No importa que le hayan robado la presidencia, no importa que durante décadas los mismos grupos hegemónicos se hayan enriquecido brutalmente; carece de interés que muchos estados estén quebrados por la ambición de gobernadores corruptos. En la nueva república se López Obrador todos recibirán perdón… hasta Carlos Salinas. La “mafia del poder” está a salvo.

Aun antes de convertirse en el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador genera cada vez más desconfianza –incluso en sus propios seguidores- respecto de su ofrecimiento de perdón a delincuentes y homicidas responsables de la violencia en el país, y que desde este fin de semana, incluye también a políticos corruptos.

Si lo primero lastimó seriamente a los familiares de las víctimas –razón por la que se habrían cancelado cinco foros por la paz en estados tan violentos como Veracruz y Tamaulipas-, el anuncio de que no habrá persecución política ni castigo para ex funcionarios solo para buscar legitimarse, ha enardecido a sus seguidores que desean tanto la venganza como la justicia en personajes emblemáticos de la corrupción y el viejo régimen.

Hasta ahora no hay síntomas de justicia en el ofrecimiento del presidente electo. El perdón ofrecido a unos y otros está más cerca de la impunidad que de generar las condiciones para pacificar al país. Con la creación de la Comisión de la Verdad para el caso de los normalistas de Ayotzinapa, el próximo mandatario espera cubrir la cuota de justicia con el pasado y no crispar los intereses que acechan el inicio de su administración.

Este sábado en Campeche inició la transformación de López Obrador, pero no de la República; como en otras entidades, durante su gira de agradecimiento se hizo acompañar una vez más de un gobernador priista a quienes sus simpatizantes desearían ver en la cárcel; en cambio, la respuesta fue inesperada.

El presidente electo dijo que perdona a quienes considera que le robaron dos veces la presidencia, a quienes lo han ofendido e incluso a aquellos que lo reprimieron, con tal de avanzar hacia la reconciliación del país. En su urgente necesidad de enviar señales de confianza a sus adversarios, López Obrador confunde intencionalmente el perdón político con la ausencia de justicia.

“Hay que unirnos, la patria es primero, ya pasó la campaña. A mí como opositor hasta me rompieron la cabeza, me reprimieron, y los que llevaron a cabo eso y me ofendieron en muchas ocasiones. […] Bueno, nos robaron dos veces la presidencia. A todos esos los perdono, porque yo no estoy pensando en lo que hicieron hacia atrás, estoy pensando hacia adelante. Yo lo que quiero, repito, es que nuestro querido México salga adelante”, dijo en Ciudad del Carmen. El mismo discurso ya lo había ofrecido a otros gobernadores de diferentes partidos políticos.

La novedad fue que aseguró que no necesita meter a la cárcel a algún político, para legitimarse, en franca referencia a todos los gobiernos anteriores, desde Carlos Salinas –quien encarceló a líderes sindicales y opositores políticos-, hasta el propio Enrique Peña Nieto, pasando por los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón. ¿Y la mafia del poder?

“Yo no necesito legitimarme metiendo a la cárcel a ningún político. Vamos a cambiar las cosas de verdad, acuérdense, luchamos para lograr una transformación, a un lado la politiquería, tenemos que levantar la mira”, dijo López Obrador ante simpatizantes que pedían cárcel contra el gobernador priista Alejandro Moreno, mejor conocido como “Alito”, el mismo que hoy pretende encabezar la transformación del PRI a nivel nacional.

“¿Qué es más importante, meter a la cárcel a un político, andar persiguiendo a políticos corruptos o transformar a México? [Es] cambiar a México, no engañar, no simular con la persecución de uno, dos, tres políticos corruptos. Lo más importante es que se acabe este régimen de corrupción y de privilegios”, lo que seguidores y medios interpretaron como una franca amnistía a la corrupción.

De acuerdo con Reforma, López Obrador comenzó a tocar el tema de la reconciliación y de que no perseguirá a otros políticos, después de que en su mitin se empezarán a escuchar gritos en contra del gobernador de Campeche.

El discurso que abanderó López Obrador por tantos años –y que finalmente le dio acceso a la Presidencia de la República-, ya desapareció. Era solo eso, discurso. Es tiempo de volver a la realidad.

Las del estribo…

  1. Luego de meses de discutir sobre el futuro del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM), se hizo la luz sobre la pregunta que será motivo de la consulta: Dada la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, ¿cuál opción piensa usted que sea mejor para el país? Son dos las respuestas posibles: Reacondicionar el actual aeropuerto de la Ciudad de México y el de Toluca y construir dos pistas en la base aérea de Santa Lucía; o continuar con la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco y dejar de usar el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Corren apuestas.
  2. El tema de los aguinaldos de la burocracia estatal sigue en el aire. En efecto, el presupuesto se realiza de manera anual, por lo que la erogación tendría que estar considerada desde inicio de año. En el deslinde de la responsabilidad también se esconde una dulce venganza por el voto de castigo de los empleados estatales. ¿Tampoco habría dinero para pagar aguinaldos si el resultado de la elección fuera sido otro?