La historia empezó cuando el señor William K. Boone, que era el Presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Xalapa en 1921, convenció al entonces gobernador Adalberto Tejeda de que secara y convirtiera un pantano que estaba rodeado por colinas, conocido como la Ciénega de Melgarejo, en un campo deportivo para la juventud xalapeña.

Nació así el Stadium Xalapeño, que fue inaugurado con unos juegos deportivos que se desarrollaron del 5 al 7 de mayo de 1922 y tuvieron como cerrojo la intervención del cirquero del aire Frank Hawks, quien aterrizó su avioneta en medio del campo atlético.

Pero en 1924 llegó como Gobernador de Veracruz el general Heriberto Jara Corona, un personaje al que le gustaba hacer las cosas en grande y por eso decidió convertir el Stadium en todo un señor Estadio, así que le construyó el graderío y la instalación actual, con un cupo para 30 mil personas, lo que era una barbaridad si consideramos que la capital del estado por aquellos años tenía una población de ese tamaño, con lo que se podía afirmar que cabía toda la ciudad en el monumental estadio. Es como si ahora alguien hiciera un coloso deportivo al que le cupieran 500 mil personas. ¿Se imaginan?

Entonces, don Heriberto era un visionario y mandó a hacer un estadio que en la actualidad sigue dando un servicio magnífico a la población xalapeña. La obra fue paradójicamente encargada a un ingeniero de nombre Modesto C. Rolland, quien hizo un trabajo fenomenal, superlativo, faraónico. Ya con toda su ornamentación a la griega y con sus tribunas firmemente construidas en las laderas de las colinas, fue primeramente inaugurado el 20 de septiembre de 1925, pero un año después, el 20 de octubre de 1926, vino el presidente Plutarco Elías Calles a Xalapa y don Heriberto aprovechó para que con toda su investidura lo inaugurara definitivamente.

En honor a quien lo concibió hermoso y colosal, el Estadio Xalapeño lleva con toda justicia el nombre del general Heriberto Jara.

Pasaron muchos años, y el inmueble de la Ciénega de Melgarejo siempre fue parte de la historia de la ciudad. Innumerables eventos masivos se han realizado y se realizan ahí, y todo xalapeño contiene alguno o varios recuerdos de infancia transcurridos en su hermoso estadio.

Hoy que están por empezar los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCC), el Estadio Xalapeño luce como nunca porque fue acuciosamente remozado y presume unas lindas y cómodas butacas que han sustituido al incómodo y frío y húmedo graderío de cemento.

Lástima que los vándalos que nunca faltan, para tragedia de nuestro tiempo, no nos permitieron que disfrutáramos la obra, pues a unas horas de terminada ya sufrían algunas paredes la mancilla de los grafiteros.

Pero lo cierto es que el Estadio ahí está, nuevo como nunca, rescatado en su infraestructura, y será el escenario ideal para que se celebren las justas de atletismo de los JCC, que serán sin duda los mejores de la historia.

¿O no, don Heriberto?

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