Hace un par de años platiqué con Amanda Tovalin, entre muchas otras cosas me dijo:

«Me gusta mucho hacer las líneas de cada instrumento pensando en qué es lo que van a contar y dije bueno, ¿cómo va a ser posible que en todos los instrumentos pase eso y la voz no esté haciendo una letra muy profunda?, si los instrumentos cuentan una historia, estaría muy bien que la voz también contara una historia, y me surgió la idea de hacer una especie de libro sonoro, todavía no sé muy bien cómo llamarlo pero la idea es que cada una de las canciones sea una historia, de tal manera que si escuchas de la primera a la última canción, cada una sea, más o menos, como si fuera un capítulo de un libro.

«La idea es que cada canción sea una crónica, una historia o un relato de algo que pasó, ya sea algo verídico o algo ficticio pero que cuente algo».

Para conseguir historias, lanzó una convocatoria abierta en su página de Facebook. A dos años de distancia, el disco ya está grabado pero no ha podido maquilarlo por falta de recursos financieros. El fin de semana, volví a llamarla:

«En diciembre de 2017 hice este pequeño concurso y la gente comenzó a mandar historias hasta febrero, a partir de marzo me puse hacer todos los arreglos y en agosto de 2018 grabamos —ya va a cumplir un año— y lo mezclamos nosotros mismos para tratar de hacer un proyecto colectivo.

«Me llegaron como cuarenta historias pero la verdad es que no ocupé literalmente las que quedaron seleccionadas pero tomé muchas de las temáticas, es decir, me di cuenta de que había temas que se repetían como la soledad, la situación de impotencia ante lo que está pasando en el contexto del país, el amor, la pérdida del amor, la espera; todas esas cosas me inspiraron para componer y con esas canciones hice un disco que se llama Crónicas. Es un disco que considero que puede ser nombrado como de arte colectivo porque después de que compuse las canciones e hice la orquestación, invité a colaborar a varios amigos que estuvieran relacionados con las historias, por ejemplo, si el personaje principal era de Veracruz, yo quería que la instrumentación tuviera que ver con la música veracruzana, entonces me junté con Sonex, y Jero [Jerónimo González] y yo coproducimos una canción. Para una historia de terror, me junté con una banda de rock para que hiciera la música. En total participaron como diecinueve o veinte músicos, además, cada una de las canciones fue adoptada por un artista visual que la hizo suya a manera de animación, de video, de ilustración, incluso participaron los chicos del Taller Coreográfico del INBA haciendo una videodanza Finalmente, le pasé las canciones a varios escritores para que escribieron un capítulo de un libro basándose en la música, fui a la escuela de la Sogem y al Claustro de Sor Juana, donde participé con los chicos del taller de creación literaria, entre todos escribimos un pequeño libro en el que cada canción está escrita en segunda persona: tú eres, tú irás, tú acabarás; la idea es que al principio la gente lea ese cuento corto o ese poema o ese pequeño relato —porque todos tuvieron libertad creativa— y después vaya a las canciones, que están escritas en primera persona: yo soy, yo hice, para que la gente, cuando escuche el disco, se sienta el personaje principal de la historia.

«Es un proyecto totalmente independiente, traté de pagar lo más que pude con mis propios recursos pero llegó un momento en que ya me excedió. Fueron dos años de trabajo, ya está grabado pero ya no tengo dinero ni para presentarlo ni para difundirlo ni para maquilarlo, este año ha sido difícil porque no ha habido nada de apoyo y decidí tomar el asunto en mis manos y metí el proyecto a Kickstarter, que es una página que organiza recaudaciones de fondos para proyectos artísticos, llevamos un poco más de quince días y más de cuarenta personas han apoyado de una forma u otra.

«Lo bueno de Kickstarter es que no es una página en la que donas y ya, sino que te metes y formas parte de la comunidad, es como un Facebook específicamente para la gente que está involucrada en el proyecto. Ahí voy poniendo los datos curiosos, el relato de cada historia, quién participó en cada canción. Para nuestra sorpresa, hay muchísima gente de Xalapa, creo que le gustará conocerlos a tus lectores.

«La manera en que funciona es que te metes al link, ahí está la explicación del proyecto y hay una serie de recompensas en función de lo que la gente pueda donar; los donativos van desde treinta pesos con los que te llevas el libro en PDF, si quieres donar un poco más, puedes llevarte el disco en archivo, y si quieres más, está el disco físico. Todo lo recaudado va a ser para maquilar el disco y para poder presentarlo en vivo con los artistas que lo grabaron, porque todo el disco está hecho con arreglos casi orquestales para varios músicos, y sería lindo poder presentarlo como se grabó».

 



 

 

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