Hace cuatro años, Ana Valderrama y Daniela Mora idearon conjuntar, en un mismo espacio creativo, la libertad del vuelo y la solidez de la raigambre. Así nació Aves y Moras, proyecto que fue concebido para fomentar la lectura y la imaginación infantiles, pero que con alianzas con creadoras de diversas disciplinas se ha extendido a otras actividades, han trabajado con mujeres dedicadas a la música, a la ilustración, han incursionado en la radio, en fin, han volado por diversos cielos para echar raíces en muchos suelos. La convocatoria más reciente es para ingresar a un taller de escritura creativa que tiene la particularidad de que no se quedará en el hecho literario sino que llegará hasta la publicación, virtual o impresa, de las obras resultantes. Así me lo platicó Ana Valderrama:

«La idea de este taller de escritura creativa es encontrar la voz narrativa de cada uno de los participantes a través de muchos ejercicios lúdicos —algo que yo llamo el gimnasio literario—, pero no se trata de quedarse en la obra literaria sino de que, si los participantes tienen un proyecto literario como un poemario, una antología de cuento, una novela, un guión cinematográfico o radiofónico, puedan encontrar los mecanismos para que se publique, ya sea a través de convocatorias o de autopublicación, que consiste en encontrar los medios propios para publicarse de manera digital o rústica.

«En el gimnasio literario, primero hay un autoanálisis en el que los participantes descubren qué tipo de escritores son, si son diurnos o nocturnos, si les gusta escribir en casa o en espacios públicos, si les gusta escuchar música o no, porque muchas veces ni siquiera sabemos el santuario que necesitamos para escribir. Mediante un diagnóstico personal, saben qué tipo de escritores son o quieren ser, luego viene el gimnasio en sí que consiste en un montón de ejercicios muy lúdicos, no es que vayan a hacer el gran texto con los aparatos del gimnasio, pero sí van a aflojar la pluma, van a encontrar qué los fortalece. Uno de los ejercicios consiste en ir a un café y describir el ambiente y a los comensales, pero rápido, es una escritura in situ. Otro es escribir inmediatamente cuando se despiertan, ni siquiera han puesto un pie abajo de la cama y escriben lo que se les venga a la mente. Otro ejercicio es llevar un diario, puede ser un diario de sueños o un diario de ideas o lo que cada quien quiera, pero el chiste es tener un cuaderno donde se hagan anotaciones periódicamente. Otro ejercicio es poner un disco completo, por ejemplo de Pink Floyd, y escribir durante la hora y cachito que dura el disco; hacer la disciplina de tener otro tipo de lecturas que no son precisamente literarias.

«Como somos un grupo, todos somos lectores beta de los otros; otro de los ejercicios que propongo es hacer una presentación de textos y que el autor reciba la retroalimentación de un lector beta, que le diga desde cosas muy técnicas como la acentuación o la puntuación, hasta cosas como: está padre lo que estás proponiendo pero este personaje es un poco ilógico, ¿por qué lo describes así?; esa lectura de un texto nuestro que a veces necesitamos.

«Muchas veces ya tenemos el plan de lo que queremos escribir pero nos falta no oficio sino colmillo, jiribilla y el gimnasio es una buena metáfora porque es el lugar al que vas a fortalecer tu capacidad de descripción, tu capacidad de diálogo, de crear atmósferas o de resolver conflictos, pero nada más es eso, una serie de aparatos que escoges para fortalecer lo que tú sientes que estaba flojo. Otra cosa es tu escritorio de escritor, donde ya vas a escribir tu obra.

«El taller está abierto para todo el público que tenga interés en tener un proyecto literario, no es necesario que sea escritor o que haya estudiado Letras. Está abierto para personas de 17 años en adelante y lo único que se requiere es que tenga ganas de escribir algo, de concretar la idea que tiene desde hace mucho tiempo horneándose, puede ser que ya esté avanzada o que solamente sea eso, una idea.

«El taller arranca el sábado 10 pero pueden entrar hasta dentro de 15 días, no pasa nada. Por ahora se proponen cuatro sesiones pero la idea es conformar un grupo para tener un taller permanente de escritura creativa y autopublicación. Para mayor información pueden escribirnos por Messenger a la página de Facebook de Aves y Moras».

 

 

 

 

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