En su segundo día como Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador vino a Xalapa; y otra vez llenó la plaza pública. Veracruz siempre estuvo en el plan estratégico del candidato y hoy es una pieza muy importante para el mandatario. Aquí construyó algunas de sus más resonantes victorias que le dieron fuerza nacional.

Son muchas las razones que pudieron traerlo acá. Aquí obtuvo más de millón y medio de votos; la violencia es una de las más graves del país –sería fantástico que aquí obtuviera los primeros resultados de su estrategia de seguridad-; es un estado estratégico en materia económica –aquí está considerada una de las nuevas refinerías-; tiene un gobernador que requerirá de la fuerza del gobierno federal ante su falta de experiencia; y vino a arrancar cualquier vestigio del yunismo, que él sabe que causará muchos problemas a Cuitláhuac García.

En lo político tuvo un acierto muy importante. Mientras hace un par de años, Miguel Ángel Yunes seguía aferrado a un discurso revanchista en contra del gobierno de Javier Duarte, sin oferta ni proyecto de gobierno, esta vez López Obrador vino a decirle a los veracruzanos lo que querían oír: prometió 9 universidades, becas para 160 mil jóvenes, la creación de 55 mil empleos, y su apoyo al gobernador Cuitláhuac García en el programa emergente de crisis por desaparecidos.

“Los vamos encontrar”, será una frase que consagre o que lo persiga. El Presidente sigue construyendo, con un lenguaje popular y directo, su capital político a futuro. Ayer volvió a comprometer que acabará con la corrupción, con la popular frase: “me canso ganso”.

Esta vez no lo dijo el eterno candidato, lo dijo el Presidente de la República: becas a 160 mil jóvenes veracruzanos que se capacitarán en diversos oficios y recibirán un beca de 3 mil 600 pesos mensuales. “No va a quedar ningún joven sin oportunidad de trabajo, no se les dará la espalda, van a tener apoyo 28 mil jóvenes son becas para los que ingresen a las universidades o estén estudiando”.

De Yunes nada, ni el recuerdo. No hubo una sola mención. No habrá espacio para que el ex mandatario pueda subirse al ring como derecho de réplica. Dos días después de concluir su gobierno, nadie parece acordarse de Miguel Ángel Yunes, ni siquiera como el villano favorito. La instrucción es clara: Yunes es historia, no existe.

Las formas han cambiado diametralmente. Hace un par de años, el aeropuerto de El Lencero estaba en ebullición, con la llegada de decenas de aeronaves con invitados especiales. Ayer, en cambio, el presidente llegó en un vuelo comercial al aeropuerto Heriberto Jara Corona para trasladarse a la Plaza Lerdo en Xalapa donde dio un discurso como réplica de su mensaje del sábado.

En marzo de 2017, con Miguel Ángel Yunes cumpliendo apenas cuatro meses de gobernador y a más de un año antes de la elección presidencial, en este mismo espacio se publicó:

“De aquí al domingo –la columna se publicó en jueves-, tendremos en Veracruz a Andrés Manuel López Obrador como huésped distinguido. Es la segunda visita que realiza en cosa de semanas y fiel a su estilo, lo hace a ras de piso, en terracería, puebleando, pero sobre todo, tomando la decisión sobre quiénes serán los candidatos de Morena a las presidencias municipales veracruzanas, ejerciendo una singular democracia imperial”. En ese proceso electoral, ganó las ciudades más importantes del estado, como preludio de su triunfo presidencial

Hubo más. “No es casual la presencia reiterada del tabasqueño en tierras jarochas. Los resultados de junio pasado convirtieron a su partido en una rentable franquicia, en la segunda fuerza política de Veracruz y del Congreso. Hoy las encuestas electorales marcan tendencia en su favor y los yerros del gobierno estatal empiezan a impulsar la simpatía de los indecisos hacia Morena. Ya olió la sangre y esta vez no dejará escapar a su presa.” Y así fue.

“El Peje es un animal político. Ha vivido todo y de todo; ha perdido dos campañas presidenciales y ha sabido reconstruirse a pesar de él mismo. Hoy vuelve a ser el personaje político más influyente del país. Y en ese contexto, sigue allanando el camino –con la involuntaria ayuda del PRI y el PAN- rumbo a la Presidencia de la República. Nada de lo que haga o diga debe extrañarnos.”

Hoy López Obrador es el Presidente de la República. Veracruz es su bastión y una prioridad para su gobierno. Esperemos que ahora sí, más allá de las filias y fobias, a Veracruz le vaya mejor.

Las del estribo…

  1. Ayer vino a Xalapa el nuevo Presidente. Mal para la ciudad que el presidente municipal sea un fantasma, incluso para sus correligionarios. No tiene memoria política -hizo una desafortunada comparación con 1988- ni el apoyo del partido político que lo hizo autoridad. Hipólito no existe. ¿Habrá tenido otras cosas en su agenda, como cuando aparece el público el Gobernador? ¿Qué hizo mal?
  2. La novela del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM) tiene un nuevo capítulo. A partir de mañana se subastarán bonos, habrá nueva inversión privada y las obras continuarán; el dólar ganó 23 centavos en domingo. Algo sabría Carlos Slim que habló de confianza empresarial hace unos días. La consulta ciudadana no fue otra cosa que el petate del muerto. Ahora todos felices, hasta los mercados.