La investigación iniciada por el Servicio de Administración Tributaria (SAT), con el respaldo de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP y la PGR, respecto a la probable comisión de los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero (carpeta en la que está involucrado el gobernador con licencia de Veracruz Javier Duarte) podría ser sólo la punta de un gigantesco iceberg, la punta del hilo de una compleja red de complicidades que durante décadas se ha dedicado a la compra-venta fraudulenta de tierras, principalmente en el sureste mexicano.

Las personas para las que la PGR solicitó orden de aprehensión están relacionadas con la adquisición de tierras ejidales en territorio veracruzano, pagadas a precios de miseria, para ser sobrevaloradas y vendidas casi de inmediato a terceros.

Este negocio, sin embargo, ni es nuevo ni se circunscribe a Veracruz. Los actores de esta fraudulenta trama han actuado en todo el sureste del país, siempre con el cobijo de políticos del más alto nivel.

Se dedican a ubicar tierras de gran potencial económico, tierras en las que se pretenda construir un aeropuerto, una presa o una autopista. También se interesan por predios con altas expectativas en materia turística.

Compran a precios muy bajos y revenden con estimaciones sobrevaluadas. Las ganancias son de miles de millones de pesos.

La mayoría de esos terrenos son ejidos, y han perfeccionado sus métodos para apropiarse de dichas propiedades. Primero corrompen a las autoridades ejidales y consiguen que los incluyan como miembros, poseedores de una parcela, para desde adentro iniciar el despojo.

El jefe de esta banda se llama Antonino Almazán Arteaga, quien fuera hace algunos años delegado del Registro Nacional Agrario en el sur del país.

En la década de los 90, a finales del siglo pasado,  este sujeto era identificado como operador de la familia Mouriño, en Campeche, (¿recuerdan a Juan Camilo Mouriño, quien fuera secretario de Gobernación durante el gobierno de Felipe Calderón y que falleciera al desplomarse la nave en la que viajaba, justo sobre la ciudad de México?) donde se apoderaron de miles de hectáreas ejidales en Lerma.

En asambleas que resultaron meros montajes, fueron inscritos como ejidatarios, poseedores de parcelas de dicho ejido, Miguel Velázquez Nieva, quien fungía como representante del propio Antonino Almazán; Moisés Mansur Cysneiros, José Juan Janeiro Rodríguez, Rafael Genaro Rosas Bocardo y Santa Bartolo Acuña, quien en ese entonces se desempeñaba como la contadora de Antonino Almazán Arteaga. Hoy todos ellos son buscados por las autoridades federales por sus andanzas en tierras veracruzanas.

Pero no sólo es ese caso.

Miguel Velázquez Nieva y Santa Bartolo Acuña fungen como Presidente y Secretaria del Comisariado Ejidal del ejido Isla Holbox, un lugar casi virgen, que forma parte importante del área de Protección de Flora y Fauna «Yum Balam». Es un área protegida por leyes internacionales que combina selva tropical, playas vírgenes, lagunas, cenotes, y ríos; además de fauna salvaje. La Isla se ha transformado en un destino turístico de clase internacional.

Sus negocios también se ubican en uno de los más fuertes polos de desarrollo turístico de Tulum , en el ejido José María Pino Suárez, en ese caso con el patrocinio y protección del ex banquero Roberto Hernández Ramírez. Resulta que en la directiva de dicho ejido aparecen Miguel Velázquez Nieva y Santa Bartolo Acuña.

Tanto en Lerma, como en Holbox y en Tulum, hay denuncias de ejidatarios por el despojo del que fueron víctimas.

En Yucatán, durante el gobierno de Patricio Patrón Laviada, se gestó un gigantesco fraude y el despojo de miles de hectáreas de bosque con motivo del desarrollo del proyecto denominado “Metropolisur”, el plan de negocios más ambicioso del entonces Gobernador yucateco, quien pretendía aprovechar el auge que se preveía gracias al Plan Puebla Panamá.

Los poblados afectados fueron Oxcum, Unucmá, Umán, Uncanab, Dzelchac y San Antonio Chel, que representan 5 mil 200 hectáreas.

Ahí también se hizo sentir la mano de esta banda del crimen organizado.

¿Con quién operaron en Veracruz?

¿Quiénes fueron sus víctimas?

¿Cuánto se robaron y cuánto lavaron?

Muy pronto habrá de saberse.

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