Con la historia de Barlovento, el primer lugar dedicado a la salsa que hubo en Xalapa, y una serie de reflexiones sobre el género, Leonardo Ortiz despide esta conversación.

De simples gestos

Todo empezó de simples gestos,
señas que tú y yo no comprendimos
(Combo Ninguno.
Son de amor)

Cuando comenzamos con el Combo Ninguno, no había lugares de baile en Xalapa, nos empezaron a llamar a las primeras fiestas, bodas, etcétera, ya fuera alguien que simpatizaba con el grupo o algún militante que tenía un evento social y nos llevaba, y era muy curioso porque en esas fiestas la gente no bailaba.
Nos la pasamos viajando por un largo tiempo, veníamos muy poco Xalapa. Hacíamos temporadas en determinados lugares, nos estacionamos algunos años en Oaxaca y después nos fuimos a la Ciudad de México. Ahí tuvimos una época en la que aparecíamos en los medios a nivel nacional una o dos veces por semana, tocábamos en un lugar de Pepe Arévalo al que acudía toda la gente de Televisa y nos invitaban a los espacios informativos de Eco, que tenían una sección de música. Todo pintaba para que nos quedáramos en el DF y de repente nos ofrecieron un local acá en Xalapa, la intención inicial fue asociarnos entre varios para poner un lugar de manera conjunta, no se dieron las condiciones pero todo mundo colaboró para que se abriera Barlovento, algunos compañeros pintaron, los familiares de otros hicieron los bancos. El nacimiento de Barlovento, como el primer lugar específicamente de baile de salsa en Xalapa, fue gracias a una labor conjunta de los músicos y los familiares de los que estábamos en el Combo Ninguno.

Transformación

Cuando nos fuimos al DF, nuestro violinista, Marcelo Dufrane, se quedó en Oaxaca, era complicado encontrar violines que quisieran tocar este género y nos habíamos hecho a la idea de cómo tocaba él, queríamos alguien de sus características, un músico que improvisara, que tuviera buena técnica, en fin, quedamos muy marcados por el desempeño de este gran músico nacido en Canadá con sangre belga e irlandesa y avecindado en Xalapa, es algo curioso. No encontramos violinista y cambiamos el formato a dos trompetas, trombón, mantuvimos la flauta y así grabamos nuestros tercero y cuarto discos.

Barlovento

Estuvimos de 91 a 95 en Plaza Cristal, el lugar tenía capacidad para 110, 120 personas, era insuficiente los fines de semana. Luego vino esa debacle bancaria de los cambios de moneda, la persona que nos rentaba perdió su edificio y nos dijeron que teníamos que abandonar. Nos fuimos a un lugar que era 10 veces más grande, o más, en 20 de Noviembre, donde estuvimos de 95 a 2011.

Barlovento Salsoteca (Foto: Combo Ninguno)

En Barlovento tuvimos la oportunidad de, aparte de la salsa, producir y albergar otro tipo de eventos, y fue muy satisfactorio. Trajimos artistas de talla internacional como el grupo Adolescentes, de Venezuela, que acababa de ganar un Grammy, también se presentaron Óscar de León, Wilfrido Vargas, y figuras nacionales como Melón. Se hicieron los festivales Cómo suena la clave, el primero fue en el 97, segundo en el 98, el tercero en el 2004 y el cuarto en el 2005. En ese festival, cada grupo presentaba un tema o un arreglo original. Se grabaron todos los festivales en vivo y se produjeron cuatro discos.
Se albergaron eventos de jazz de Junio Musical, el festival que hacía la Universidad Veracruzana, estuvieron Margie Bermejo, unas bandas de Nueva Orleans y otros artistas. Se hizo la Muestra Jazztronómica de Xalapa, un festival de jazzistas avecindados en Xalapa. Hubo talleres de salsa, de música y de baile, y concursos de baile. Durante una temporada, los miércoles invitábamos a comediantes; en fin, fue un espacio abierto a manifestaciones distintas a la salsa.
Muchos músicos de la salsa pasaron por las filas de Combo Ninguno, luego han hecho sus proyectos propios o andan en otras aventuras musicales, pero ahí aprendimos todos, nunca tuvimos una escuela para la enseñanza de esta música, fuimos aprendiendo de los discos, de las grabaciones y del contacto con grandes artistas como don Ángel Luis Silva «Melón» o como don Luis Martínez, que al convivir con ellos siempre les vas aprendiendo, tienen un gran oficio y son figuras de esta música en México. Tuvimos la oportunidad de acompañar a casi todos los grandes de esta música en México: Emilio Domínguez, Celio González, Tony Camargo; ahora que lo miro en retrospectiva, creo que hemos sido bastante afortunados.

