El problema de la basura ha escalado a dimensiones realmente preocupantes; lo que debería ser un asunto ordinario de administración pública, se ha convertido en un Waterloo político y social de un presidente incapaz, arrogante, que se encuentra cada vez más solo.

Luego de que la ciudad amaneciera infestada de basura por doquier –incluso en el corazón mismo de la calle de Enríquez-, Hipólito Rodríguez salió a los medios a echar culpas sin proponer soluciones, evadiendo la responsabilidad de un conflicto que él mismo generó desde el inicio de su administración. ¿Acaso ya olvidó que hasta se compró su chalequito fosforescente para ir a clausurar personalmente el relleno sanitario?

Este martes debe haber sido uno de los peores días de su gobierno. Mientras observaba los cerros de basura acumulada frente a su propio palacio municipal, el ex alcalde y actual senador por Morena, Ricardo Ahued Bardahuil escribió en su cuenta de tuiter:

“Me duele mucho, me lastima, lo que está pasando en nuestra querida ciudad de Xalapa. Nuestra gente no lo merece. Acuso recibo de todos los reclamos con respecto a la administración pública municipal que me han hecho llegar en estos días. Lo anterior lo expreso con todo respecto y humildad, y asumo con plena responsabilidad los reclamos airados en mi contra por ser parte del mismo proyecto”.

A don Ricardo -siempre dueño de sus ideas y de sus actos- le asiste la razón, pero tendría que demostrar el mismo carácter de cuando militó en el PRI. Las formas políticas no son lo suyo, por eso no falta el respeto al presidente municipal si señala los problemas que ahogan a la ciudad. No debe olvidar que es representante popular y que también las soluciones están en su ámbito de competencia.

Para entonces, en redes sociales ya se había armado el follón. En portales de noticias y cientos de muros de Facebook circularon una gran cantidad de fotografías de montañas de basura acumuladas en la ciudad. Le recordaron sus propias palabras cuando tomó posesión del cargo: “Xalapa será ejemplo de municipio saludable, con un paisaje limpio. No tenemos por qué vivir en medio de la basura”.

A pesar de que parece no dimensionar el tamaño de la crisis, debe haber tragado gordo.

En medio del enfado y la burla generalizada, no faltaron los memes que sugerían al alcalde que utilizara la basura para rellenar los cientos de baches de la ciudad, y así, resolvía sus dos principales problemas.

Pero también se acusó la falta de educación cívica de los ciudadanos de haber sacado la basura a la calle sin escuchar el toque de la campaña como dicta la norma; otra omisión del gobierno, que atrapado en un callejón sin salida, no fue capaz de emitir una comunicación suficiente para que los xalapeños se enteraran de lo que estaba pasando. Es posible que ahora don Hipólito entienda un poco para qué sirven los medios de comunicación.

Como aquí dijimos, la intención de llevar los residuos al puerto de Veracruz resultó un disparate; acaso un distractor para que en medio de la oscuridad los camiones depositaran los residuos que habían almacenado durante todo el día en un terreno abierto en la congregación de El Castillo, sólo que sus habitantes, una vez más, rechazaron la intención irresponsable del gobierno municipal.

El encuentro con los medios fue más bien una inmersión en arenas movedizas. Hipólito especuló sobre si la basura pudo haber sido sembrada, insinuando la participación del gobierno estatal; en su ingenuidad ni siquiera está seguro que así haya sido. Y aun cuando  lo hubieran hecho frente a su oficina, el 98% por ciento de la basura que está acumulada en las calles es por culpa suya y de nadie más.

Dijo también que el gobierno estatal tendría que responder dónde les van a permitir depositar los residuos de la capital, achacando la responsabilidad de su peregrinaje. Aún si la razón lo acompaña, ¿no tendría que haber sido un proceso bien planeado, con la solicitud de permisos en tiempo y forma, acompañado de los impactos ambientales correspondientes y el acuerdo de los pobladores? No cabe duda que la ignorancia es osada.

Por lo pronto, la ciudad no tiene un sitio donde depositar la basura que diariamente produce más de medio millón de habitantes. Desde ayer, de manera provisional, los desechos han sido llevados al basurero del municipio de Villa Aldama, un sitio tolerado por la Secretaría del Medio Ambiente. La protesta de sus pobladores es cuestión de tiempo.

Todo indica que nuestro presidente municipal ya es una vergüenza hasta para los de casa. Y conste que era lo mejorcito que tenían.

Las del estribo…

  1. Cada quien por su cuenta, tanto Cuauhtémoc Blanco –flamante gobernador de Morelos- como Manuel Velasco –gobernador y senador simultáneo de Chiapas-, han dicho que están dispuestos al sacrificio de ser presidentes de México si la gente se los pide. Parece ser que la cuarta transformación nos está cambiando de ser un país de cínicos a ser un país de idiotas.
  2. Este viernes, el “Frente Nacional Unidos Podemos” de Morena está convocando al Foro “El perfil de un gobierno transformador”, en franca apología de lo que será la Presidencia de López Obrador. Habría que hacerles la pregunta de la periodista Claudia Constantino: ¿por qué a los gobiernos anteriores ha sido posible criticarlos ampliamente, y hoy, los fanáticos de AMLO piden ley mordaza? Digo, para ponerlo bueno.