Durante la revolución, se acuñó la frase: “primero matas y después virigüas”. Su connotación era la de ajustar cuentas antes de confirmar si esto era correcto. Los tiempos convulsos no daban tregua para investigar y las instituciones eran prácticamente inexistentes. Así quedó en nuestra memoria política.

En eso se parece la cuarta transformación a la revolución. Primero cancela o desaparece y luego virigüas, no importa si se trata de un nuevo aeropuerto, de los ductos de Pemex o de las estancias infantiles. La evaluación objetiva de proyectos y programas sociales, así como las consecuencias de su cancelación, siguen siendo el talón de Aquiles del gobierno de López Obrador.

Otra vez, ante la presunción de actos de corrupción –hasta ahora no ha habido señalamientos directos en contra de personas ni datos económicos confiables-, el gobierno decide cancelar antes que investigar y sancionar. Las estancias infantiles se han convertido en la nueva crisis del gobierno federal a causa de la falta información confiable que justifique la cancelación del programa.

En su conferencia matutina de este jueves, López Obrador acusó que se detectaron irregularidades en estancias infantiles, por lo que el gobierno dará cada dos meses, un apoyo directo de  mil 600 pesos por niño a padres y madres de familia. “Se encontró que hay informes adulterados, que no son todos en todos los casos los niños que se registran y otro tipo de irregularidades”, dijo en conferencia, aunque no dio más detalles.

El Presidente justificó nuevamente sus decisiones acusando corrupción. La lógica es la misma: para acabar con la corrupción se debe cancelar el programa.

Hasta antes de este gobierno, las estancias infantiles eran operadas por una persona, quien era responsable de la guardería. Para poder instalar una guardería infantil debía ser capacitada por el DIF Nacional y la dependencia. Estas guarderías están destinadas a madres y padres de familia solteros que estudian y/o trabajan, y que necesitan dejar a sus hijos bajo el cuidado de un lugar seguro.

Hasta el año pasado, se apoyaba a hogares con al menos una niña, o un niño de entre 1 y hasta 3 años 11 meses de edad, o entre 1 y hasta 5 años 11 meses de edad en caso de niños o niñas con alguna discapacidad. El gobierno federal cubría el costo de los servicios de cuidado y atención infantil con 900 pesos mensuales por cada menor que esté inscrito y en el caso de tratarse de niños con alguna discapacidad el pago es de mil 800 pesos mensuales.

Ahora, como también lo dijo la mañana de este jueves el delegado federal, Manuel Huerta, habrá una limpieza profunda en estancias infantiles que se convirtieron en negocios. Buena frase para la prensa. Sin embargo, no aclara quienes han sido los beneficiarios, de cuánto fue el beneficio obtenido y cuáles son los centros de atención que son pantalla o que de plano no existen.

La limpieza, según se infiere de la declaración matutina del presidente, será su extinción; algo de lo que seguramente se enteró Manuel Huerta horas más tarde.

Según Huerta, se prevén una serie de mecanismos para no dejar en el desamparo, tan sólo en Veracruz, a poco más de 23 mil niños. ¿Cuáles serán los mecanismos?, ni él lo sabe. Acaso, como también dijo el Presidente, se habrá de otorgar el dinero directamente a las madres de familia para ellas lo entreguen a quien se haga responsables de sus hijos: los abuelos, los tíos o algún otro familiar.

Difícil creer, como afirma el delegado Huerta, que tal cantidad de niños –y sus madres- no se quedarán en el desamparo, cuando no tienen la más peregrina idea de cómo resolver el conflicto. Otra vez se les hizo bolas el engrudo.

Nadie duda que, como casi todo en el gobierno federal de los últimos sexenios, las estancias infantiles se haya convertido en un negocio a favor de familiares, políticos y funcionarios que simularon padrones y establecimientos. Informes falsos y guardarías que no existían deben ser el pan de cada día, sin embargo, la cancelación completa del programa ha metido en un lío al gobierno federal, que en lugar de meter orden, optó por lo fácil: desaparecerlas.

Al menos nos queda un consuelo: este será el sexenio de la tercera edad. Entre la pensión que reciben dentro del programa de adultos mayores y el dinero que pagará el gobierno para que cuiden a sus nietos, podrán tener una vida digna.

Las estancias infantiles ¿eran un dolor que requería atenderse con medicamento o una gangrena que exigía amputación? Nunca lo sabremos, porque aquí se mata pero nunca se “virigüa”.

Las del estribo…

  1. Han dicho que las instalaciones que albergaban al Museo Interactivo de Xalapa (MIX) podrían convertirse en un casino y otras atracciones. Cambiar la cultura por el juego de azar es algo que no perdonarían los xalapeños. Mientras el alcalde Hipólito Rodríguez, ni niega ni afirma, sólo desconoce si existe el proyecto. Yo le creo, ya demostró que desconoce la mayoría de las cosas que suceden en la ciudad.
  2. De destacar el compromiso social de algunas empresas y la voluntad política del nuevo gobierno estatal. Luego de algunos intentos, ayer por fin Asombra pudo entregar un domo a más de 600 estudiantes de la escuela primaria “Rafael Lucio”. Los gobiernos anteriores sólo pusieron trabas antes que dinero, pero la voluntad de los padres de familia y maestros fue mayor.