Auténtica locura que acaricia

Dónde podré evocarte
si no en tu risa,
tu risa de jardín y primavera,
autentica locura que acaricia
mi voluntad y acaba por tenerla
(Gilberto Santa Rosa.
Qué manera de quererte)

Yo siento que Barlovento también motivó para que se abrieran otros lugares de salsa, en ese tiempo era el único pero después, las discotec’s —Jax’s, B42, La Séptima Estación— tuvieron un día de salsa a la semana, también programaron salsa en bares como La Barranca y La Buhardilla, y, obviamente, requerían más grupos. Hubo restaurantes de mariscos que pusieron salsa dos días a la semana. Después abrieron otros lugares, donde había estado La Mulada, abrieron Bembé, y fueron abriendo otros espacios. Ariel Montalvo da un dato interesante: llegó a haber como 12 de lugares de salsa, algunos no la tenían diario, pero sí uno o dos días a la semana.
Fue una actividad muy intensa en la que me divertí enormemente, me la pasé muy bien todos esos años con mucha música, mucho baile y muchos eventos, pero de repente cambiaron la economía y la dinámica social, los lugares que trabajaban de noche dejaron de ser seguros para salir, la gente se fue a sus casas.
Todo cambió drásticamente y en ese cambio, los músicos de este género salimos bastante afectados; uno, porque se cerraron los lugares donde solíamos mostrar nuestro trabajo artístico al público, también dejamos de percibir ingresos porque dejamos de asistir a ferias y a los lugares a los que siempre nos invitaban. Dos, cambió el género musical y hubo un predominio de otro estilo musical que ya venía metiéndose en los medios desde unos 10 años atrás y es el que predomina actualmente.
Se ha vuelto muy difícil sobrevivir de esto, a tal grado que hoy en día nada más hay dos lugares donde se puede bailar salsa, donde los grupos pueden tocar, y un lugar de estos solo abre dos días a la semana y el aforo es pequeño; esto habla de cómo nos han ido arrinconando a los músicos de este género, sin embargo, con el Combo Ninguno, a pesar de no estar de fijo en ningún lugar de estos, hemos seguido trabajando con un marcado interés en hacer música mexicana, interpretada por autores mexicanos, y si son composiciones propias, de gente del grupo, mucho mejor. Ahorita estamos grabando para terminar el disco conmemorativo de los 35 años de existencia del Combo Ninguno. Estamos por concluir este recuento.

Cuando llovió café en el campo

Para los años 90, hubo un gran escaparate para esta música, recordemos que en ese tiempo se difundió mucho, a nivel mundial, el trabajo de Juan Luis Guerra y el de Gloria Estefan. Los discos Bachata Rosa, de Juan Luis Guerra, y Mi tierra, de Gloria Estefan, fueron de los llamados crossover, pegaron en todo tipo de público y eso ayudó mucho a que los medios dieran cobertura a la salsa, a que se hicieran más eventos con este tipo de música.
Para mediados de los 90, Sony hizo una línea de salsa y aglutinó casi a todos los artistas famosos de la época. Posteriormente, Ralph Mercado creó la compañía RMM y comenzó una difusión, como dicen ellos, agresiva de venta. Se hicieron los primeros videoclips de salsa, en fin, la de los 90 fue la década de mayor auge de la salsa aquí en México.
A diferencia de lo que sucedió en Nueva York, donde el merengue desplazó a la salsa, acá fue borrada de un plumazo, desapareció de la noche a la mañana porque alguien dio la orden y todas las difusoras filiales de Televisa desaparecieron todos los programas que tenían que ver con la salsa, la música afroantillana, la música tropical —como la llamaban algunos— de la noche a la mañana.
Solo quedaron algunas contadas difusoras en la Ciudad de México que dieron cabida a este género, en consecuencia, los nuevos públicos que se han ido formando no tienen información de esta música, no hay acceso a ella, me llama la atención que, en el caso de Xalapa, Radio Universidad Veracruzana no tiene un programa, tuvo uno que hacía Germán Martínez, pero tiene varios años que ya no está, y en Radio Más hay un solo programa de una hora de duración un día a la semana, y en la programación habitual, no aparece la salsa

Que tenga sabor, que tenga mendo

En esos años comenzó a pegar en México lo que llamaron —desde mi punto de vista mal— «salsa erótica» o «salsa de alcoba», y los grupos perdieron el punch, se volvió lo que en Colombia llaman «salsa monga», es como decir salsa blanda, bofa, descafeinada, light, y hoy en día se habla de «salsa dura» para referirse a la salsa que se hizo en los años 70, que abordaba temas urbanos que tenían que ver con el inmigrante, el albañil, la prostituta, el ladrón, el indocumentado —ahí están Pedro Navajas y Juana Mayo, la prostituta panameña, como personajes estelares—, y el estilo de arreglos, la dotación instrumental, la irrupción de los trombones y la inexplicable desaparición de los saxos.
Willie Colón por un lado y Eddie Palmieri por el otro coinciden en que la salsa perdió su esencia, su punch, cuando se salió de las calles, desde ahí se alejó de la gente, dejó de hablar de esos personajes y musicalmente se hizo esto que le llaman la «salsa monga», tan es así que ahora hay baladistas que la gente considera estrellas de la salsa, cuando no tienen la habilidad del sonero para frasear y para improvisar en los montunos.

Son de amor

Esta música ya no se escucha en los medios, no hay programación, no hay una cobertura periodística, no hay una columna que hable de todo esto, es como si ya no existiéramos, pero a través del disco, a través de hacer nuevas composiciones, al menos Combo Ninguno intenta seguir visible en esta música y yo creo que seguiremos, en mi caso, esto se convirtió, más que en un proyecto musical, en una forma de vida, yo me he dedicado esto y no me veo haciendo otra cosa que la música y que este género de música.

PRIMERA PARTE: Lluvia de plata
SEGUNDA PARTE: El ritmo que nos mueve el corazón




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