de petróleo estaba muy cerca de los 130 dólares por cada barril de 159 litros; en promedio, entre 2011 y 2013, el precio del hidrocarburo se mantuvo en un nivel muy cercano a los 100 dólares; sin embargo, a partir de 2014, la cotización se desplomó hasta llegar a menos de 50 dólares, el año pasado, y muy cerca de 25 en la actualidad.

Un ejemplo de esa crisis se observó el 11 de febrero, cuando la mezcla mexicana se cotizó en 22.08 dólares por barril.

El mayor problema es que las expectativas y proyecciones oficiales situaban al hidrocarburo en 50 dólares para este año.

Esa compleja situación obligó a Pemex a bajar sus expectativas de crecimiento desde el año pasado; y a reducir sus proyecciones de inversión y su nivel de gasto.

La plantilla de personal de dicha empresa ha sido adelgazada de manera significativa, a tal punto que entre los trabajadores petroleros prevalece un ambiente de incertidumbre y desesperanza.

En marzo del año pasado, la empresa comenzó el proceso para liquidar más de 3 mil plazas de trabajadores de los complejos petroquímicos Pajaritos, Cangrejera y Lázaro Cárdenas.

Desempleo en zonas petroleras

En Poza Rica, la crisis derivada de los bajos precios de los hidrocarburos ocasiona un ambiente de tensión social.

No hay empleado de Pemex que a estas alturas se pueda considerar salvado de los recortes en las 11 secciones que en Veracruz tiene el Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

 Al comenzar marzo de 2015, desde la dirección de finanzas de Pemex se informó que comenzaría un proceso para la jubilación de unos 25 mil trabajadores que habían cumplido ya 25 años de servicio o llegado a los 55 de edad. Se proyectó que durante el año pasado, la jubilación alcanzaría a 5 mil trabajadores; es decir, el 3.2 por ciento de la nómina de Pemex. Las plazas de los jubilados no fueron asignadas a nuevos empleados, sino simplemente finiquitadas.

Esa crisis, derivada de factores externos –precios internacionales–, y de internos, como la enorme corrupción que ha prevalecido en el sector, mantiene el vilo a los 6 mil trabajadores que integran la Sección 30 del sindicato petrolero, con sede en Poza Rica.

Hasta el año pasado, 800 plazas de Pemex, asignadas a la otrora poderosa Sección 30, se dieron de baja; ese recorte equivale casi al 15 por ciento de la plantilla de Pemex en ese punto de la zona norte del estado.

Freno a proyectos estratégicos

En esta ocasión, el anuncio de González Anaya representa más despidos en Pemex, así como la postergación, por tiempo indefinido, de todos los proyectos que se relacionan con la producción de crudo a un costo superior a 25 dólares.

De entrada, se estima que el área de exploración resultará afectada por los recortes y ello impactará en los proyectos estratégicos de la empresa vinculados a Veracruz, particularmente Chicontepec, en el norte, Huasteca Alta; Tampico-Misantla, que además de una parte del territorio veracruzano considera porciones de Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo y Puebla; y Lakach, que va del sureste del puerto de Veracruz al noroeste de Coatzacoalcos.

Debido a esa crisis de la industria y, sobre todo, al recorte de personal de Pemex, la economía en las zonas petroleras del país se encuentra deprimida; por otra parte, los proyectos de infraestructura de la paraestatal se mantienen paralizados y la derrama económica es cada vez menor.

Lo que se vive en Poza Rica, por ejemplo, es una tragedia económica que no sólo alcanza a los trabajadores de la empresa, sino al comercio y, en general, a todas las actividades de la región norte de la entidad. @luisromero85