A tres semanas de la jornada electoral, nadie parece tener un análisis convincente de las razones que originaron los resultados que todos conocemos. En la resaca de la victoria, a Morena no le interesa saber las razones, sino más bien que harán con todo el poder de ahora en adelante; y muchos de quienes perdieron aún no salen del estupor de la derrota.

Si bien los resultados tuvieron un comportamiento homogéneo en todo el país, es necesario revisar lo que ha sucedido en cada caso. Cómo explicar, por ejemplo, la derrota contundente de Miguel Ángel Yunes Márquez quien logró casi ¡400 mil votos más! que los que obtuvo su padre apenas dos años antes.

Inexplicable desde la lógica de un gobierno que enfocó todas sus baterías a generar la percepción de un gobierno que cumplió su promesa de meter a la cárcel a los ex funcionarios duartistas y realizar obra pública con los pocos recursos con que contaba el estado. Las obras dejaron de ser amores y la inversión dejó de tener una renta electoral; de poco sirvieron los anuncios y los esfuerzos por concluir obras muy importantes en municipios estratégicos.

El 9 de enero pasado, ya con la candidatura de su hijo asegurada, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares presentó el Programa de Carreteras y de Infraestructura 2018 en el que se incluyeron diferentes obras por un monto total de cuatro mil 625 millones de pesos. Hasta ahora no se ha conocido la conclusión de ninguna de ellas y es un hecho que nunca las conoceremos.

Pero también hubo otras obras concluidas en velocidad récord, que tuvieron un gran impacto social; pero toda esa inversión no se reflejó en el resultado de la elección, lo que se asume como un rechazo abierto al desempeño del gobierno estatal.

Ejemplos concretos. En Veracruz, donde gobierna tal vez el más mesurado y talentoso del clan, se concluyó la construcción de la Torre Pediátrica y se realizó la remodelación del bulevar Manuel Ávila Camacho, la arteria más importante de la zona conurbada. Pues ahí, Yunes Márquez apenas pudo sacar cincuenta mil votos de ventaja al candidato de Morena.

En Xalapa se hizo una de las inversiones más importantes en materia hospitalarias; se remodelaron el Centro de Alta Especialidad y el Hospital “Luis F. Nachón”, lo que no había ocurrido en décadas; no obstante, el candidato panista tuvo sendas derrotas en la capital. En Coatepec, beneficiado por la reconstrucción de la autopista que les comunica a la capital, si bien ganó el distrito, lo hizo apenas por unos cuantos cientos de votos.

En Tuxpan, el gobierno de Miguel Ángel Yunes también hizo inversiones muy importantes: se construye el libramiento de la ciudad y el puente “El Ojite” que lo comunica con el municipio de Álamo, ahí donde durante décadas ha funcionado una panga. Ahí también el candidato de la coalición PAN-PRD mordió el polvo por más de 7 mil votos.

El único caso que se explica por sí solo es Coatzacoalcos; convertido en una tierra sin ley, el viejo Puerto México recibió del gobernador un trato indiferente y el incumplimiento de llevar la paz. Hasta hoy, continúan los secuestros y las extorsiones. Según los propios habitantes, ha empezado a convertirse en un pueblo fantasma.

Fue ahí donde se sembró la semilla de la derrota. En los dos distritos en que se divide Coatzacoalcos, Morena logró cerca de 160 mil votos, más de 100 mil de diferencia frente a Yunes Márquez que sólo logró alrededor de 55 mil. De ahí en fuera, las cifras apuntaban a que se llevaría la elección, pero no.

Tampoco se entiende el rechazo absoluto a la candidatura de Pepe Yunes, un político que nunca colaboró en los gobiernos de Fidel Herrera y Javier Duarte –aunque tampoco pudo sacudirse la sombra de duda a través de sus colaboradores-, y que hizo un gran trabajo como Senador de la República. Prácticamente no hay municipio que no se haya beneficiado con una gestión suya.

Si bien el PRI ya no gobernaba Veracruz desde hace dos años, el peso de la marca y los escándalos de corrupción a nivel federal –incluido el Presidente Peña Nieto- formaron la tormenta perfecta. Pepe no logró ganar ni el distrito de Perote, de donde es originario y que tanto ha ayudado a sus paisanos; quedó en tercer lugar.

Inexplicable también el tsunami morenista con candidatos que la gente poco conoce. Hasta ahora, el gobernador electo no había gestionado el cambio de un foco; su papel había sido más como activista contra la reforma educativa pero nada se supo de su desempeño como legislador federal; ganó con la votación más alta jamás obtenida por un candidato.

¿Qué fue lo que motivó el voto de los veracruzanos? ¿Por qué el rechazo a quienes –según se ha documentado- habían hecho un papel destacado como senador y presidente municipal? ¿Si no son las obras y el buen gobierno, qué es lo que ahora mueve la voluntad de los electores?

En todo caso, algunas de las respuestas a estas preguntas tendrían que ver con un fenómeno similar –guardando toda proporción- al cambio social que significó la caída del muto de Berlín. Entonces, como hoy, no había razón que pesara más que la euforia por el cambio. La reunificación era lo políticamente correcto, lo antisistémico.

No sabemos cuánto nos durará esa euforia; lo cierto es que en este momento las obras ya no son amores, asoman más a los rencores.

Las del estribo…

  1. Dicen que la venganza es un plato que se come frío. Denostada y agredida por sus propios compañeros de bancada, Cynthia Lobato encontró este jueves el momento ideal para tomar revancha. Con entereza decidió abandonar al PAN y con ello restarle el voto que tanto necesitaban para mantener la Jucopo, por lo que Sergio Hernández tuvo que hacer una compra de última hora en el PRD.
  2. Falta esperar si los priistas se mantienen en lo dicho y llevan el nombramiento del Fiscal Anticorrupción hasta la próxima Legislatura.