A 20 años de haber iniciado las primeras acciones de protección, conservación y rescate del manatí antillano (Trichechus manatus manatus) en el Sistema Lagunar de Alvarado (SLA), Blanca Elizabeth Cortina Julio, investigadora del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad Veracruzana (UV), aún tiene muchos retos por delante.

Uno de ellos es el proyecto de construcción de un centro de rehabilitación y reincorporación para manatíes en el SLA, tal y como lo tienen otros países, con el propósito de establecer un programa de rescate, atención, protección y cuidados que evite su vida en cautiverio, principalmente de crías huérfanas y animales varados.

En el marco del Día Nacional del Manatí, que se celebra el 7 de septiembre, la investigadora impartió una plática a estudiantes de la Facultad de Biología de la UV, a quienes compartió la importancia de preservar a esta especie en peligro de extinción, así como sus experiencias y labor de sensibilización con lugareños, pescadores y almejeros del SLA.

Al respecto, destacó que gracias a la participación local ha sido posible la conservación de los recursos naturales de esta zona, pues han colaborado en talleres y pláticas de concienciación sobre el cuidado del manatí.

Cabe indicar que el 2 de febrero de 2004 el SLA fue incluido como un humedal de importancia internacional y Sitio Ramsar.

Expresó que el biólogo Antonio Heriberto Maruri García la encauzó por este camino diciéndole que no debía irse a otras partes del país para trabajar con mamíferos, pues en el estado de Veracruz la necesitaba el manatí. Es así que en 1999, inició esta acción coordinada por Enrique Portilla Ochoa, otro de los investigadores del IIB enfocado en la conservación de humedales y acaecido hace un mes.

Cortina Julio dio a conocer que en el mundo existen 126 especies de mamíferos, entre ellas: ballenas, delfines, morsas, marsopas, focas, lobos marinos, nutrias, oso polar y el manatí. Describió a este último como un animal inofensivo, tímido y sedentario de color gris pardo, al que se le pegan algas en el lomo, el pelo se esparce por todo el cuerpo, con mayor abundancia en el hocico.

Su distribución incluye la vertiente del Golfo de México, en los sistemas humedales de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo.

Se trata de una especie herbívora de aguas tropicales y subtropicales poco profundas como lagunas, estuarios y cenotes.

Tiene un peso que va desde los 500 a los mil kilogramos. Su longitud al nacer es de 90 centímetros, mientras que en la edad adulta llega hasta los tres metros.

Son solitarios, pero en temporada de cortejos andan en grupos de por lo menos siete animales. Al igual que a los jaguares o águilas se les considera especies sombrilla, toda vez que si se les protege se beneficia a muchas otras especies que componen la comunidad de su hábitat.

Hace algún tiempo, en México se les llegó a considerar en peligro de extinción debido a la cacería, pues para las personas eran una fuente rica de alimento.

Su piel gruesa, muy parecida a la de los elefantes, la ocupaban para cubrir los asientos de las carretas, mientras que con los huesos hacían harina. Esto, se determinó con base en un trabajo antropológico social.

Cortina Julio reiteró que gracias a esta campaña permanente de conservación donde se ha sensibilizado a los miembros de las comunidades, el manatí y su hábitat son protegidos por los pobladores, quienes dan aviso de los avistamientos o varamientos, ya sea a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) o a la UV.

En este sentido, también habló de la labor estrecha con el Acuario de Veracruz, lugar a donde tuvo que ser trasladada la bebé Dominga, hallada por lugareños en estado crítico de deshidratación.

También hizo mención del caso de Juventino, otro manatí rescatado, rehabilitado y devuelto a su hábitat por los habitantes de la comunidad El Nacaste, municipio de Alvarado.

Indicó que de esta actividad han surgido un total de 11 tesis de licenciatura sobre educación ambiental; uso y manejo del manatí; capacitación y trabajo social; rehabilitación de crías de manatí; varamientos y avistamientos.

Asimismo, destacan cinco tesis de maestría bajo las temáticas de: hábitat del manatí; educación ambiental; participación social, y formación de promotores.

La investigadora de la UV junto con estudiantes universitarios, instancias federales, estatales y organismos no gubernamentales, busca continuar con las acciones de conservación, educación y difusión, establecer el centro de rehabilitación y reincorporación del manatí, así como el desarrollo de proyectos de investigación.

UV/ Claudia Peralta