Unas horas después de que el Presidente López Obrador pidiera que tanto el rey de España como el Papa Francisco pidieran perdón por los crímenes cometidos hace cinco siglos durante la conquista, el sumo pontífice anunció que declinaba la invitación del tabasqueño y de la alta jerarquía católica para visitar nuestro país.

¿El Papa se sintió incómodo por la exigencia del presidente mexicano? En lo absoluto. Acostumbrado a ejercer una gran influencia en todos los países de occidente, las ocurrencias de un gobierno como el México no le quita el sueño al estado Vaticano, menos aún cuando la petición de perdón ya se había hecho, por iniciativa propia, hace cuatro años durante una gira por América Latina.

Tal vez López Obrador no lo sepa –o lo ignoró deliberadamente como acostumbra-, pero durante un evento masivo realizado en Bolivia, el Papa Francisco pidió «humildemente perdón», «no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América».

Dijo en aquél verano del 2015: «Aquí quiero detenerme en un tema importante. Porque alguno podrá decir, con derecho, que cuando el Papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia», y afirmó «con pesar», que «se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios».

Siendo el primer Papa latinoamericano, sabía exactamente de lo que hablaba, a diferencia del actual mandatario mexicano.

Ayer, durante una entrevista, el Pontífice explicó que ante la petición de AMLO por los crímenes que la Iglesia católica cometió durante la conquista de América, ésta reitera sus disculpas por ese crimen. “Al igual que San Juan Pablo II pido que la Iglesia –y cito lo que dijo él—‘se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos’”, reiteró.

En el mismo mensaje, el Papa Francisco informó que pese a que en el 2021 el Episcopado Mexicano lo había invitado declinó la invitación ya que ya había visitado México con anterioridad, por lo que debe dar prioridad a otras naciones.

Pero ni el perdón ya pedido, ni la necesidad de visitar otros países perecen ser las razones más importantes. En realidad, en la decisión del Papa estarían presentes dos asuntos que se han vueltos estratégicos en la nueva relación del Estado mexicano con la iglesia católica: por un lado, la creciente iniciativa para que en todo el país se despenalice el aborto, y por el otro, el ofrecimiento compensatorio del Presidente para otorgar canales de radio y televisión al clero, con el propósito de “moralizar” a México.

Hace un par de semanas, el presidente López Obrador solicitó a la Secretaría de Gobernación analizar y enviar una iniciativa de reforma a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público para que las iglesias puedan ser concesionarias de canales de televisión y radio pública, con el fin de promover los valores morales. Esta sería apenas una parte de la ideologización que busca el gobierno a través de una nueva Constitución moral.

Y aunque el ofrecimiento se hizo ante los representantes de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) que se reunieron en Palacio Nacional con el Presidente, la iniciativa también estaría dirigencia a los católicos en todo el país. Sin duda, el mejor homenaje que la cuarta transformación ha hecho a Benito Juárez es el empoderamiento de la iglesia.

Las concesiones vendrían a atemperar los serios conflictos que han surgido tras la iniciativa de permitir el aborto legal en todo el país. Aunque la Ciudad de México es pionera respecto a esta norma para ampliar las causales del aborto, existe duda entre algunos legisladores del grupo parlamentario de Morena, respecto a si es el momento propicio para aprobar esta enmienda legal en todo el país.

Además, en uno de sus aliados políticos, el Partido Encuentro Social (PES), del cual gran parte de sus integrantes y dirigentes forman parte de la comunidad evangélico-cristiana del país, existe reticencia respecto a la posibilidad de homologar en toda la república la despenalización del aborto.

El Papa Francisco sabe que su visita generaría tensiones innecesarias en su relación con el gobierno mexicano. Y no por el trato con un presidente conservador como López Obrador –quien se reconoce Guadalupano- sino con el partido que representa y organizaciones sociales en pro del aborto.

Por lo pronto, un tema que no debería estar en la agenda política y social del país se ha convertido en el eje del debate público.  ¿Cuál es el propósito de tan efectivo distractor?

Las del estribo…

  1. Primero fue el asesinato de la hija de la diputada federal Carmen Medel; luego el homicidio de militantes y promotores sociales de Morena; ahora el secuestro de un hijo de un diputado local. Por la ineficacia y falta de capacidad de las autoridades jarochas, la violencia está alcanzando irremediablemente a sus propios representantes. Y lo que es peor: siguen sometidos a la estulticia de un Fiscal adversario.
  2. Cómo andarán las cosas en Xalapa que hasta los residentes de Las Animas se han convertido en activistas sociales. Resulta que luego de evadir el bulto por la construcción irregular de un puente que busca comunicar a nuevos fraccionamientos, Hipólito Rodríguez fue notificado del amparo que ganaron los ciudadanos, y con ello, la detención de la obra. Ya no podrá culpar a Américo de su autorización; ahora, la bebe o la derrama. (Ferras dixit).