Mutatis mutandis.

Por Rafael Arias Hernández.

No es lo mismo tronco que árbol. Ni la parte o partes, que el todo.

Inútil, ofensivo y hasta delictivo, en asuntos de política pública y gobierno, ocultar o evadir la o las preguntas y temas centrales. No es válido ni aceptable responder, considerando sólo uno de los componentes, por muy importante y significativo que sea. Peor cuando el gobierno es insolvente.

Innecesario ser experto en finanzas, para saber que es más, mucho más lo que se adeuda. Informar cuánto y por qué, es obligación ineludible de quienes gobiernan.

Todos deben entender, que no se trata de que hagan lo que se les dé la gana, para decidir y difundir una cantidad a capricho; e incluso, administrar y disponer, discrecional y arbitrariamente de su administración y destino. El engaño oculta el tamaño del daño.

Deuda pública total: seguimiento y control

Últimos acontecimientos comprueban, lo absurdo y costoso, que es seguir negando y ocultando magnitud y complejidad del problema en estados y municipios. Las consecuencias, sacrificios y retrocesos son ya de preocupación nacional e internacional.

Urge saber sobre la crisis de las finanzas gubernamentales locales y el injustificado crecimiento del endeudamiento público. Indispensable contar, tanto con un diagnóstico actualizado, objetivo y confiable, como detener saqueos, desvíos y pérdidas de los contados y valiosos recursos públicos.

Precisa instrumentar, cuanto antes: control de daños efectivo; identificación y combate a ineficiencia y delincuencia; y supresión de la impunidad.

Para empezar, apegarse a Derecho, para entender el significado de lo que es deuda; y, para obtener el total, simple y sencillo, sumar todas y cada una de las partes que la definen.

No estaría mal, para gobernantes, jefes y subalternos, una lectura obligada de los preceptos constitucionales y sus leyes secundarias respecto al endeudamiento gubernamental.

Aquí en la Aldea. Para empezar, hay que analizar el Código Financiero para el Estado de Veracruz; y, próximamente, la llamada Ley federal, que intenta detener y controlar uso y abuso, de este instrumento financiero, por parte de gobernadores y alcaldes.

A propósito ¿Y la ley de deuda pública estatal, para cuándo? ¿Y la clara y precisa responsabilidad hacendaria, para evitar y castigar ineptos y corruptos?

Recientemente, el Presidente Enrique Peña Nieto, presentó la Iniciativa de Legislación Secundaria en Materia de Disciplina Financiera de Entidades Federativas y Municipios.

Según información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la deuda pública estatal casi se triplicó en ocho años en el país, al pasar de casi 187 mil millones de pesos en 2007, a casi 510 mil millones en el último trimestre de 2014. Más de medio billón e innumerables efectos de limitaciones y sacrificios sociales.

Aunque lo nieguen beneficiados y enriquecidos con su cuestionado manejo. Razones para establecer límites y controles sobran, porque los efectos de gobiernos en quiebra, débiles o estancados, los tienen que padecer sus empobrecidas, hambrientas e inseguras poblaciones.

“El objetivo es lograr una correcta rendición de cuentas en el ámbito local a través de cinco componentes, explicó el mandatario.

  1. La deuda deberá ser pagada tres meses antes de que concluya su gestión para evitar dejar deuda al próximo gobierno local.
  2. No está prohibido que las entidades contraigan deuda, pero deben pedir créditos para inversión productiva.
  3. Registro Público Único y actualizado de deudas: transparencia de obligaciones financieras de los estados mediante páginas de internet.
  4. Establecimiento del Sistema de Alertas de Deuda Pública: esquema de indicadores para identificar a los estados más endeudados.
  5. Oportunidad para obtener créditos con el aval de la federación.”

La ley incluye un marco normativo para que las entidades aseguren la estabilidad económica”. (Sin Embargo.170815)

La bursatilización si es deuda pública

En el caso de la administración y finanzas gubernamentales de Veracruz, una parte es la deuda bancaria y de valores, y otra la deuda pública total.

Eso hace recordar, la abusiva actitud, secundada por una costosa y singular campaña, que hace años sostuvo, pregono y repitió que: “la bursatilización no es deuda”

Hoy no sólo se ha comprobado el engaño, sino ya se padece el enorme daño.

Por años se esconden o niegan, cuantiosos pasivos institucionales. Se hace costumbre y negocio, para muchos funcionarios e intermediarios, liquidar pasivos empresariales. Implantándose el sistema de “paguitos” y su redituable “coyotaje”.

Pero además, aumentan aportaciones estatales convenidas, pero incumplidas. Se acumulan cuentas institucionales, hasta que se vuelven impagables; y, en innumerables casos, como el de derechos del agua, se desaprovecha la condonación federal de miles de millones de pesos, porque simple y sencillamente no se hace nada al respecto.

A propósito. Agua en Veracruz sin previsión, cuestionada administración y privatización.

Sin mencionar el injusto y escandaloso problema creciente de los pasivos laborales, en donde por años no se paga ni restituyen daños, por probado y comprobado abuso de autoridad, ineptitud o corrupción. Eso sí, campo de impunidad e injusticia.

Pagos pendientes, liquidaciones aplazadas, obligaciones diferidas. Temas y temas de nunca acabar, que fácilmente llevan al total de deuda pública contraída, a más del doble del monto de la registrada deuda bancaria y de valores.

Por cierto, ni para contar con la lavandería de la Contraloría; el Órgano de simulación superior (ORFIS); y la minusválida Comisión de Vigilancia del Congreso.

¿Finanzas sanas?

Si la deuda es menor, entonces ¿Por qué se debe tanto y a tantos?

Los cuantiosos y crecientes presupuestos aprobados cada año. ¿Se administran responsable y eficazmente? ¿Dónde está la lista de obras públicas e inversiones productivas que respaldan la voluminosa deuda financiera contraída?

A todos se debe. ¿Qué de la deuda a Pensiones, la UV y muchas otras dependencias y organismos descentralizados y autónomos?

Salida fácil despojar, endeudar, privatizar para obtener y aprovecharse de recursos que son de otros, de niños y jóvenes, de ancianos y minusválidos, de futuras generaciones, incluso de los que todavía no nacen y no pueden defenderse.

A más deuda, menos crecimiento, empleo, competitividad. Muy pocas obras públicas e inversiones productivas. Más pobreza, hambre, limitaciones y sacrificios. En Veracruz, lo prometido es deuda.

*AcademicoIIESES-UV@RafaelAriasH Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez.