En su carta de renuncia, Carlos Urzúa plantea tres razones específicas: que era resultado de la adopción de decisiones de política pública “sin el suficiente sustento”, la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la hacienda pública, motivada por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés; y que la realización de la política económica no ha estado exenta de extremismo.

Sin embargo, el ex Secretario de Hacienda pudo haber ocultado la razón más grave y que explicaría el gesto adusto y preocupante de su sucesor: la inminente recesión que espera al país en los próximos meses, cuando ni siquiera se cumple el primer año de gobierno.

México no crece y sus finanzas públicas están al borde del colapso a pesar de los supuestos ahorros por la corrupción, los recortes al gasto público y el despido de miles de burócratas en todas las áreas del gobierno. Los programas sociales y los proyectos con escasa viabilidad –Dos Bocas, Santa Lucía y Tren Maya- se han convertido en un barril sin fondo sin resultados aparentes.

Seguramente el Presidente tendrá otros datos. Negará de manera sistemática los riesgos de la recesión, justificando las cifras macroeconómicas, esas misma que Urzúa le dejó más o menos en orden y que hoy han empezado a pasar factura por la advertencia que han hecho lo mismo los organismos financieros internacionales que el propio Banco de México. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Según el diario El Economista –el más importante en materia financiera en el país-los modelos económicos del equipo económico de Bank of America Merrill Lynch (BofA-ML) evidencian que México se encuentra en una recesión técnica, con un PIB del primer trimestre en contracción evidente y señales claras de una caída también para el segundo cuarto del año.

México está virtualmente en una recesión. El crecimiento del PIB en el último trimestre del año pasado fue ligeramente positivo (0.1%) y la economía se contrajo en el primer trimestre en 0.7%, ambos datos en sus comparativos de trimestre a trimestre. “Nosotros estimamos que la economía se contrajo también en el segundo cuarto en 0.4%, con lo que México quedaría en una recesión técnica”, según ha dicho Carlos Capistrán, economista para Canadá y México de BofA-ML, en un análisis para inversionistas.

“Una recesión técnica se presenta con dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Estimamos que el PIB del segundo trimestre será de -0.4%, sucediendo a -0.7% observado entre enero y marzo y a 0.1% del último trimestre del 2018, de cuarto a cuarto”, refirió. Ante este escenario, las agencias calificadoras podrían confirmar una nueva degradación de la nota soberana de México, actualmente cuatro escalones arriba del grado de inversión en Moody’s, tres en Standard & Poor’s y dos en Fitch.

Por supuesto, el Presidente se aferrará al mástil en medio de la tormenta. Pero no será sencillo cuando el propio Banco de México refiere cifras muy similares. Los organismos financieros son gitanos que no se leen la buenaventura.

Ayer, en medio de la tormenta por la renuncia de Carlos Urzúa, el periódico El Financiero –al que el Presidente López Obrador otorga más credibilidad que al Financial Times británico- publicó que el Banco de México (Banxico) dio a conocer las minutas de su última reunión de política monetaria. “En el texto, la Junta del Banco Central menciona la palabra ‘recesión‘ en cuatro ocasiones, aunque solo una de ellas se refiere al contexto de la economía nacional”, cita el diario.

Uno de los miembros de la Junta remarcó que las tasas de crecimiento de los últimos dos trimestres y los resultados del Sistema de Indicadores Compuestos Coincidente y Adelantado (SICCA) “ya sugieren la posibilidad de una ligera recesión”, según lo publicado en las minutas. De acuerdo con especialistas, una economía entra en recesión cuando presenta un decrecimiento en dos trimestres de forma consecutiva, lo cual podría ocurrir al cierre de las cifras de junio.

El martes, el designado secretario de Hacienda, Arturo Herrera, dijo en una conferencia posterior a su nombramiento que la economía de México estaba «muy, muy lejos» de una recesión.

Sin embargo, la mayoría de los miembros de la Junta, conformada por un gobernador y cuatro subgobernadores, apuntó que las perspectivas de crecimiento económico para México han seguido deteriorándose y uno de ellos afirmó que el dato podría ubicarse en el rango inferior del último pronóstico de crecimiento para la economía nacional (0.8 a 1.8 por ciento para 2019, de acuerdo con el último reporte trimestral de la institución), muy lejos del 4 por ciento ofrecido por el Presidente.

El Presidente lo negará como hoy. Podrá descalificar a los organismos financieros y las calificadoras, exigir disculpas a los medios, podrá acusar a sus adversarios, pero jamás podrá vencer a la propia economía.

Las del estribo…

1.    En algo sí tiene razón el Presidente, y eso lo mantiene a flote. La corrupción es infinita: Lozoya embarra a su propia madre, Collado tiene de prestanombres a albañiles, gobernadores crean inmensas fortunas de la noche a la mañana. Es esa corrupción la que alimenta la indignación y permite al Presidente incendiar al país sin consecuencia alguna… hasta ahora.

2.    Las cifras de homicidios y muertes violentas pintan para que julio sea el mes más violento del año. Los medios están inundados de nota roja, mientras el gobierno sigue tratando de remover al fiscal y explicar a quién le compró las patrullas. Si el Presidente fue capaz de deshacerse del Secretario de Hacienda, no dudará en hacerlo con los gobernadores que no le sirvan.