A mediados y finales de los noventa, cuando los ordenadores personales fueron llegando a los hogares de buena parte de España y América Latina, era común presenciar una imagen que quizá muchos aún guarden en su memoria. La escena de un principiante bisoño, que si por motivos laborales u otras circunstancias no acostumbraba a escribir a máquina, se quedaba unos segundos paralizado frente al teclado hasta que daba con la tecla que quería pulsar.

Esta poca práctica, conocida en el argot internetero de hace casi dos décadas como ‘hacer el buitre’ (por aquello de dejar el dedo sobrevolando el teclado hasta dar con su ‘presa’) es hoy mucho más complicada de ver. La tecnología nos ha hecho tener nuevas destrezas y, de forma natural, también nos ha permitido controlar, a veces sin comprender el fondo de la cuestión, lenguajes y códigos que vienen de la informática más primitiva o incluso de forma más remota de tecnologías aún más antiguas como el morse o los teletipos. Tal es el caso de buenas parte de las teclas modificadoras que hoy seguimos teniendo en los teclados: Ctrl, Shift, Alt, AltGr… Quizá a los teclados físicos no les quede demasiada vida dado el auge y la comodidad de las pantallas y los teclados digitales, pero el origen y evolución de estas teclas, y otras tantas que se quedaron por el camino, son una buena herencia de cuando la informática era algo parecido al salvaje oeste.

De la herencia de la máquina de escribir a los teletipos

El estándar de teclado más común actualmente es el QWERTY (sí, las seis primeras letras de la primera fila de caracteres alfabéticos), con sus variantes como el adaptado al castellano (con la Ñ) o algunas letras intercambiadas como el francés (AZERTY) o el alemán (QWERTZ).

Su origen está en la primera máquina de escribir que tuvo importancia comercial, creada por el ingeniero y político americano Christopher Sholes que vendió su patente a la compañía Remington en 1874. Hasta su distribución, las letras en las máquinas anteriores iban en orden alfabético en distintas filas de arriba a abajo. ¿Parecía algo lógico, no? Y seguramente lo fuera, pero los mecanógrafos más rápidos solían golpear las teclas con tanta rapidez que muchas de ellas se atascaban. Por este motivo, Sholes diseñó la actual distribución del teclado para escribir más lento, separando un tanto el uso de letras más comunes en inglés. Con el paso de los años, se han propuesto nuevas distribuciones que prometían ser más eficaces para la escritura (el más conocido quizá sea el teclado Dvorak, de 1936), pero que han caído en desuso debido a la normalización del sistema QWERTY.

El origen de las teclas Shift y Ctrl

De esta herencia de las máquinas de escribir procede la primera de las teclas modificadoras más comunes que tenemos hoy en día. Shift aparecía ya en las primeras Remington para, como ahora, pasar de letras minúsculas a mayúsculas. Al presionarla, se conseguía que el carro de impresión cambiara de posición aunque presionáramos la misma letra. Posteriormente, este legado de la primera escritura mecánica, fue añadiendo las funciones que hoy conocemos en Windows y Mac.

Hay que avanzar a una tecnología posterior para encontrar el origen de la tecla Ctrl. El envío de teletipos fue ideado a finales del siglo XIX y estuvo en práctica hasta mediados del siglo pasado. Heredero del telégrafo, permitía enviar mensajes mecanografiados punto a punto codificados mediante un teclado limitado (los primeros apenas tenían cinco teclas) que para representar un mayor número de caracteres incorporaba la opción Control. La tecla control en los teletipos originales se utilizaba para indicar algún tipo de acción concreta al dispositivo receptor, como mandar una señal de aviso. De ahí, su uso se extrapoló a los primeros teclados para computadoras, incorporando esta tecla modificadora para introducir nuevos caracteres hasta hoy día, donde ha asimilado multitud de comandos.

Larga vida a las teclas que ya no usamos

Con el paso del tiempo y el comienzo de la informática aplicada, comenzaron a verse los primeros teclados para controlar computadoras. Hablamos de aquellos ordenadores de tipo Lisp que ocupaban amplios espacios durante la década de los sesenta.

Para controlar mejor el lenguaje y trasmitir órdenes, comenzaron a verse los primeros teclados informáticos, cuya evolución fue tomando forma incluyendo multitud de teclas para conseguir manejar distintas funciones. Tom Knight, ingeniero del MIT, diseñó dos teclados que hoy son arqueología de la informática: el Knight Keyboard y el Space-Cadet durante la década de los 70. Un vistazo a todos los comandos disponibles nos da una idea de muchas de las teclas que han sido asimiladas, eliminadas y reconvertidas desde entonces:

Entre estas teclas perdidas se encontraba la Rubout, la Call Key o la Meta. De forma técnica esta última modificaba los bits que se enviaban al computador, dando lugar a que la codificación del mensaje mostrara otro resultado. Esta tecla Meta, hoy perdida, fue el origen de la hoy habitual Alt (conocida también como tecla Option en Mac, y con otras funciones), también usada para modificar otros caracteres y combinaciones de claves. Otra tecla que se diseñó en los teclados del MIT, pero que hoy rara vez aparece, es la Compose, que permitía componer caracteres no descritos en el teclado uniendo dos de ellos. Con la Compose, por ejemplo, se conseguía escribir en castellano la letra Ñ (Compose + ~ + n) antes de que se introdujera en los teclados estándar.

El lanzamiento de los primerísimos PCs llegó de la mano del teclado IBM de 1981, un periférico que a lo largo de los años marcaría un estándar sobre el que después se han diseñado otros más evolucionados. En él aparecía por primera vez otra tecla actual, la AltGr, introducida para insertar grafías en otros lenguajes, pero que hoy tiene un uso más limitado.

El rebuscado origen del símbolo de la tecla comando ⌘, de Apple

Aunque hoy son habituales, en la década de los noventa se incluyó el último gran aporte a las letras del teclado. Los distintos fabricantes incluyeron sus teclas propias con distintas funciones con el fin de mejorar la usabilidad. La tecla Windows, por ejemplo, se introdujo en un teclado lanzado por Microsoft en 1994. Apple hizo lo propio con su tecla Comando () unos años antes, en 1980, introduciéndola por primera vez en el Apple III.

En estos primeros ordenadores la tecla comando se representaba por el símbolo habitual de Apple, la manzana, pero con el lanzamiento de los primeros Macintosh en 1984, Steve Jobs pensó que una repetición tan constante de su logo causaría algo de hartazgo. La diseñadora Susan Kare fue la que dio con el símbolo que conocemos ahora con la etapa de producción ya avanzada.

Esta especie de trébol es en realidad conocido como ‘El nudo de Bowen’, un símbolo heráldico común en los países nórdicos para reseñar lugares culturales importantes. Como todos los símbolos antiguos, su origen y significado se pierde en los tiempos más remotos. Su primera datación, después de ser introducido en monedas suecas, por ejemplo, se encontró en unos esquís de madera de hace 1.000 años. Se considera ahora que es un signo que también se tallaba en las puertas de las antiguas casas vikingas para ahuyentar a los malos espíritus. Kare, sin embargo, se guió por estética a la hora de elegirlo, dando que lo encontró rastreando en un diccionario de símbolos a última hora cuando Jobs descartó usar la manzana.

Con información de ALT1040