En abril del año pasado, Raysel Pérez vino a presentar su primer disco, En mi propia vida, platicamos extensamente y entre otras cosas me dijo:

«En el disco hay músicos que hoy por hoy tocan con Arturo Sandoval, como Kemuel Roig, pianista, e Hilario Bell, baterista que ahora vive en Miami. También está Eugenio Dinza, trombonista cubano que vive en el DF. Mucha gente que colaboró es muy importante y para mí es un honor tenerlos ahí, como digo en los agradecimientos: ‹quiero agradecer que quisieron convivir por un ratito en esta isla que se convirtió el disco›.

«Este disco que acabamos de hacer está desfasado, tiene canciones de hace diecisiete años, ya me puse al día con lo rezagado y a partir de ahora viene una nueva visión, una nueva producción que me imagino que no va a tener tanto esta vestidura virtuosa de la que te acabo de hablar porque todas esas cosas son producto del devenir histórico mío, de donde vengo, a partir de ahora ya hay más tiempo, hay más madurez y hay mucho México en mí».

Me comentó, también, que no sabía de la existencia de la beca María Grever, Ray Morteo le habló de ella y lo instó a que participara. Lo hizo y un tiempo después:

«Estaba yo en medio de un aguacero en Veracruz, eran como las tres de la mañana, yo venía en el carro terminando de tocar y pasé a comprar una torta. La calle donde venden las tortas se llena tan rápido de agua que no me podía bajar y decía ya me voy a ir porque no voy a poder salir de aquí. A esa hora me llegó un mensaje de Ray:

«—Te Dije que tú eras mi gallo

«—¿Qué es eso, brother?

«Y me mandó un screenshot con la foto de los ganadores. Empecé a llorar, me dio una nostalgia, te lo juro».

Hace unas semanas me envió la liga del video que acababa de publicar, Las puertas del balcón. Le propuse que nos reuniéramos para platicar de eso, del resultado de la beca y de sus nuevos proyectos. No siempre es fácil hacer coincidir los tiempos, apenas hace unos días lo logramos y me enteré de que de la beca salió un disco en el que no solo se repitió la vestidura virtuosa sino que con ella grabó todo el material.

«Lo que me quedó de la beca fue un mayor nivel de conciencia a la hora de sentarme a componer una canción, porque te enseñan a ser muy meticuloso y a cuidar mucho cuestiones que hoy están un poco echadas a perder como la gramática, la ortografía y las palabras que utilizas, son muy exigentes en eso.

«Los tutores —Memo Méndez Guiú y Gil Rivera— dicen que la beca es como un caballo de Troya intentando penetrar en una industria que está permeada por tantas cosas banales y sin calidad, y con la beca se intenta transformar y formar a los nuevos creadores para que produzcan una obra excelente, no necesariamente tiene que ser desfasada, puede ser actual, puede ser contemporánea, puede ser, inclusive, basada en los géneros que se están manejando hoy como el reguetón pero con buenas herramientas para que el día que te toque enfrentarte a la industria, tu canción sea bien recibida pero que lleve un mensaje y que tenga una buena elaboración.

«Éramos seis becarios, íbamos cada mes, presentábamos la canción que habíamos compuesto y entre todos proponíamos, descubríamos, criticábamos. Cuando uno hace una canción y la muestra a su entorno más cercano —la familia, los amigos—, el simple hecho de haberla hecho ya es un motivo de gracia y todo mundo se lo celebra, nadie se detiene a oírla a detalle, eso va creando un mal hábito porque lo lleva a uno pensar que todo lo que hace está bien hecho. En mi caso en particular, una de las cosas buenas que aprendí en ese taller fue a poder desnudar mi obra con humildad; cada encuentro era llegar a desnudar un proceso creativo y a estar dispuesto a que te lo desbarataran entre varias personas, era por mi bien pero el simple hecho de que había una cuadrilla esperándome para balacearme, me fue incómodo al principio pero tuve que darme cuenta de que esa era mi enseñanza, a eso yo iba. Yo pienso que fue igual para todos, pero estoy hablando por mí. Eso fue muy bueno porque cuando compones una canción y piensas que ya está acabada, tienes que darle un tiempo de maduración y volver a retomarla y ahí es donde verdaderamente te das cuenta si está finalizada. Son cosas que vas adquiriendo con esos procesos y con el tiempo, todo eso se traduce en madurez. Ojalá todo mundo tuviera esa oportunidad que tuve yo.

«Terminó la beca y todos quedamos felices, fue una generación, dicho por los maestros, bastante buena, con mucho talento; inclusive dijeron que era fácil trabajar con nosotros, cosa que a lo mejor no había pasado con grupos anteriores por cuestiones de ego. La beca también fomentó que se creara una buena amistad entre todo el grupo, finalmente somos creadores jóvenes, yo soy el chavo-ruco (risas), todos ellos tienen menos de treinta años y lo más probable es que en esa generación vayan a pasar cosas buenas.

«Otra cosa buena de la beca fue que nos sembró el oficio, porque uno hace una canción por inspiración y está bien, pero hacer una canción por obligación es diferente, cambian todos los conceptos y preceptos y todo, eso fue muy importante. Nos pedían una canción mensual y había meses que eran dos y hasta tres canciones, ya estaba calendarizado para que hiciéramos un total de dieciséis canciones en un año.

