He vivido en el error. La mayor parte de mi familia son profesores; la mayor parte de mis amigos, son periodistas. Estas son de las profesiones peor pagadas en este país, por lo que tendré que hacerme a la idea de que no vamos a salir de pobres, a menos que nos dediquemos otra cosa o le apostemos a las subsidiariedad del gobierno. Lo malo es que unos y otros –profesores y periodistas- están muy a gusto con lo que hacen aunque reconocen que su ingreso es insuficiente.

El empleo y el ingreso son dos cosas que no ha podido resolver el gobierno, ni siquiera este que dedica grandes cantidades de dinero a subsidiar a la población. No es lo mismo tener un ingreso que tener un trabajo. El subsidio –que ha sido la norma del Estado Mexicano por décadas- alivia un poco la precariedad y la pobreza, pero no concede las grandes ventajas del empleo: seguridad social, ahorro, prestaciones, acceso a la vivienda, ser sujeto de crédito, entre muchas otras cosas.

El problema se pone aún peor cuando los subsidios son mayores que el ingreso por salario, lo que hace que la gente prefiera el camino fácil del apoyo del gobierno. Sólo para documentar su optimismo, amable lector, sería interesante que revise si realiza usted uno de los diez empleos peor pagados en este país, muchos de los cuáles son muy reconocidos y bien remunerados en países con un alto nivel de desarrollo.

De acuerdo con una encuesta de la American Chamber of Commerce México (Cámara Americana de Comercio en México) los 10 empleos peor pagados en el país son los siguientes:

Profesor. La propia Secretaría de Educación Pública (SEP) reconoce abiertamente que quien se dedica a la docencia no recibe una paga justa. Sin embargo, al menos los de la SEP ya ganan inicialmente alrededor de 8 mil pesos mensuales. Claro que si usted tiene doble plaza y además milita en la CNTE, el porvenir es suyo.

Periodista: A nivel mundial es uno de los empleos peor pagados que pueden existir. En promedio, un periodista gana no más de 8 mil pesos mensuales a cambio de incansables y duras jornadas laborales. Es común que muchos periodistas en este país opten por trabajar en dos medios distintos; el problema es el espectro entre uno y otro, donde podemos encontrar a los López Dóriga, Loret, Marín, con ingresos y negocios millonarios o reporteros veracruzanos que reciben una paga de 25 pesos por nota o sólo un peso por ejemplar vendido. Saben a quiénes me refiero.

Y tras de nosotros están también profesiones que representan un acto de heroísmo que en nada corresponde a su salario. Están, por ejemplo, las enfermeras. El trabajo de estas personas, señala el estudio, es muy parecido al de un médico y, sin embargo, reciben salarios muy por debajo de aquéllos. Quienes se dedican a ejercer esta profesión, sobre todo en el sector público, ganan entre 4 y 6 mil pesos mensuales. Y si se trata de un residente, la mitad de eso.

También están otras profesiones que parecerían ser un éxito asegurado en un país como el nuestro, pero no lo son. Los licenciados en turismo, a menos de que ejerzan su carrera en instituciones gubernamentales o en hoteles de cinco estrellas, no ganarán más allá de entre 5 y 7 mil pesos promedio al mes.

Según la publicación, un nutriólogo –en un país son serios problemas de síndrome metabólico y una pésima alimentación- recién egresado gana en promedio 42 mil pesos anuales, es decir, unos 3 mil 500 pesos al mes. Lo mismo pasa con los psicólogos; si es laboral o trabaja en un departamento de recursos humanos, no aspira a ganar más de 8 mil pesos mensuales. Al igual que los nutriólogos, si quieren obtener dinero extra, tendrán que apostar por dar consultas privadas.

La lista la cierran los historiadores, diseñadores gráficos, músicos y actores de teatro. Ninguno de ellos podrá aspirar, por lo menos de manera formal, a recibir un salario superior a los 7 mil pesos promedio. Sólo para darnos una referencia, el salario promedio para una trabajadora doméstica en México es de $6 mil y el de los albañiles de hasta de ocho mil pesos al mes, muy similar al de cualquiera de estos profesionistas.

Excluyendo los cargos públicos, el tráfico de influencia, las recomendaciones y nepotismo y todas esas linduras de la administración pública, ¿saben dónde está la lana? La lista la encabeza el empleo de ingeniero en software, con un salario promedio de 35 mil 926 pesos, en segundo lugar el ingeniero de producto, con 24 mil 571 pesos mensuales, seguido de desarrollador, con un sueldo de 24 mil.

El cuarto y quinto lugar corresponden a especialista en información de las tecnologías, con 21 mil 113 pesos al mes, y el de desarrollador de software, con 20 mil 101 pesos, respectivamente. Prácticamente todos ligados a actividades tecnológicas.

Ser periodista no es negocio, acaso es un acto reiterado de masoquismo.

Las del estribo…

  1. Resulta que los secretarios de Gobierno y de Seguridad Pública tampoco estaban certificados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública como lo ordena la ley. Según el gobernador, apenas ayer presentaron las evaluaciones. Tratando de justificarlos, los ha puesto en el ojo del huracán, acreditando la misma falta por la que Winckler fue depuesto. En breve, correrán decenas de solicitudes en el IVAI para conocer sus resultados.
  2. Al parecer están jugando a las vencidas en el tema del Orfis y los magistrados. Morena quiere sacar la elección del nuevo Auditor para entonces cumplir los compromisos adquiridos con las distintas fracciones parlamentarias en el tema del TSJE. No cayó bien el hecho de que esto se resuelva en sesiones separadas porque alguien podría no cumplir lo pactado.