A vuelo de pájaro, la noticia que circulaba por medios nacionales infería que a una parte de la burocracia heredada por el gobierno de Peña Nieto ya la había alcanzado la guadaña, algo relativamente normal en un país que no reconoce el servicio civil de carrera y que reinventa al gobierno y a la administración pública cada seis años.

Pero la sorpresa fue mayúscula cuando se confirmó que la información se refería a quienes se habían incorporado a la cuarta transformación a partir de diciembre. Es decir, a muchos nuevos burócratas del morenismo, la esperanza les duró escasos cinco meses: fueron cesados de manera fulminante por instrucción directa del  Presidente. Sin duda, una decisión poco sensata en la víspera de la conmemoración del día del trabajo.

No fue el gobierno quien hizo el anuncio oficial, sino la filtración de un oficio emitido por la Secretaría de Hacienda en el que se “instruye a todas las dependencias del gobierno federal para que “toda aquella persona contratada a partir del primero de diciembre de 2018 en alguna plaza permanente, eventual o de honorarios en cualquier  delegación u oficina de representación de las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal deberá ser separada de su cargo”.

Y aunque el Presidente intentó justificar esta mañana que se trataban de direcciones adjuntas y otras plazas creadas en los últimos gobiernos, lo cierto es que ahí habían recalado una buena parte de los activistas de Morena. Pero fue a tabla raza, lo mismo trabajadores de base que de confianza o contrato.

Según el documento firmado por la Oficial Mayor de la SHCP, Raquel Buenrrostro, “por instrucciones del Presidente de la República” se debe dar cumplimiento a las restricciones establecidas en materia de contrataciones de personal establecidas en el oficio 100-032 del pasado 28 de enero en el que “el que se estableció la prohibición de contratar plazas eventuales y de honorarios adscritas a las delegaciones y oficinas de representación”.

Si en dicha disposición hubo alguna violación a los derechos laborales, el oficio no refiere compensación alguna, sabedora de dos circunstancias: la escasa antigüedad alcanzada y que se trata de cuadros que habían recompensados por su trabajo en campaña.

El documento también refiere que las dependencias y entidades tendrían un plazo máximo de 180 días a la entrada en vigor del decreto para que presentaran al Titular del Poder Ejecutivo “sus propuestas para mantener oficinas de representación de las entidades federativas, en virtud de los trámites y servicios que otorgan a la ciudadanía o de necesidades derivadas del ejercicio de sus atribuciones”.

Hasta ahora, el ínclito delegado federal y cuatacho del alma del Gobernador, Manuel Huerta, no ha dado explicación alguna ni sobre los despidos –algo que es evidente que no fue decisión suya, pero tampoco se conoce  sus alcances en Veracruz-, ni de la propuesta que habría presentado para que las oficinas federales sigan funcionando. En todo caso, la desaparición de muchas de esas plazas sí habría sido decisión de él mismo.

El empleo ha sido otro de los problemas del Presidente. A pesar de que sus números indican “que vamos requetebién”, lo cierto es que la disminución en la creación de plazas de trabajo ha sido una de las razones por las que la economía se ha estancado.

El 16 de abril, López Obrador dijo que entre enero y marzo de este año se registraron 269 mil 143 empleos ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), «un incremento nunca visto desde hace 10 años para un periodo similar». Sin embargo, le necia realidad tiene otras cifras: la creación de puestos de trabajo en México ha perdido fuerza en los últimas semanas: en marzo pasado se crearon 48 mil 515 plazas, que significan una disminución de 46.4% respecto al mismo lapso de 2018, y es el peor marzo desde 2009.

Hay algo que parece han olvidado quienes apostaron a la Cuarta Transformación: el Presidente es muy proclive al sacrificio de su feligresía si la situación pone en riesgo su proyecto. Así lo hizo cuando abandonó al PRD y en las muchas etapas de su largo camino para llegar a la Presidencia.

Las del estribo…

1. Para no desentonar, el “honorífico” Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción  formalizó el despido de casi 30 personas. Ante el recorte presupuestal, la decisión podría justificarse si no fuera porque los comisionados no se tocaron el sueldo cercano a los 100 mil pesos. Seguramente una reducción salarial no habría resuelto el problema, pero su actitud confirma que la corrupción les interesa poco, lo que realmente los mueve es la nómina.
2. Mala idea del Presidente López Obrador comparar su inicio de gobierno con el de Ernesto Zedillo, cuando el error de diciembre nos costó una caída del 7% del PIB. Si en verdad quiere convencer que “vamos requetebién”, se debe comparar con los mejores, no con la peor crisis de los últimos 30 años. El discurso, las excusas y el dinero se le empiezan a acabar a un gobierno que está en el umbral de la recesión.