«De esas canciones, no todas son las que más te gustan, tú las haces y sabes que son tuyas y están ahí, pero le vas tomando amor, como todo, a algunas. Tomé el recurso que me dio la beca para ir plasmando las canciones que yo creía que eran las mejores en un disco que va a salir en diciembre, ya lo tengo casi completo, va a traer diez canciones y un bonus track que es otro arreglo de una misma canción.

«El proceso del disco ha sido hermoso, una vez más he tenido amigos con los que estudié en Cuba pero ya viven en el exilio en Estados Unidos, hemos trabajado distancia de una manera fenomenal. En el disco pasado fue nuestro primer acercamiento, hicimos una canción y me resultó tan bonito y fue tan orgánico que ahorita hicimos la mayor parte del disco. Son músicos como el pianista Kemuel Roig, que hoy mismo anda de gira con Al Di Meola, imagínate de qué tamaño estamos hablando. El baterista es Hilario Bell, ha sido dos veces ganador del concurso de batería más importante de Estados Unidos; son grandes músicos y son mis amigos, eso es lo mejor.

«Es un disco un poco más conciso, el anterior fue muy variado con respecto a los géneros, inclusive con respecto al modo de escribir porque son canciones que fueron hechas en distintas épocas, pero ahora, como todas las canciones son producto de un mismo proceso creativo y de una misma etapa, tienen un hilo conductor que le da cierta organicidad al conjunto.

«También he ocupado este tiempo para presentarme, ya sea como solista, ya sea con un percusionista y a veces el proyecto completo. La verdad es que muy pocas veces existe el recurso para presentarme con toda la banda, lo cual es triste, entonces he tenido que buscar esas otras formas para poder seguir publicitando las canciones, yo soy un músico independiente y si no lo hago así, no hay modo. Lo último que hicimos aquí en Xalapa fue la Feria del Libro Infantil y Juvenil en la prepa Juárez, fue bonito que me invitaran, ahí fui con un percusionista. En Veracruz puerto he estado teniendo presentaciones, lo cual me da mucho gusto porque pareciera que Veracruz no es muy abierto a las nuevas propuestas ni a las cuestiones culturales, pero yo he descubierto que hay un circuito underground de gente que está haciendo cosas muy interesantes, no solamente con la música sino en el teatro, en la plástica; se están haciendo en Veracruz muchas cosas de manera independiente y yo también he entrado ahí como nuevo creador. Hay espacios que me han invitado como la librería Mar Adentro, con el Ivec acabamos de hacer una presentación hace tres semanas. Ha habido apertura y mucho tiene que ver el hecho de haber participado en la beca porque es como una credencial que te da credibilidad, esa es otra cosa que me ha quedado de esa experiencia. El trabajo de la UV [actualmente es cantante de la Xalli Big Band] también se vuelve una carta de presentación.

«Con el grupo Raizcuadrada —el grupo de son cubano que formé en Veracruz y con el que tengo veinte años trabajando— vamos a participar en el Festival Afrocaribeño, vamos a tocar en Veracruz el día 19 y el 20 vamos a tocar aquí, en el Ágora de la Ciudad, le tengo tanta ilusión a eso porque yo estaba loco por mostrar ese formato —que también es parte de lo que hago— aquí en Xalapa, porque si gusta quizá empiecen a salir algunas propuestas porque, finalmente, aquí no hay mucho de ese material ni de ese tipo de formatos.

«Yo me he tenido que batir a espadas conmigo mismo porque hay un alto porcentaje de gente que me conoce como Raizcuadrada pero esas personas no conocen a Raysel creador, no está de más decirte que este compositor que ya existía no había salido nunca la luz por cuestiones de derechos de autor y cuestiones legales porque todavía no era mexicano, entonces la gente conoció más al Raysel sonero y comercial que al compositor. Yo me he debatido en eso porque queriendo hacer las cosas bien me concentré en sacar a la luz al compositor y descuidé al sonero, y en algún momento hasta quise hacerlo a un lado, pero eso es algo que no voy a poder borrar nunca porque es inherente en mí. Ahora, lo que he decidido es defender el híbrido, por eso saqué el video que se llama Las puertas del balcón, que es el único son que tiene el disco anterior. Esa pieza tiene el formato de son, inclusive yo toco el tres —tresillo le dicen aquí—, hicimos una variación y pusimos un vibráfono en vez de trompeta o flauta, es un sonido bien bonito el que produce el vibráfono con el tresillo, lo hicimos así para poder encajarlo en el sonido del disco en general, pero es un son con coros, con estribillos. Por defender el híbrido quise sacar este video porque los videoclips anteriores eran todos de música romántica, eran baladas y prefiero que ya vaya quedando esa cosa que son dos en uno, de hecho, en el material del nuevo disco ya lo tuve bien claro a la hora de componer, por eso te decía que este producto está todavía más logrado, inclusive conceptualmente, porque ya tengo bien claro para donde lo quiero llevar, y a lo mejor me he descubierto más y ahora tengo más claro quién soy respecto a eso».

 

 

VER TAMBIÉN:

El cultivo de las alas | Raysel Pérez / I
Este arroz ya se cuadró | Raysel Pérez / II
Mi propia vida | Raysel Pérez / III

 

 

 

 

 

 

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