La Universidad Veracruzana (UV), a través de la Facultad de Arquitectura, región Poza Rica-Tuxpan, diseñó un prototipo de vivienda rural a base de bambú, el cual es resultado de la tesis doctoral de Álvaro Hernández Santiago, académico de tiempo completo de esa entidad universitaria.

“Potencial estructural del bambú Guadua aculeata y su integración a un sistema constructivo para la producción social de la vivienda rural”, es el nombre de este proyecto de tipo social que busca impactar en el desarrollo de las comunidades rurales del estado de Veracruz.

Álvaro Hernández Santiago, académico de la Facultad de Arquitectura, región Poza Rica-Tuxpan.

Hernández Santiago comentó que como parte del Doctorado en Arquitectura que concluyó el año pasado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en coordinación con esta última y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), fue construido un prototipo en la localidad Las Margaritas, del municipio de Hueytamalco, en Puebla, colindante con el estado de Veracruz.

La finalidad fue promover un sistema de vivienda social a base de dicho material, el cual requiere de poca energía para su transformación.

Explicó que en México el uso del bambú es muy reciente y además son escasas las investigaciones relacionadas con este tema, en comparación con Colombia que registra más de 600 en ocho años. Por lo tanto, tampoco existe una cultura de plantación, menos de utilización como material alternativo de construcción.

A la fecha, es un material subvalorado en los aspectos constructivos, artesanales, comestibles, medicinales y textiles.

Por otra parte, se ha identificado la pérdida de su valor como material edificatorio, a pesar de su uso ancestral en la construcción de vivienda. A su vez, destaca la pérdida de conocimientos desplazados por los materiales tradicionales que proporcionan mayor “estatus social”, subrayó el investigador.

Cabe resaltar que en nuestro país se localizan 36 especies nativas de bambú. Veracruz tiene 20, de las cuales las guaduas, aculeata, velutina y amplexifolia tienen características físicas y mecánicas para ser usadas en la construcción de vivienda, sobre todo la Guadua aculeata, pues estudios recientes mecánicos y físicos lo confirman.

De acuerdo con la Organización Mundial del Bambú, son muchos los servicios ambientales y económicos que posee: fácil propagación; producción económica; rápido crecimiento y aprovechamiento (ocho años) comparado con otros recursos forestales; mayor captura de carbono, 40 toneladas al año, contra 10 toneladas de la madera; produce mayor cantidad de oxígeno, 35 por ciento más que la madera; excelente para la reforestación ya que en poco tiempo regenera los suelos por su capacidad de retención de la humedad.

Vivienda rural, en estado de precariedad

Álvaro Hernández afirmó que la situación de la vivienda rural hasta la fecha presenta un estado de precariedad, sin la asistencia de programas institucionales.

Por tanto, la escasa experiencia pragmática sobre el uso de Guadua aculeata en la construcción de estructuras para la vivienda y la investigación de las propiedades físico-mecánicas, los resultados poco satisfactorios en los modelos construidos, así como la carencia de un sistema constructivo tecnificado con bambú y el sistema de uniones como punto neurálgico de un sistema estructural, fueron detonantes para el desarrollo de esta investigación.

En cuanto al desarrollo del prototipo, explicó que para su utilización el bambú es secado para darle mayor resistencia; preservado para evitar el ataque de los filófagos o perezosos; y después cortado de acuerdo al periodo de madurez.

Todo este proceso se realizó bajo diversas pruebas de resistencia a esfuerzos mecánicos y normas establecidas por el Instituto de Ecología, A.C., y colombianas.

“Este prototipo tiene todas las características científicas de comprobación para poder reproducirlo en cualquier ambiente y escenario donde exista esta especie que generalmente se encuentra a la mano.”

Asimismo, es factible para los climas del estado de Veracruz, además de que se encuentra a disposición sin tener que ser trasladado de un lugar a otro. Se puede sembrar y aprovechar en prácticamente cualquier clima.

 Transferencia del conocimiento a las comunidades

El investigador confía transferir, en breve, el conocimiento a las comunidades que lo requieran. “Eso es lo interesante porque este proyecto está pensado para ser un sistema de autoconstrucción y que la propia gente lo pueda llevar a cabo con pocos conocimientos”.

Por ejemplo, para el desarrollo del prototipo del municipio de Hueytamalco se capacitó al personal, pues no tenía conocimiento acerca del trabajo con bambú.

Como en México no existe la herramienta adecuada para el trabajo con bambú, ésta tuvo que ser adaptada junto con el equipo. Antes se hicieron trabajos previos para probar el material, y finalmente la casa se construyó en cuatro meses; sin embargo, una vez aprendido el proceso, el tiempo se puede reducir a un mes y medio.

“Nosotros podemos prefabricar, armar en el suelo y posteriormente hacer el montaje, porque realmente su peso es muy bajo, entonces permite el montaje con pocas personas o con sistemas mecánicos de muy fácil manejo.”

Añadió que el prototipo consta de 83 metros cuadrados y el costo por cada metro cuadrado es de dos mil 500 pesos. Esto a diferencia de una vivienda de interés social, que generalmente tiene entre 46 y 50 metros cuadrados y a un costo superior de entre seis y siete mil pesos; o de los pies de casa que construye el gobierno estatal de 12 metros cuadrados.

“Tenemos esa posibilidad de hacer la vivienda del tamaño que se quiera, lo cual reducirá costos, y aún más porque la misma población lo podrá hacer con apoyo solidario.”

A través de este sistema también se podrían desarrollar clínicas de salud en zonas rurales, aulas, escuelas y centros de capacitación.

“Podemos construir un sin número de cosas porque conocemos cómo funciona el material, con estos datos cualquier usuario puede desarrollar cualquier espacio arquitectónico, incluso los propios arquitectos tenemos valores de diseño que nos permitirán construir con mayor seguridad”, subrayó el académico.

Con el fin de implementarlo, ya se han acercado a las direcciones generales de Investigaciones y de Vinculación. También han acudido con los propios ayuntamientos y las comunidades.

Hernández Santiago reiteró que, mediante proyectos de este tipo, los arquitectos cumplen con una labor social e inciden en el desarrollo de las comunidades a través de materiales existentes en las propias regiones.

Con la generación de conocimiento realmente se pueden hacer propuestas que vayan de acuerdo con la problemática que tenemos en las comunidades, añadió.

“Nosotros debemos buscar y aportar materiales alternativos de bajo impacto ambiental.”

Asimismo, se pretende involucrar a los alumnos en el área de la investigación y hacerlos reflexionar sobre la situación del medio ambiente y la generación de alternativas con un conocimiento profundo.

Claudia Peralta Vázquez/ Prensa UV