Los veracruzanos estamos frente a un gobierno fallido. Los alarmantes niveles de violencia que se registran a lo largo y ancho de Veracruz hablan por sí solos del fracaso que ha sido el gobierno del panista Miguel Ángel Yunes Linares, quien se sigue resistiendo al nombramiento de un Comisionado Federal que se encargue del manejo de la seguridad en el estado, sabedor que eso significa aceptar su derrota, admitir que la promesa que hizo a los veracruzanos de terminar en un plazo de seis meses con la inseguridad fue, como lo ha dicho su hijo, para ingenuos. Yunes Linares sigue hablando de la presencia de bandas de la delincuencia organizada en la entidad, que son las que, al pelear por el territorio, se eliminan entre ellos, lo que es una absurda explicación sobre lo que está pasando con el tiradero de cadáveres hechos pedazos y el sinfín de ejecuciones, los secuestros y extorsiones que asolan a los veracruzanos. No se trata de justificar estas escenas de horror diciendo sandeces; si los conocían, porque así lo afirman cuando se refieren a ellos, entonces por qué no los detienen antes de que sigan ensañándose con los ciudadanos y sembrando nuestras calles de cadáveres. En la historia de Veracruz jamás se había registrado un episodio como este de tanta criminalidad; es en el gobierno del panista, en solo un año dos meses, en el que se instauró un clima de violencia tan feroz, síntoma inequívoco de un gobierno fallido. Así, ni para que insista en su monarquía