El pecado principal de los críticos –esa mezcla de fifís y conservadores-, analistas, medios y adversarios políticos del Presidente es su escepticismo. Hasta ahora, López Obrador no ha engañado a nadie; en ello radica su fuerza y legitimidad, a pesar de que el país está en llamas y al borde del precipicio económico.

 

Dijo que cancelaría el nuevo aeropuerto de Texcoco y lo hizo; anunció que emprendería proyectos como el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, y ya iniciaron sin importar si carecen de viabilidad financiera, estudios de impacto ambiental o son técnicamente inviables. Ofreció que regalaría miles de millones de pesos a los más pobres y lo está haciendo, aunque para ello tenga que recortar dinero a la salud, la ciencia o la cultura. Ofreció perdón a los ex Presidente y ninguno de ellos está bajo investigación.

 

Las razones que esgrimen sus críticos se caen por si solas por su reiterada incredulidad. Han pensado que si algo es inviable, no lo hará; que si no alcanza el presupuesto para tal o cual cosa, entonces lo pensará mejor y lo desechará. Que muchas decisiones tienen impacto económico en los mercados y en la economía, y que rectificará. Lo cierto es que hasta ahora, Andrés Manuel ha cumplido con sus promesas… y amenazas.

 

Por eso es que pierden el tiempo en crear escenarios, en explicar porqué se equivocaron, en tratar de entender las razones del Presidente, en analizar los contextos de tal o cual decisión, cuando basta con escuchar lo que dice cada mañana y entender que sí lo hará, sin importar sus consecuencias.

 

Ahora ha dicho que se apoyará en la estructura social de las iglesias para difundir los principios y valores de la 4T a través de su feligresía, para lo cual pondrá medios de comunicación a su disposición y que no sea sólo a través del púlpito. No importa si Benito Juárez se retuerce en su tumba, lo importante es que la gente entienda y acepte la moral impuesta desde el Estado. Hay que creerle.

 

Según un reportaje especial publicado el sitio Aristegui Noticias, todo está listo para que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador utilice la vasta estructura de las iglesias que cubren todos los rincones de la geografía nacional, “para impulsar objetivos sociales de la Cuarta Transformación”, lo que implicaría la verdadera ideologización que tanto se ha negado.

 

El gobierno, explica el artículo, busca aprovechar la presencia y la penetración de asociaciones, grupos y movimientos religiosos, de todos los credos, en las tareas de reconstrucción del tejido social, roto tras más de una década de violencia y degradación derivados de la guerra contra el narcotráfico y la delincuencia organizada, que devastó amplias zonas de la geografía nacional. Gobierno e Iglesia en la misma tarea para el Estado, algo no visto en siglo y medio.

 

En marzo pasado, funcionarios de la Subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos, que encabeza la abogada Daniela Álvarez Maury, comenzaron una serie de reuniones oficiales, de acercamiento y evaluación, con las jerarquías de las distintas iglesias mexicanas, a las cuales invitaron a participar en Mesas Sectoriales de trabajo, encaminadas a incorporar sus opiniones en el Plan Nacional de Desarrollo, refiere la misma fuente.

 

De acuerdo con la versión oficial, hasta el momento han participado representantes de las iglesias Católica, Anglicana, Evangélica, Luz del Mundo y de la Cienciología, además de representantes de las iglesias Luterana, Budista, Musulmana, Sikh y Judía integradas al Consejo Interreligioso de México.

 

En estas mesas, el gobierno pidió a los líderes eclesiásticos presentar sus propuestas y diagnósticos, bajo un eje rector, que se desprende de una Guía para Invitados a las Mesas Sectoriales, elaborada por la propia subsecretaría y que les fue entregada previamente:

 

“Dado el nuevo enfoque que pretende tener la Dirección General de Asociaciones Religiosas ¿Qué sugiere para favorecer la participación de las Asociaciones Religiosas, grupos y movimientos religiosos en la reconstrucción del tejido social, garantizando el Estado laico y asegurando una perspectiva incluyente y equitativa?”. La guía establece que uno de los objetivos del plan es “contribuir a la gobernabilidad, prevención social y reconstrucción del tejido social en los ámbitos familiar, comunitario, laboral y ciudadano”.

 

Actualmente, la Dirección de Asociaciones Religiosas tiene registradas nueve mil 359 asociaciones religiosas, en su mayoría católicas y evangélicas, que junto con el resto de religiones cuentan con más de 95 millones de seguidores, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el INEGI.

 

No se puede culpar al Presidente de no cumplir su palabra. Es hora de empezar a valorar la responsabilidad de quienes no creen en lo que dice, y por ello, nada hacen por evitarlo.

 

El nuevo apóstol no miente.

 

Las del estribo…

 

  1. Abucheos en Tapachula, burlas en Mérida. El Presidente López Obrador empieza a ser víctima del escarnio de algunos sectores que se asumían como sus seguidores. Al paso que vamos, el primero en negarse a ir a una consulta sobre revocación de mandato será el propio tabasqueño. Toda la esperanza está precisamente en la feligresía religiosa y el apoyo a los más pobres.
  2. Increíble pero será Mixtla de Altamirano, uno de los municipios más pobres de México, el pretexto para volver a medir fuerzas en el Congreso. Esta semana se discutirá la desaparición de poderes en dos caminos: Morena quiere quitar a la alcaldesa suplente e imponer a uno suyo, mientras que el PAN juega con el síndico y su esposa. La arrogancia del gabinete y la impericia de Gómez Cazarín podrían volver a pasarles factura.