Las huellas de los cascos de los caballos que llevaron a Cortés y sus soldados hacia la gran Tenochtitlán, y las de los cascos de las mulas que condujeron a Monseñor Guízar y Valencia a recorrer su arquidiócesis para socorrer a los damnificados del terremoto de 1920 o para llevar su fe hasta los lugares más remotos, aparecen plasmadas en esta última parte de la conversación con Leticia Arriaga Stransky.
Además de presentar la Ruta de Cortés y la Ruta de San Rafael Guízar y Valencia, habla del libro que compendia los 20 años que lleva recorriendo Veracruz, y que muy pronto verá la luz: De ruta en ruta por Veracruz. 20 años de trayectoria.

La Ruta de Cortés

Después empezamos con la Ruta de Cortés, es una ruta itinerante que va desde Antón Lizardo hasta Perote. Es la ruta de la conquista, menciono todos los antecedentes, todo lo que hizo Cortés, quien fue un gran estratega. Cuando logró zafarse del gobernador de Cuba que no lo quería dejar salir, se inspiró en otros viajes que se hicieron como el de Francisco Hernández de Córdoba y otros que ya habían venido a esta zona pero no habían llegado hasta Veracruz porque los atacaban en la Península de Yucatán.
En los libros de texto no te dan esa información, yo crecí en el error pensando que Cortés había llegado directo a México y no, él ya era un hacendado cubano de buen nivel cuando llegó aquí. Ya había investigado y había planeado todo de tal forma que cuando llegó a la Península de Yucatán, lo primero que hizo fue «rescatar» (comillas indicadas por la entrevistada) a Jerónimo de Aguilar y a Gonzalo Guerrero, pero Gonzalo Guerrero le dijo gracias, ahí te mandó al cura pero yo me quedo aquí porque ya soy príncipe, ya desposé a una indígena -el primer dato de mestizaje que hay es el de los hijos de Gonzalo Guerrero con una princesa maya-.
Resulta que los que guerreaban a los barcos españoles eran los soldados comandados por él, entonces los dejó pasar. Cuando llegaron al Usumacinta, también los guerrearon, ganaron y le regalaron a la Malinche, entonces ya tenía intérprete maya y náhuatl. Ella y Jerónimo de Aguilar fueron las claves, yo creo que sin ellos no hubiera llegado a Tenochtitlán, seguramente se hubiera quedado en Tlaxcala o en esta zona, derrotado.
En una reunión en la que estuve comentaba que, realmente, la Malinche fue la que hizo la conquista, ella le explicó a Cortés quién era Quetzalcóatl y lo instruyó para que supiera cómo estaba la situación, para que se hiciera pasar por Quetzalcóatl, en fin, la historia es fascinante, es como para un largometraje.
Es una ruta que ha tenido mucho éxito, recibo a la gente en el Puerto [de Veracruz] y siguiendo la ruta me los traigo a Xalapa y de ahí hacia Xicochimalco, aunque la ruta original fue Cempoala-Xicochimalco, Xalapa no figuraba, no había más que algunas casas. De Xico salieron hacia Ixhuacán de los Reyes y de ahí, rodeando el Cofre de Perote, llegaron al Valle de Perote, es el último punto que tocaron en territorio veracruzano, de ahí se fueron hacia Tlaxcala.

