En la nueva República se gobernará sólo con puntos ortográficos. De esta forma –por lo que se ha visto en las Cámaras de Senadores y de Diputados-, una decisión impulsada por el Presidente no aceptará que “se le cambie una sola coma”; mientras que de aquéllas que le representan aplauso y legitimidad, “no quedará una sola coma”. Al menos, parece que tienen claro donde pondrán punto y aparte.

En los últimos días, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador ha salido un poco del escenario y ha dejado que su mayoría legislativa haga su trabajo. Hasta ahora, tanto la Cámara de Senadores como la de Diputados ha reducido la cuarta transformación de la República sólo a un asunto de dinero y de presupuesto. Y si bien no es un asunto menor, la forma en que quieren reducir el gasto confirma que en la administración pública la austeridad nunca es democrática.

En la sesión de ayer, la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados aprobó la nueva Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos -que regula los ingresos de los funcionarios públicos federales, incluidos los tres poderes de la Unión y los órganos autónomos-, a pesar de tener inconsistencias que pueden provocar que sea inservible,

Esta Ley fue rescatada de la congeladora legislativa, pues había sido aprobada por el Senado en noviembre del 2011; tras siete años, varios ordenamientos legales que tienen una referencia en la Ley han cambiado, por lo que tiene inconsistencias y está desactualizada en términos técnicos, lo que puede acarrear que se eche abajo en tribunales.

Pero no quisieron cambiar, literalmente, ni una coma, ya que esto implicaría tener que devolverla al Senado para la aprobación de estos ajustes, principalmente para considerar nuevas disposiciones de las Legislaturas posteriores a la de 2011. Esta nueva ley necesariamente tiene que ser compatible con en materia anticorrupción, transparencia y rendición de cuentas y de responsabilidades administrativas de los servidores públicos.

Esta ley fue el primer ordenamiento aprobado por la nueva Legislatura, por lo que empezaron con el pie izquierdo. Aunque la urgencia es mucha, este instrumento quedaría inservible si no se hacen los cambios en su redacción, su contenido será controvertido en tribunales y habrá sido un intento en vano.

Pero si a una minuta que data de 2011 no le quisieron cambiar ni una coma, ayer mismo el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados Mario Delgado amenazó con que cumplirán con los compromisos de campaña del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador y que de la reforma educativa, curiosamente, no quedará ni una coma. “Se va a cumplir el compromiso de campaña de echar abajo la reforma educativa y no va a quedar ni una coma de la reforma”, dijo textual.

El pastor del rebaño morenista insistió en que el compromiso es muy claro por parte del presidente electo, “es la abrogación total y se está trabajando ya en unos foros para escuchar a los maestros y a los padres de familia, algo que no se hizo en la presente administración”. Pero si ya tomaron la decisión, ¿entonces en qué consiste la consulta? ¿Para qué hacer perder el tiempo –como ha sucedido en otros foros como los de seguridad o el Aeropuerto internacional-, con una consulta que busca justificar una decisión tomada?

Lo que es seguro es que la reforma educativa vive sus últimos días. Primero irán por la derogación de la reforma constitucional, por lo que buscarán consensos de los grupos parlamentarios de oposición y posteriormente se centrarán en la Ley General del Servicio Profesional Docente, lo que significa que desaparecerá la evaluación de maestros, la que hasta hoy sigue vigente. El sindicato se prepara para recuperar el poder absoluto en la vida administrativa de millones de maestros en todo el país.

Ahí nomás les recuerdo, que más del 34 por ciento de los estudiantes en México de nivel medio y superior, no tiene comprensión de lecturas avanzadas, ni generan una opinión crítica. De acuerdo con la última prueba PISA (Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos), los alumnos sobre todo de nivel medio y superior no comprenden lo que leen. Pero que no se preocupen, dentro de poco no habrá ni evaluaciones para avanzar de grado académico.

Tal vez muchos de los representantes populares que surgieron de la tómbola morena no sepan leer ni escribir correctamente; sin embargo, hoy tienen la mayoría para imponer sus propias reglas ortográficas. Así de analfabeta es nuestra democracia.

Las del estribo…

  1. La información sobre el hallazgo de una nueva fosa clandestina con los restos de al menos 166 personas resultó otro intento fallido –con la responsabilidad penal que conlleva- por desmarcarse de la violencia vivida los últimos dos años. La CNDH ha dicho que los cuerpos serán de personas desaparecidas en este periodo y no antes. ¿Quién miente y para qué?
  2. Morena no dejará títere con cabeza. Con su mayoría en el Congreso, ahora el partido del Presidente se ha planteado la tarea de quitarle al PRI hasta los colores. La ex velocista y ahora diputada federal, Ana Gabriela Guevara, propondrá que ningún partido use los matices de la bandera, una iniciativa general con dedicatoria personal, ya que sólo el PRI los usa. Si los priistas querían un pretexto para cambiar la marca, cosas de la vida, Morena ya se los dio.