Uno de los discos más prestigiados de Art Pepper es Art Pepper meets The Rhythm Section, grabación hecha en enero de 1957 para Contemporary Records con la sección rítmica de Miles Davis: Red Garland al piano, Paul Chambers al contrabajo y Philly Joe Jones a la batería.

Un año después de la publicación del álbum, en Down Beat apareció una reseña firmada por J.A.T. que dice:

«En el momento de escribir estas líneas se cumple un año exacto del lanzamiento de este álbum. Resulta más bien incomprensible que no haya sido reseñado hasta ahora, pues está claro que se trata de uno de los mejores álbumes de jazz del año pasado y, probablemente, de la grabación más madura efectuada por Pepper hasta la fecha».

La historia que hay detrás de ese disco es fascinante: después de mucho tiempo sin tocar por una más de sus reincidencias en las drogas, una mañana Diane, su segunda esposa, lo despertó con la noticia de que tenía una grabación. «¡No lo dirás en serio! ¿Con quién? ¿Y dónde? ¿Y qué tipo de sesión?», preguntó sorprendido. Diane había estado hablando con Les Koening, el dueño de la disquera Contemporary Records, y concluyeron que la mejor manera hacerlo volver a tocar era planear una grabación sin avisarle, porque sabían que, sabiendo que estaba todo organizado no se podría negar. Miles Davis estaba de gira en la ciudad y planearon la grabación con su sección rítmica.

El saxofón tenía seis meses de abandono, estaba sucio, había dejado la boquilla pegada al cuello y no había manera de separarla para limpiarla, la lengüeta estaba pegada a la boquilla, totalmente podrida. No tenía tiempo para reparar todo eso, se bañó, tomó el instrumento como estaba y se fue al estudio.

Llegó al lugar con mucho miedo de encontrarse con esos músicos «porque llevan tiempo tocando con Miles y están en la cima del éxito en todo el mundo del jazz»

Después de las presentaciones, los saludos, el montaje de los instrumentos y el equipo, llegó el momento de empezar la grabación. «Red Garland -continúa narrando Pepper- me está mirando, y yo tengo la mente en blanco. Es uno de mis problemas desde siempre: la memoria. Tengo mala memoria y no se me ocurre nada especial que tocar. Red al final apunta:

«-Mira, este tema me gusta. ¿Lo conoces?

«Empieza a tocar un tema que me suena. Le pregunto:

«-¿Cómo se llama?

«-‹You’d Be So Nice to Come Home To› -responde.

«-¿En qué tono?

«-En re menor.

«La cosa salió de maravilla. Mi sonido fue fabuloso. La sección rítmica sonó de fábula. Y recuerdo que en las reseñas de la prensa, críticos como Leonard Feather y Martin Williams dijeron: ‹La forma en que Art interpreta la melodía es maravillosa, abordándola desde una perspectiva muy creativa. Se las arregla para hacerla sonar incluso mejor que el tema original». Bueno, lo que pasaba era que yo no conocía bien el tema, por lo que me puse a tocarlo siguiéndolo del modo más fiel posible, y ésa fue la parte creativa. La cosa sonaba bien porque estuve tocando con un feeling jazzístico, al modo de un solo de jazz, pero lo que en realidad estaba tratando de hacer era interpretar lo que recordaba de la canción.

«Les [Koening] a continuación sugirió que probáramos con una balada, y Paul Chambers dijo:

«-¿Sabes qué tema sonaría bien al saxo alto y pegaría con tu forma de tocar?… ‹Imagination›, ¿lo conoces?

«-Sí -respondí-, lo tengo de oído. Da-da-da-daaa-da…

«-¿En la bemol? -intervino Red.

«-Bueno, solo estoy tarareando sin ton ni son -dije yo.

«Nos pusimos de acuerdo sobre el desarrollo de la melodía y el puente, y entonces pregunté:

«-¿Qué podríamos hacer al final?

«Red contestó:

«-Lo mejor sería que tocaras una pequeña coda. Y que la improvisaras.

«Toqué la melodía y continué con un solo; Red interpretó un solo; Paul se lanzó a por el suyo; entré y desarrollé el nuevo motivo, con una pequeña serie de acordes. Al final se detuvieron, y esbocé entonces un corto fragmento improvisado, antes de llegar juntos al final. El resultado fue fantástico: ‹Imagination›, en Art Pepper Meets the Rhythm Section. Sonaba como si nos hubiéramos pasado meses enteros ensayando juntos.

«La sesión entera discurrió de esa forma. Tocamos un montón de cosas que siempre me habían gustado pero nunca había interpretado. Y mi manera de tocar les llegó al alma. Lo que tenía su miga: ¡eran los músicos que habían estado tocando con Miles, nada menos! ¡Y yo además era blanco! Los tres estuvieron encantadores, dijeron que había sido estupendo y se mostraron entusiasmados por mi forma de tocar.

«Diane me miró como preguntándome si iba a perdonarla, si no estaba contento con todo. Y yo estaba tan aliviado de que la cosa se hubiera terminado que le dije:

«-Todo en orden.

«Así fue aquella sesión, y cuando el disco salió a la venta, a la gente le gustó muchísimo»

PRIMERA PARTE: Good hombres, good músicos
SEGUNDA PARTE: El racismo
VER TAMBIÉN: Art Pepper, el sublime maldito


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