Como en cualquier religión, el dogma permite que la feligresía morenista encuentre una justificación inverosímil en las contradicciones evidentes de las acciones que ha emprendido el Presidente López Obrador.

Para evitar la descalificación a priori, juguemos en la cancha del Presidente, su gobierno y sus 30 millones de seguidores. Creemos, con absoluta certeza, que Pemex se había convertido en una caja de Pandora, donde todos robaban, desde el Director hasta el obrero que apretaba las tuercas en una toma clandestina de los cientos de ductos que corren por el subsuelo del país.

También creemos que el Presidente dijo la verdad cuando afirma que hasta sus antecesores lo sabían y lo permitían deliberadamente; que aún dentro de las propias instalaciones de Pemex había tomas clandestinas, como en el caso de Salamanca. Que las estaciones de servicio se habían convertido en un gran negocio de mercado negro, ya que la mayoría de ellas compraba gasolina robada lo mismo a huachicoleros que a la propia red de corrupción interna de Pemex. ¿Y entonces?

El Presidente ha dicho la verdad en un asunto verdaderamente grave. Si esto es así -porque no sólo tiene los pelos de la burra en la mano sino al semoviente completo-, entonces, como se pregunta la mayor parte de los mexicanos, ¿por qué no hay un sólo detenido en un robo organizado por miles y miles de delincuentes, funcionarios y hasta gasolineros?

¿Por qué hasta ahora sólo hay investigaciones en proceso que no han derivado en una sola orden de aprehensión? Si el Presidente ya tiene la información confirmada de lo que ha hecho público en sus conferencias de prensa, ¿por qué no se ha llevado a la cárcel a ningún funcionario ni se ha retirado la concesión a ningún empresario que compraba gasolina robada? Si tienen información suficiente como para cancelar cuentas bancarias, ¿por qué no ejercen acción penal?

El Presidente ha dictado sentencia en un asunto en que la investigación no concluye. Por tanto, López Obrador se ha convertido de un juez de poca monta que no logra llevar a la justicia a ninguno de los saqueadores que él mismo ha señalado.

En la acera de enfrente, la que niega sistemáticamente, el problema de agrava. El desabasto alcanza nuevos estados y agrava en los que ya existe; en suma, no hay visos de que el problema se vaya a resolver en el corto plazo, no sólo porque no han dimensionado la magnitud del problema, sino porque sus responsables –Pemex y la Secretaría de Energía- siguen empinando al Presidente.

En su impericia, el gobierno ha pasado –según la propia Secretaría de Energía y futura aspirante a Gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle- del restablecimiento de abasto de combustible “lo más pronto posible”, a “el tiempo que sea necesario”. ¿Qué debemos entender por el tiempo que sea necesario? ¿Una semana? ¿Un mes? Acaso la improvisada funcionaria ¿tiene idea de cuánto cuesta a la industria y el comercio cada día de desabasto?

¿En qué se parecen los conflictos del NAIM y el combate al robo de gasolina? En que teniendo razón el Presidente, ha tomado la peor decisión posible, haciendo que la solución –la cual aún no llega en ninguno de los dos casos- saldrá mucho más cara de lo que jamás imaginaron.

Si lo que el Presidente quiere es apaciguar los ánimos políticos concediendo perdón a todos los corruptos del pasado y el presente, lo único que está logrando es fortalecer la cultura de la impunidad. Ha dicho que no habrá castigo a los responsables del desfalco del NAICM y del robo de gasolina en Pemex. Hasta ahora no hemos escuchado la voz de los morenistas en este perdón ilegal.

Quienes votaron por Morena no aceptarán los errores del gobierno. Han dicho que quieren contribuir al éxito de López Obrador evitando la crítica -de la misma forma que lo hizo el priismo cómplice que satanizaron- como si la autocensura corrigiera los dislates del gobierno federal.

En las redes sociales corren a raudales los comentarios arrogantes y revanchistas de los seguidores del Presidente que celebran que los “ricos”, los “fifís” y los empresarios “enemigos del país” tengan que hacer largas colas para abastecerse de gasolina como cualquier ciudadano. Eso es lo de menos.

Lo lamentable es que cuando la cadena productiva entre en crisis, como ya sucede en algunos estados, los comercios empezarán a padecer desabasto y entonces las filas no sean solo para conseguir gasolina sino también productos básicos. Y entonces vendrá una nueva andanada para culpar a “los conservadores” que quieren hacer que el gobierno fracase.

Los liberales de Morena se han convertido en devotos fundamentalistas: están dispuestos a inmolarse como sacrificio a su mesías tropical.

Las del estribo…

  1. La versión chaira del desabasto de gasolina es que este ocurre en estados gobernados por el PAN y el PRI, presumiendo que habría colusión de las autoridades con los huachicoleros. Ayer llegué a la Ciudad de México; desde la carretera a Puebla hasta el sur de la capital no encontré una sola gasolinera abierta; todas estaban convertidas en gigantescos estacionamientos, en la ciudad de la esperanza gobernada por Morena.
  2. Podemos es la primera organización que solicita su registro como partido político ante el OPLE. Cuenta ya en su membresía con ex militantes de prácticamente todos los partidos políticos. Con el proceso de registro en marcha, podrían sumar a cuadros estratégicos de los grupos inconformes con las actuales dirigencias del PAN y el PRI. Habrá muchas sorpresas.