Todo lo que se conoce es «de oídas». En realidad los únicos que tienen la película completa son Javier Duarte y Miguel Ángel Osorio.

Lo que ha trascendido es que el martes 11 de octubre el entonces aún gobernador de Veracruz recibió una llamada: El secretario de Gobernación lo invitaba a visitarlo en su oficina, pues tenían asuntos qué tratar.

Aquí cabe hacer mención que en fechas recientes se supo que el propio Javier Duarte había buscado una cita con el Presidente, o por lo menos con Osorio, y que nadie le tomaba las llamadas, nadie lo atendía. Es de suponer, entonces, que la invitación de Osorio le habría despertado suspicacias: «Algo quiere y no es preguntarme por mi dieta», pudo haber anticipado.

Javier Duarte tomó el avión del gobierno estatal (no el de Fidel Kuri, que sigue guardado) y viajó a la capital del país. Contrario a lo que suele suceder, ahora casi no lo hicieron esperar. Parecía haber prisa.

José Ureña, del portal «24 Horas», dice que Osorio le planteó la disyuntiva a Duarte: «Renuncia o cárcel». Lo que yo sé es que el trato fue especialmente afectuoso. Osorio le ratificó su amistad y le dijo que tenía instrucciones del Presidente (que, además, coincidían con su propia convicción) de ayudarlo, de protegerlo.

Y ahí fue donde se la soltó: «Pero cada vez nos resulta más difícil ayudarte mientras permaneces en el cargo. Un levantón más, un periodista muerto más y nos resultará imposible echarte la mano. Necesitamos que pidas licencia, que dediques todo tu tiempo y toda tu atención a fortalecer las denuncias contra Yunes Linares. Estando tú afuera nos será más fácil procesar esos expedientes y llevarlo ante la justicia».

Como garantía de sus palabras, Osorio le ofreció que propusiera a su sucesor para los próximos 48 días.

Javier Duarte anticipaba que le volverían a sugerir que pidiera licencia y llevaba preparados sus argumentos para mantenerse en el cargo hasta el 30 de noviembre, pero ante la contundente lógica y la propuesta de Osorio, esta vez decidió aceptar.

Entendía que no lo iban a castigar, y que estaba consiguiendo lo que siempre pretendió: empatar su situación con la de su enemigo, Miguel Ángel Yunes.

Osorio le pidió que se volvieran a reunir la noche de ese mismo día, para afinar los detalles de su salida. Sólo le pidió un favor al gobernador: «Que no trascienda, que no se filtre, eso es de vital importancia».

Javier Duarte retornó a Veracruz y se reunió con su esposa, con quien analizó la situación. Más tarde volvió a la ciudad de México y en la madrugada del miércoles (cerca de la una de la mañana) acompañado del propio Osorio Chong, se reunió en Los Pinos con el Presidente Enrique Peña Nieto.

Ahí le volvieron a asegurar que sería protegido y le informaron que ya estaba agendada una entrevista, en la mañana de ese mismo miércoles, en el noticiero de Carlos Loret de Mola, en Televisa.

«Ahí va a estar Bernardo Gómez (vicepresidente ejecutivo del Grupo Televisa y responsable de los contenidos en Noticieros), él te va a ayudar. Ahí se ponen de acuerdo. La entrevista será en el tono que te haga sentir más cómodo.

Cuando salió de su reunión con el Presidente, apenas tenía Javier Duarte un par de horas para llegar a las instalaciones de Televisa. En efecto, el alto ejecutivo de esa empresa lo estaba esperando y reunidos ambos con Carlos Loret acordaron los términos de la entrevista.

Al final Loret le sugirió que, respetando los temas acordados, le permitiera asumir una postura más severa, más crítica: «Si te trato en forma tersa no te estaré ayudando, es importante que el auditorio sienta que te estoy cuestionando con firmeza».

Duarte aceptó y sólo pidió que se incorporara al temario el reto a Miguel Ángel Yunes Linares para debatir en ese mismo escenario.

Todo se manejó con tal sigilo, que el propio Yunes Linares se enteró de la inminente licencia de Javier Duarte por el noticiero de Loret de Mola. Eso lo alarmó. El hecho de que nadie le hubiera anticipado dicha medida, y que Javier Duarte se haya atrevido a retarlo a un debate en una emisión con cobertura nacional, le hizo ver que en el acuerdo con la Federación podría estar de por medio su cabeza.

Fue por ello que no festejó que finalmente se diera lo que tanto había exigido, ni porque el mismo Duarte haya admitido que su licencia tenía como fin responder a las denuncias que presentó en su contra Yunes Linares.

No. El político oriundo de Soledad de Doblado, el jefe del clan Yunes-Márquez, optó por enviar una velada amenaza a Enrique Peña Nieto: «Tengo información que hará cimbrar al país, y la tengo bien resguardada, por si me pasa algo».

Este fin de semana se filtró la versión de que elementos de la PGR estarían tratando de ubicar a Javier Duarte, ante el temor de que emprendiera la huída. Si así fue, no les debió costar mucho trabajo dar con él. Se la pasó jugando en el Club de Golf de Xalapa, acompañado de sus amigos José Antonio Mansur y Gabriel Deantes.

 

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