La Ruta de Guízar y Valencia

La Ruta de San Rafael Guízar y Valencia, curiosamente, se dio porque unas personas de fuera que vinieron a hacer la Ruta de Cortés, me pidieron que los llevara al Museo [de San Rafael Guízar y Valencia] y a la catedral, y me regalaron un libro sobre su historia. Lo leí y me quedé encantada con la historia de San Rafael, con lo que hizo hace casi a 100 años, cuando un terremoto azotó a esta región, yo ni sabía que podía haber un terremoto de esa magnitud aquí en Xalapa y me enteré de que en 1920 hubo una sacudida muy fuerte que afectó a varias poblaciones.
Guízar y Valencia no era un simple sacerdote, tenía muchas inquietudes, cuando estuvo en Zamora, Michoacán, fundó la primera escuela para señoritas en México, siempre estuvo activo haciendo cosas, ayudando a la gente. Se metió a las filas de la Revolución, tanto para esconderse, como para ayudar gente. Finalmente, se tuvo que ir de México, en Cuba lo han de adorar porque estuvo años haciendo trabajo de misionero allá, era su vocación
Cuando lo hicieron Obispo de Veracruz, en 1920, se vino a Xalapa. Llegó justamente un día después del terremoto y a pesar de que su jerarquía le permitía quedarse tranquilo, dejó su sotana y se fue, a lomo de mula, a conocer la arquidiócesis que le había tocado y a ver en qué podía ayudar a la gente, y descubrió que la iglesia de Teocelo se vino abajo, que Cosautlán casi desapareció, fue a dar hasta Quimixtlán, donde fue el epicentro, imagínate, atravesar esa zona de barrancas a lomo de mula no ha de haber sido nada fácil. Finalmente dio la vuelta al Pico de Orizaba y regresó por la vertiente oriental visitando esas poblaciones.
Lo más increíble es que a pesar de la persecución religiosa, regresó a esas zonas a hacer seminarios, porque no los dejaban dar misa en las iglesias. Siempre anduvo de misionero, no dejó de hacerlo nunca.
Es una historia bien interesante que vale la pena contar y difundir, entonces dije bueno, vamos a hacer la Ruta de San Rafael.
La parte final de la guía habla de que él, durante varios años no solamente estuvo visitando la región de Xalapa, sino que iba a Teocelo y de ahí se iba a Orizaba. Cerca de Orizaba, en La Perla, existe un centro misionero y de espiritualidad San Rafael Guízar y Valencia, hermoso sitio, buen lugar no nada más para los que son del culto religioso, pueden ir familias que simplemente quieran descansar. Es un sitio muy interesante, tiene una gran ubicación y una bella panorámica del Pico de Orizaba, de hecho, la Ruta de San Rafael también es un homenaje al Pico de Orizaba porque siempre está presente, yo menciono que es muy probable que en aquel entonces el obispo misionero regresara tanto a la región porque, aparte de su belleza escénica, se come delicioso (risas), entonces lo atrapó.
Con la creación de Ruta de San Rafael cerramos 20 años de trabajo editorial. La edición está totalmente patrocinada por el Gobierno del Estado, por primera vez en 20 años no tengo que andar tocando puertas a los patrocinadores, hasta me han de extrañar (risas). Además de la edición y el mapa, el Gobierno del Estado me está apoyando para hacer una exposición fotográfica itinerante.
La idea es presentar el libro, un video documental, la guía, el mapa y la exposición fotográfica en los municipios anfitriones que son Xalapa, Coatepec, Xico, Teocelo, Ixhuacán de Los Reyes, Huatusco, Coscomatepec, Córdoba y Orizaba para que conozcan esta historia y también puedan recibir turistas del segmento religioso, y presentar lo mejor de cada municipio en materia gastronómica, en materia de producto turístico. Es un corredor de pueblos mágicos cafetaleros con una historia que te va llevando desde Xalapa hasta Orizaba. En las presentaciones voy a involucrar a los empresarios para que participen a nivel gastronómico y artesanal para hacer muestras en las diferentes regiones.

De ruta en ruta

Creo que mi trabajo como fotógrafa está basado mucho en la descripción de la belleza natural de los escenarios que hay en Veracruz, pero creo que otra de mis fortalezas es el retrato, aunque no le he dedicado tanto tiempo, tengo buen material de retrato. Tengo facilidad para acercarme a la gente pero mi trabajo es y ha sido más documental, me he dedicado a difundir la cultura y la importancia ecológica de ciertas zonas. A veces la gente desconoce esto, es el colmo, acabo de ir a los Tuxtlas el año pasado y en el hotel en el que estuve no saben que tienen ahí la reserva de la biósfera.
Definitivamente, Veracruz es el estado que más he retratado en México y ahora estoy organizando todo mi trabajo para hacer una selección de las fotos que tengo de todo el estado para hacer un libro que publicaré muy pronto, se va a llamar De ruta en ruta por Veracruz. 25 años de trayectoria.

PRIMERA PARTE: Entre alpinistas y alquimistas
SEGUNDA PARTE: Por los caminos de Veracruz

 

 

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