Cuando todos esperábamos un debate presidencial en que los candidatos salieran a matar o morir, nos quedamos con la sensación de que fue una especie de empate a cero entre Túnez y Panamá. Con un Anaya temeroso de ser exhibido en público, un López Obrador errático y corriendo para evadir la metralla; y un Pepe Meade con técnica pero poco punch. Aun así, la elección no está decidida.

Por si sus ocupaciones ordinarias le impidieron deleitarse con la prosa, el ingenio y la astucia de nuestros ínclitos candidatos, le ofrecemos un sabroso resumen de los mejores momentos de un debate que puso en evidencia que los candidatos ya están exhaustos en la etapa final de la campaña.

A 18 días de las elecciones, José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrador y Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, dialogaron y se atacaron en temas de corrupción, asignación de contratos, economía y educación, en esta especie de tragicomedia en la que nadie sabe quiénes son los malos y ,os peores.

Ricardo Anaya llegó nervioso. La semana anterior se había dado a conocer un video donde se exhibían todas las linduras que hizo para allanar el camino a la candidatura presidencial; por eso se dijo blanco de una “campaña brutal de ataques, mentiras, infamias”, porque se atrevió a decir que habrá una fiscalía autónoma que indague” a Enrique Peña Nieto, en casos como el de Ayotzinapa y la Casa Blanca.

Personalizar la justicia no es buena idea, cuando ya hay instituciones para ello. Pero la idea de la venganza disfrazada de justicia siempre es atractiva.

López Obrador, después de que Anaya lanzara la promesa de campaña de bajar el precio de la gasolina, dijo que “estos, ellos dos”, en referencia a Meade y al candidato del Frente, son los que subieron el precio del combustible, con la reforma energética.

Anaya acusó a López Obrador de que “como los del PRI”, ya tiene sus contratistas favoritos. Mostró fotografías del candidato del venerable Peje con el ingeniero José María Riobóo, cuya empresa tiene el antecedente de haber estado a cargo del diseño y construcción del Segundo Piso del Periférico, durante el gobierno de López Obrador en la Ciudad de México.

Y recordó que López Obrador, durante su gobierno en la Ciudad de México, otorgó a la empresa de  José María Riobóo contratos por asignación directa, sin licitar, por un monto de 170 millones de pesos. Aunque se tambaleó, el tabasqueño no pisó la lona.

“Si te presento los contratos, ¿renuncias a la candidatura?”, dijo Anaya a López Obrador, indicando que las pruebas de la asignación de esos contratos estarían en la página debate2018.mx.

Intervenciones después, en este asunto de llevar a la cárcel a los adversarios políticos, López Obrador reiteró que la venganza no es lo suyo, por lo que ni Anaya sería llevado a la cárcel en caso de ganar la presidencia.

El candidato de Todos por México, José Antonio Meade, dijo durante el debate que en la mesa “el único indiciado” por un delito era Ricardo Anaya, en referencia a las acusaciones y videos que supuestamente involucran al candidato del Frente con operaciones ilegales. Anaya, en respuesta, dijo que Meade está involucrado en el caso de corrupción de Odebrecht. “Tú y tu jefe (Enrique Peña Nieto) van a enfrentar la justicia, cuando sea presidente”, aseguró Anaya.

Al aparecer el tema de Odebrecht, Meade señaló que el socio de esa empresa en México es la familia de Javier Jiménez Espriú, a quien López Obrador propone como secretario de Comunicaciones y Transportes. La pregunta es: ¿entonces quién fue el gran socio del corporativo brasileño?

López Obrador mencionó que la política económica durante el periodo neoliberal, del que Meade ha sido parte, ha sido “un fracaso”. En respuesta, Meade dijo que el gobierno de López Obrador en la Ciudad de México fue una “tragedia”. Pepe Meade aseguró que con las propuestas de López Obrador la pobreza subiría 30% en el país. “Esta película ya la vimos. La vieron 130 países. Esta película siempre termina mal, con pobreza y desempleo”, dijo Meade sobre el plan económico del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.

Después, Meade mostró el estuche de una película, con el título “La Gran Depresión México 2018 a 2014”. Esa película, mencionó Meade, “sólo la va a ver Andrés Manuel”, porque perderá la elección, y acusó que López Obrador es “uno de los gobernadores más corruptos que hemos tenido”.

El Bronco, en otro momento de confrontación del resto de los candidatos, dijo sin un destinatario específico “ahora dale un beso, cabrón”, porque el país necesita unidad, y no tantos pleitos. También le preguntó a López Obrador si traía en su cartera una foto de Elba Esther Gordillo. “No la traje, por precaución”, le respondió el candidato de Morena.

Hasta ahora, la cárcel sigue siendo el eje de las propuestas de las campañas; paradójicamente, quien amenaza con usarla como revancha política, podría estar labrando su camino hacia ella.

Las del estribo…

  1. El candidato al Senado Julen Rementería sigue viviendo de la nostalgia. Todo su discurso gira en torno a su última responsabilidad pública al frente de la Secretaría de Comunicaciones. No es malo sentirse orgulloso del desempeño personal, pero de eso a suponer que a la gente que hacen falta más los caminos que la seguridad o el empleo, sólo muestra su hipócrita candidez. Ignorar los problemas no los resuelve.
  2. Habrá tiempo para evaluar lo que fueron las campañas y lo que quedará de los partidos. En el caso del PRI, el problema no ha sido quienes ya se fueron, sino quienes siguen ahí, como caballos de Troya. No se puede aludir a que Javier Duarte ya está en la cárcel, cuando el resto de la pandilla se placea alegremente al lado del candidato priista.