Hace ocho días, ante empresarios porteños que lo invitaron a la “toma de compromiso” del nuevo Consejo Directivo en Veracruz de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el panista Miguel Ángel Yunes Linares remarcó que como gobernador del estado se conduce “como un ciudadano sencillo, como un ciudadano, como debe de ser, no como un príncipe, no como un emperador de los veracruzanos…”

Sin embargo, una cosa es lo que dice y otra muy diferente lo que hace o instruye que hagan por él sus colaboradores y aliados políticos, cuya mal entendida lealtad les hace ver y  comportarse como indignos y viles vasallos.

La última muestra de su soberbia e intolerancia la acaba de dar Yunes este martes, luego de que 25 diputados de MORENA, PRI y PVEM se negaron a aprobar la reestructuración de la deuda pública del estado como él la planteaba. De inmediato grabó otro video para fustigarlos, culpándolos del grave daño que –según él– estaban causando a Veracruz y para advertirles que prefería pagarles a los profesores, a las enfermeras y a los pensionados, antes que a los legisladores que, como ellos, no tenían compromiso con el estado.

Pero a pesar de la gravedad de la situación financiera del gobierno del estado, Yunes jamás tendió puentes de entendimiento y de negociación con dichas fuerzas políticas representadas en el Congreso local, cuyos partidos sumaron conjuntamente en la elección de gobernador de junio pasado más del 56.5 por ciento de los votos –la alianza priista 929 mil (30.15%) y MORENA 809 mil (26.48%)–, mientras que la alianza PAN-PRD que lo postuló a él ganó con una mayoría relativa de 34.78%, al sumar un millón 56 mil sufragios.

Como auténtico “emperador”, Yunes esperaba que, como antaño, cuando aún militaba en el PRI, los diputados aprobaran a ciegas su propuesta de refinanciamiento. Pero ni priistas ni morenistas accedieron a firmarle el cheque en blanco, pues señalaron que la SEFIPLAN les estuvo dando información financiera a cuentagotas y que tampoco él ha querido hacer una reingeniería administrativa para reducir el aparato de gobierno y restringir la nómina gubernamental, además de que se ha negado a especificarles los montos y aplicación de los recursos que obtendría su administración con esta renegociación a un plazo de 30 años, por cuyo prolongado pago de intereses incrementaría en 34 mil millones de pesos más el monto de la deuda que actualmente asciende a 46 mil millones de pesos.

Ahora, en vez de sentarse a negociar con sus adversarios en la Cámara de Diputados y ceder en algunas de sus propuestas, Yunes anunció este miércoles que renegociará directamente con los bancos, al margen del Congreso, y adelantó que recortará a la mitad el presupuesto anual del Poder Legislativo que es de 700 millones de pesos. Sin embargo, no dijo nada de un ajuste de las dependencias del Poder Ejecutivo que encabeza.

Este lunes, al expresar el posicionamiento del CDE del PRI “en torno al marco de legalidad y la no utilización política de la justicia y la fuerza del Estado” con motivo de la detención del ex gobernador interino Flavino Ríos Alvarado, el dirigente priista Renato Alarcón Guevara expresó que “asumimos una posición crítica y denunciamos la actuación de un Gobernador que utiliza la Fiscalía General del Estado, todo el aparato de seguridad y probablemente alguna parte del Poder Judicial, para sus objetivos insaciables de venganza y el intento desmedido de amedrentar a la oposición”.

Igualmente ayer, el senador priista Héctor Yunes Landa denunció que “luego de que este lunes evaluó los primeros cien días del nuevo gobierno, Miguel Ángel Yunes ordenó al fiscal general del Estado, Jorge Winckler, reactivar una denuncia que durante la campaña electoral del año pasado interpuso en contra de su padre, don César Yunes Faisal, sus hermanos Rafael y César Yunes Landa, así como de su sobrino Jesús Yunes García.

El senador priista reveló que anteayer por la noche, el fiscal Winckler “festinó frente a un grupo de colaboradores indiscretos que acababa de recibir instrucciones del gobernador del Estado de reactivar la denuncia que contra mi papá, mis dos hermanos y mi sobrino Jesús, mandó a presentar el propio gobernador a través de Joaquín Rosendo Guzmán el 14 de marzo del 2016, por la supuesta violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, al gestionar ante el IPAX permisos de portación de armas”, un “asunto que ha quedado jurídicamente aclarado”, dijo Yunes Landa, calificando como una “canallada” de Yunes Linares que después de haber vivido “como un hijo más en casa de mis padres, y convivido con Cesar, Rafael y conmigo mismo como un hermano más, Miguel Ángel vuelva a morder la mano generosa de mi padre”, de quien dijo que “durante sus 87 años de vida ha gozado de una fama pública de hombre de bien, honesto, decente y extraordinariamente esforzado”.

“Mi padre le dio un hogar, y ahora Miguel vuelve a mal corresponder ordenando la reactivación de un asunto que está cerrado y que nunca procedió porque fue aclarado en su momento”, puntualizó.

Sin embargo, dijo que la instrucción del gobernador al fiscal “autónomo” no sólo alcanza a sus hermanos César y Rafael, sino también a su sobrino Jesús Yunes García, hijo de su finado hermano Jesús Yunes Linares. También afirmó que “el delito que cometió nuestro sobrino Jesús fue el organizarme, cuando era yo candidato, una comida con la mayoría de la familia Yunes en la casa de su mamá, la señora Sara García, viuda del hermano del ahora gobernador, comida a la que también asistió mi muy querida prima-hermana Norma Yunes Linares, hermana mayor de Miguel Ángel, junto con su esposo y sus hijos Carla y ‘El Tato’ Vega Yunes, a quienes sugeriré vayan previendo la promoción de un amparo para evitar ser detenidos por el delito de ‘acompañamiento’. Lo anterior por la proclividad del gobernador por crear ‘ficciones legales’”, ironizó Héctor Yunes.

Dijo que las acusaciones contra su familia son una muestra más de la “impresionante” intolerancia a la crítica que padece Yunes Linares, quien sin embargo negó ante los empresarios porteños que se comporte como un “emperador” o como “un príncipe”.